Correo
Nombramiento
Todos lo han hecho, no sé si sea bueno o malo, conveniente o no, no estoy seguro que sea lo mejor en nuestra política internacional, pero desde que volvió la democracia en 1990, los presidentes siempre han nombrado en Argentina embajadores con un carácter político, algunos con más peso político y expertiz para el cargo y otros con menos, pero siempre personeros de confianza política del presidente de turno en desmedro de personas de reconocida carrera funcionaria o de profesionales de la diplomacia que en Chile hay varios y buenos. Por eso no nos debe extrañar el nombre de la inminente designación que se filtró ayer para la embajada de Chile en Buenos Aires.
Lo que sí sorprende es el doble estándar de nuestra clase política. Este presidente, y los anteriores (pero hoy nos preocupa éste), señaló a todos los vientos que las embajadas no podían convertirse en premios de consuelo para candidatos derrotados ni para amigos políticos, sino por el contrario que lo deseable es la promoción de embajadores de carrera, y no "a la carrera" como pareciera ser esta designación. No se trata de cuestionar los atributos de Bárbara Figueroa para el cargo, por lo menos para mí, por ahora no es el tema, aunque alguien legítimamente lo haga, sino constatar la dificultad de nuestros gobernantes de honrar su palabra, o lo que es peor, establecer un estándar ético en esta materia.
Algo similar ocurrió con los famosos retiros de los ahorros de las AFP. Cuando el gobierno anterior se oponía a la medida, por considerarla una mala política pública, la oposición, poseída de una verdad revelada, acusaba al gobierno de los peores cargos imaginables en la administración del Estado. Pero ahora, que sectores del parlamento quieran insistir con un cuarto (en realidad, "quinto") retiro de los fondos de pensión, el presidente y sus ministros, antes en la oposición, manifiestan exactamente lo mismo que antes tanto criticaban al gobierno. Claro, argumentan que los contextos son distintos… ¿Hay un jurado que establece la cualidad de los contextos o es la propia verdad revelada que a algunos parece gobernar sus conciencias lo que hacen estimar una u otra cosa?
Nuestra clase política ha perdido toda credibilidad, o quizás sea yo el que dejó de creerles. Piñera designó hace unos años atrás a su propio hermano Pablo en la embajada de Argentina, no alcanzó a asumir, afortunadamente, dado el escándalo que este acto de nepotismo produjo; recuerdo también el fugaz paso por la sede diplomática de Miguel Otero; en otro momento designó a Adolfo Zaldívar, como premio de consuelo y supuesta señal hacia un sector de la Democracia Cristiana, un pastel; Frei, Lagos y Bachelet nombraron puros amigos, algunos meritorios y otros no tanto, la mayoría derrotados en las urnas en alguna elección previa.
Parece que otra cosa es con guitarra, dicen las viñetas periodísticas de la prensa política, pero en estos días inaugurales de este gobierno, al menos en temas de coherencia discursiva y praxis de gobierno, la guitarra suena sin duda aún muy desafinada.
Rodrigo Reyes Sangermani
La Hora del Planeta
En tiempos que la crisis climática se nos hace cada día más evidente y que la ciencia nos ha alertado que la única posibilidad de revertirla pasa por un esfuerzo urgente y coordinado a escala mundial, no podemos descansar en el intento de sumar voluntades y compromisos concretos de acción climática.
En ese contexto La Hora del Planeta, iniciativa global convocada por WWF que nos invita este sábado 26 de marzo a apagar las luces y otros consumos de energía durante una hora, si bien constituye un reducido aporte directo a la solución del problema, contribuye enormemente a seguir creando conciencia para que podamos aspirar a ganar la difícil carrera contra el cambio climático, sobre todo si al hacerlo convocamos a nuestras familias, empresas, organizaciones y comunidades.
Alfonso Díaz
Comunistas
El objetivo final de los comunistas es la toma del poder total. Para lograrlo utilizan las armas de la democracia, la violencia revolucionaria y el terrorismo.
Ellos tienen muy claro que para alcanzar el éxito en tal empeño es condición sine qua non destruir o neutralizar a las Fuerzas Armadas y a Carabineros. Para ello utilizan el "discurso de los derechos humanos" -¡quienes han hecho de la falta absoluta de libertad y la violación sistemática de los derechos humanos una práctica cotidiana!- con el que inhiben a las autoridades de gobierno para usar la violencia física legítima del Estado a fin de mantener el orden público y resguardar el Estado de Derecho. Por otra parte, a fin de destruirle la moral a los miembros de tales instituciones, se valen de la persecución política en sede judicial prevaricadora contra quienes se vieron obligados a enfrentar la violencia subversiva y terrorista de fines del siglo pasado.
Lamentablemente, para esto último, han contado con la complicidad activa o pasiva de los sectores políticos de derecha y socialdemócratas.
Adolfo Paúl Latorre