Solucionar el conflicto y la reconciliación regional: la tarea y el legado de Vargas
MISIÓN. Los exintendentes Molina y Huenchumilla, rectores, además del gobernador Rivas y el alcalde Neira, destacaron su rol como facilitador del diálogo.
Solo un mes antes de que falleciera monseñor Héctor Vargas Bastidas (Q.E.P.D.), encontrándose incluso con su salud bastante deteriorada, pero de buen ánimo, citó en su casa a una reunión de trabajo a políticos, rectores y al representante del Centro Nansen.
Este hecho en particular demuestra que hasta el último momento, el obispo de Temuco, Héctor Vargas, puso en primer lugar las necesidades de la Región y su sueño de verla reconciliada.
Por lo mismo, exintendentes que fueron claves en su gestión de paz y diálogo (hoy el diputado Andrés Molina y el senador Francisco Huenchumilla), además del gobernador Luciano Rivas y el alcalde de Temuco, Roberto Neira, coincidieron en que el legado que deja es la tarea de seguir buscando una solución a este conflicto.
Todos estos actores políticos y líderes educativos lo acompañaron ayer en la Misa de Exequias.
LEGADO DE PAZ
El diputado de Evópoli, Andrés Molina, fue quien recibió al obispo de Temuco en 2013 cuando llegó desde la Diócesis de Arica. Al respecto recuerda que "no era el típico obispo al que uno estaba acostumbrado, era un ser humano cercano que al poco tiempo se convirtió en mi amigo".
Molina añadió que Vargas "removió a la Región y se involucró muy en serio, pese a los costos que esto conlleva. Nos deja el legado de continuar trabajando en conjunto con la sociedad civil para que no se pierda esta verdadera política de Estado que construyó. Sin duda que a pesar de que la violencia ha aumentado, hoy día estamos más cerca de lograrlo".
El senador Francisco Huenchumilla (DC) también confiesa que terminaron siendo muy cercanos y al respecto recuerda que "lo conocí en Enade cuando se produjo ese escándalo, luego que hablé de las forestales (...) con el tiempo me pareció que, a pesar de ser de otra región, captó muy esencialmente el conflicto de La Araucanía y sintió que teníamos una sociedad fracturada, por lo tanto, hizo muchos esfuerzos para juntar a los distintos sectores. De hecho, hubo encuentros que no se habían producido por muchos años. Se compenetró tanto con este conflicto que nos divide que se convirtió en su propia misión y legado", aseguró el congresista.
El gobernador Luciano Rivas, quien lo conoció en su labor en la Multigremial, cuenta que "este trabajo de reconciliación y paz siempre fue tema de conversación entre nosotros y su misión personal hasta el último día (...) El obispo Vargas fue un artesano de la paz y una persona comprometida con el reencuentro regional, por eso se fue recibiendo este tremendo cariño transversal y nos deja un trabajo grande desde el punto de vista de su legado, ya que muchas veces sentía que la política no lo acompañaba como hubiese esperado. En la última reunión que tuvimos a fines de enero nos dijo no nos cansemos de buscar los acuerdos y la paz. Y en este desafío sabemos que las voluntades están, pero muchas veces es la política la que no está a la altura".
El alcalde de Temuco, Roberto Neira, relevó el trabajo que estaba realizando el obispo Vargas con el Centro Nansen, señalando que "se nos va una persona que se preocupaba mucho de la Región y abrió un espacio al diálogo convocando a los rectores para que se sumasen a este proceso que tanto queremos. Encontrar la paz, la convivencia y el diálogo son, sin duda, su gran legado", consignó el jefe comunal.
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"Removió a la Región y se involucró muy en serio. Nos deja el legado de continuar trabajando en conjunto con la sociedad civil para que no se pierda esta política de Estado que construyó".
Andrés Molina,, diputado EVO
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"A pesar de ser de otra región captó el conflicto de La Araucanía y sintió que teníamos una sociedad fracturada. Hubo encuentros que no se habían producido por muchos años".
Francisco Huenchumilla,, senador DC