Pintor Fernando Allende rescata en su obra la alegría de vivir
GIRA POR EL SUR. El conocido "pintor de la cueca brava" estuvo presente en parte de la gira de exposiciones de su obra que la Ufro está desarrollando en colegios de las regiones de La Araucanía y Los Lagos.
Se dice que hay tantas cuecas como chilenos hay para bailarla, pero solo un pintor se atrevió a sentirla, ponerle color y retratarla.
Porque si bien es cierto que Fernando Allende Bellido es un conocido artista plástico de la penúltima generación, solo cuando descubrió que la cueca brava es la imagen del pueblo y su alegría, se dispuso a retratrarla.
Así, el imprevisible resultado de varios años de producción artística registrando los ambientes cuequeros de la capital, resultaron en una colección de obras de las cuales -un centenar de ellas- por iniciativa de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de La Frontera, a través de su Departamento de Vinculación con el Medio, fueron trasladadas al sur donde están siendo distribuidas en varios montajes que abarcan las regiones de La Araucanía y Los Lagos, que ya contaron con una primera visita de su autor.
Ya en Temuco, el pintor asistió invitado por la Fesch a la muestra realizada en la Escuela Artística Armando Dufey, de Temuco, y en las escuelas de San Ramón y Metrenco, de Padre Las Casas, en tanto se preparaban montajes en Lautaro, Victoria y se despedía en Lonquimay.
de la Aguirre Cerda
En sus agitados dos días de permanencia en Temuco, Fernando Allende se mostró como uno más de los trabajadores del arte de este país que nada más viven de sus fuentes de inspiración, en este caso los ambientes en donde el chileno se libera de tensiones sociales y políticas y da rienda suelta a sus pasiones "para hacer bailar el alma".
En la cueca brava fue donde Allende descubrió su pasión que antes manifestaba a través del grabado y el cómic, expresados gracias a sus conocimientos de arte adquiridos en la Universidad de Chile.
Allende nació hace 70 años en la emblemática comuna de Pedro Aguirre Cerda: se licenció en Artes Plásticas, mención Grabado, en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile. "Pero como soy cómodo no me gustó armar el taller de grabados. Era complicado y yo no estaba para eso, por eso preferí el dibujo y la pintura que son más directos".
Cuenta que aunque era muy hiperkinético, podía pasar horas tranquilo dibujando. "Además tuve la suerte de tener un tío dibujante publicitario, con una colección de cómics norteamericanos de los años 40 y 50 y muchos libros de arte. Aquella fue mi primera formación y él me enseñó las primeras bases del dibujo".
Su paso por "Trauko"
Le resulta difícil precisar si es pintor o dibujante y prefiere ser considerado ambas cosas, aunque la primera referencia pública de Fernando Allende surgió en el desaparecido cómic nacional "Trauko".
"Trabajé para la revista Trauko en los años 80. Nos metían susto, que iba a llegar la CNI y nos iban a matar a todos. Yo ya tenía mi formación en el cómic, pero un día Mario Rojas (creador del grupo De Kiruza) me presentó a los directores de la revista. El se hizo mi guionista y yo su dibujante, comenzando con una historieta que llamamos Santiago Blues".
Allende recuerda que aunque había buenos dibujantes eran tiempos difíciles para el cómic y las publicaciones contestatarias. "Entonces admiraba a Hernán Vidal, Hervi, autor de La Chiva y El Supercifuentes (un héroe volador, semipelado, que siempre terminaba preso). Hubo dibujantes íconos en aquellos años…".
donde el Huaso
Henríquez
Allende recuerda que conoció a Mario Rojas cuando hacía clases en el Taller 619, ubicado en Monjitas con Miraflores. "Era una casona inmensa, de tres pisos, de la pintora Inés Puyó, que arrendaba talleres para artistas. Era en los tiempos que hacía ayudantía y nos echaron a todos los ayudantes de la Universidad.
"Al 619 me llevó el Bororo. Flaco, me dijo, ven a hacer clases. Mario Rojas era el director de ese lugar y ahí lo conocí y fuimos amigos. Un día me invitó donde El Huaso Henríquez, un lugar donde se juntaban los cuequeros míticos, el Nano Núñez, El Baucha, el Ciego Aladín… Eran todos geniales.
"Allí enganché al tiro porque era puro baile, lindas niñas y se pasaba muy bien, Me entusiasmé tanto que le propuse al Huaso Henríquez pintar un mural. No me podía pagar pero me compraba las pinturas y tenía allí el almuerzo y el copete diario. Llegaba a las dos de la tarde, pintaba hasta las 6 y media. Se abría el local a las 7 y me quedé mes y medio allí bailando cueca. Lo pasé bomba…".
el encanto del paisaje
De las pinturas que no corresponden a aquella época bulliciosa, se aprecian también otros temas algo más místicos y hasta románticos, que corresponden a otras experiencias del pintor.
"El paisaje me ha encantado desde siempre, y tengo esa vena también esotérica y mística, pero no me trago cualquier cosa tampoco. Por eso fue que Carlos Castaneda me alucinó desde cuando un amigo me dio el libro "El don del águila"…".
Su pintura la denomina expresionismo figurativo. "No es una cosa académica sino una expresión. Puede haber expresionismo abstracto sin figuras sino manchas y colores, impresionismo, surrealismo y esas cosas… Lo mío lo llamo expresionismo figurativo porque hay figuras".
Aunque de su paso por el cómic ya ha corrido mucha tinta, aún mantiene una fuerte influencia de esta técnica en sus obras. "Eso lo tengo metido ya en la sangre y me sale a cada rato. Sigo con mis monos creados a partir de mi imaginación, del color, del baile y la alegría. La onda trágica no va conmigo…".
En conclusión, Fernando Allende rescata la alegría de vivir…
"¡Eso es lo que yo pretendo! No sé si será mucha alegría pero es lo que me gusta expresar, lo demás no me interesa. Trabajo mucho al natural, es decir, lo que veo porque eso me nutre. Uno no es una máquina de crear, es humano, de repente simplemente no encuentro qué hacer y tomo todo y me voy a la naturaleza, dibujo o pinto lo que veo allí… tal cual, sin saltarme nada y lo más honrado posible...".