Sanas conductas tras el volante
Las calles de Temuco y la Región requieren de conductores prudentes, respetuosos de la normativa y conscientes de la responsabilidad que involucra guiar un vehículo. A diario en Temuco se registra una serie de colisiones que podrían evitarse con mayores grados de prudencia y responsabilidad al volante.
Un estudio elaborado en plena pandemia por el Ministerio de Transportes daba cuenta del aumento en las velocidades de desplazamiento de los vehículos en las áreas urbanas del país, tras la llegada del coronavirus y el inicio de las medidas de confinamiento que buscaban aminorar los contagios. Esto, en términos simples, significaba que al haber menos automóviles en las calles los conductores tendían a desplazarse a velocidades más altas, lo que, lamentablemente, incidía en el mayor número de accidentes de tránsito.
Si bien el panorama en los últimos dos años cambió, ya que hoy no hay cuarentenas que impidan la circulación de las personas, lo cierto es que es preocupantemente habitual ver a vehículos desplazándose a velocidades por sobre las permitidas al interior del área urbana de la ciudad. A ello hay que agregar que tras el retorno masivo a clases durante las primeras semanas de marzo, Temuco se ve inundado a diario de vehículos, lo que genera congestión y aumenta la accidentabilidad.
A este complejo escenario se deben sumar también las características propias del invierno, con días de baja visibilidad, además de calles mojadas y resbaladizas, lo que complejiza aún más el escenario por donde se desplazan los automóviles, lo que a todas luces repercute en un mayor número de accidentes.
Ejemplo de ello son los registrados en las últimas jornadas en las rutas de La Araucanía, donde una colisión en la ruta Freire-Villarrica dejó a dos víctimas fatales, o bien la decena de eventos que semanalmente se registran en la capital regional, varios de ellos en el día de ayer.
De ahí que sea necesario volver a insistir en que guiar un vehículo motorizado requiere, además de habilidades técnicas, altos grados de responsabilidad ciudadana, toda vez que se trata de una acción que se desarrolla en el espacio público y en la que de no mediar el respeto irrestricto a la normativa y el cuidado que indica el sentido común, se puede generar daños a las personas.