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Temuco despidió a monseñor Vargas con una emotiva Misa de Exequias

EUCARISTÍA. Asistieron autoridades eclesiales, políticas y armadas, además de familiares y feligreses.
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Monseñor Héctor Vargas Bastidas (Q.E.P.D.), obispo de la Diócesis San José de Temuco, llegó hace nueve años a la Región desde tierras ariqueñas, y falleció el pasado lunes a los 70 años, tras dar una silenciosa batalla contra el cáncer, sin ver cumplido el sueño de una Araucanía reconciliada, cruzada personal que removió al mundo político, académico, étnico, gremial y social.

Su último adiós se realizó ayer en el templo Catedral de Temuco con una emotiva Misa de Exequias a la que asistieron el representante del Papa Francisco en Chile, la curia regional y parte de la nacional, además de familiares directos, dirigentes, feligreses y autoridades políticas y armadas.

Sus restos mortales quedaron sepultados en la cripta del templo Catedral junto al primer obispo de Temuco: monseñor Prudencio Contardo. En la cripta también yacen monseñor Alejandro Menchaca Lira y monseñor Sergio Contreras Navia. De este modo, es el cuarto obispo en quedar en este importante lugar sacrosanto y el primero que fallece estando en servicio episcopal.

DISCURSOS

Antes de la eucaristía que presidió el cardenal Celestino Aós Braco, arzobispo de la Arquidiócesis de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal, autoridades académicas, políticas, además de representantes eclesiales y familiares, ensalzaron su calidad humana y pastoral a través de discursos que repasaron cada una de las etapas de su vida.

Su sobrino, Jaime Vargas Collipal, lo recordó como un tío cercano, afable, comprometido con su labor y siempre preocupado de la unión familiar. Al término de la misa señaló que "estamos muy orgullosos de él porque era una persona alegre que amaba profundamente esta Región, dio lo mejor de sí, incluso con una enfermedad inesperada, trabajando hasta el final para intentar unir a La Araucanía".

Su formación Salesiana guió siempre los pasos en su camino episcopal, cualidad que fue destacada como una virtud por la hermana Ramona Soto, quien recordó el primer pasacalle que pidió realizar a la diócesis, actividad que transformó hace unos años el centro de Temuco en un colorido y festivo testimonio de fe, siendo los protagonistas las propias comunidades parroquiales. "Nos tuvo a todos de cabeza al comienzo, sin entender mucho qué era esto de carros alegóricos y comparsas (...)", recordó a modo de anécdota.

Lo propio hizo monseñor Bernardo Bastres, quien dijo que "fue un hombre de oración sencilla que tomó la espiritualidad salesiana. De San Juan Bosco aprendió el amor a la tierra, a las personas y al lugar. Era alguien que amaba las tradiciones y a sus hermanos", recalcó.

Su trabajo y entrega en el área educativa, siempre ligado a los jóvenes, fue otra de las cualidades destacadas en su rol de Gran Canciller de la Universidad Católica de Temuco. Su rector, Aliro Bórquez, reconoció el estrecho vínculo de colaboración que creó entre la casa de estudios y la diócesis, sumando su cruzada de paz por la Región.

Féretro recibió rogativa mapuche

RITOS FINALES. Representantes de la etnia regional realizaron oraciones en mapudungún ante el ataúd que salió y entró del templo con ovaciones.
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Durante toda la eucaristía se reconoció el fuerte y sensible nexo que estableció monseñor Vargas con el pueblo mapuche, una vez que llegó a la Región en calidad de obispo de la Diócesis San José. Por lo mismo, y en el marco de los ritos fúnebres finales, una vez que el ataúd dio la vuelta a la plaza Aníbal Pinto de Temuco, representantes del pueblo mapuche realizaron una rogativa en mapudungún justo antes de que el ataúd volviera a ingresar a la Catedral para ser enterrado en la cripta del templo. El solemne y simbólico momento fue en agradecimiento a su incansable labor y empatía con la deuda histórica que demanda el pueblo originario.

El féretro con los restos mortales de monseñor Héctor Vargas Bastidas (1951-2022) entró y salió ayer del templo Catedral de Temuco en medio de ovaciones de parte de transeúntes y asistentes a la Misa de Exequias.