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y acompañado de un socio llamado Alfredo Palacios, el hombre en cuestión decide que la mejor manera de seguir de juerga es acudir a la casa de un matrimonio conocido el cual había vendido recién unos animales.
Según explica una crónica de El Austral, los sujetos se presentaron en la casa de Fidelina Lagos Caresga y de su esposo Eusebio Salamanca Fuentealba con la intención de robarles pero al parecer - como estima el director del documental - la situación se les fue de las manos y terminan apuñalando a la mujer y su marido con las consabidas consecuencias.
Antes de fallecer, doña Fidelina le habría comentado a las personas que llegan hasta su domicilio para asistirla que había logrado identificar plenamente a uno de sus atacantes. Así surge el nombre de Emilio Inostroza. De esta forma se convierte en el primer detenido por el crimen. Al día siguiente, en la comuna de Vilcún, Alfredo Palacios es atrapado por Carabineros y comienza un gallito de culpabilidades. Uno acusa al otro de ser el autor material del doble homicidio.
Lo cierto es que la condena se torna inevitable e Inostroza no logra zafarse del brazo fuerte de la justicia. Ni una sola de las múltiples solicitudes presentadas en su nombre para que le fuera revocada la pena da resultado.
Dos años después es llevado al paredón o a un banquillo instalado en la cárcel de Temuco, lugar donde es ultimado por un grupo de ocho fusileros y sin una venda puesta sobre los ojos, porque Inostroza pide expresamente no usarla, lo que - sin duda - le daría un mayor dramatismo al momento.
Las horas previas a su fusilamiento es acompañado por su esposa y su cuñada, ambas dentro de la celda donde le toca aguardar su ejecución; lugar al que también llega un sacerdote que ora por él después que se despide con emotivos abrazos de sus familiares.
Antes de morir, y en presencia del redactor que escribe la nota para el diario, Inostroza redacta un poema titulado "Solo tengo que verme con Dios", el cual trasciende y hoy forma parte de la animita que recibe a los visitantes en ese lugar del camposanto de Temuco, y poema que se habría convertido hasta en canción, según relata un vecino del condenado.
MEMORIA Y PATRIMONIO
Setenta y nueve años después de este fusilamiento, Marcelo Cuevas cree que si el caso de Inostroza hubiese ocurrido hoy el desenlace pudiera haber sido muy distinto, porque luego de leer su expediente, asegura, todo indica que jamás existieron pruebas concluyentes para sustentar una condena tan fuerte. Inostroza sí tenía antecedentes delictuales menores, mientras que su cómplice tenía a su favor una irreprochable conducta anterior por lo que solo recibe presidio perpetuo.
Son cinco años los que lleva trabajando en este proyecto el director de La Máquina Films, tiempo en el que ha entrevistado a 50 personas para articular este relato documental, de las cuales ha filmado a menos de la mitad, la mayoría de las cuales corresponde a testimonios. El resto son un cura, un pastor, un vecino de Inostroza de 93 años y profesionales que analizan la historia desde las veredas del derecho o la psicología.
"Yo me considero un creyente - comenta el realizador - y desde ese lugar puedo entender que existan mártires y personas declaradas santas por la iglesia por razones que se ajustan a vidas ejemplares. En este caso, me llamó poderosamente la atención que las personas depositaran su fe en un condenado y fusilado por un doble homicidio. Eso no me cuadraba y me condujo con gran interés a redescubrir esta historia, siempre desde el punto de vista de la fe y de la creencia popular".
Cuando está próximo a cumplir 30 años desde que entrara a estudiar la carrera de realización audiovisual, Marcelo Cuevas se apresta a dar continuidad al esfuerzo que emprendió en 2005 por registrar historias locales, por resguardar la memoria y proteger el patrimonio regional, una línea de trabajo que ha seguido con pasión y que hace poco le significó su primer reconocimiento en la cuarta edición del Cuarto Festival de Cine de Puerto Montt, donde recibe el Premio "Raul Ruiz" en la categoría documentales, por la producción "Esto es Spitfire" que recuerda cómo una banda temuquense amplifica su sonido al ser elegida para telonear a Metallica en su debut en Chile en 1993.
Para este nuevo documental, Cuevas cuenta con el apoyo de su equipo de base, el cual está conformado por la productora, Evelyn Montano Bravo; el montajista César Valencia, y el sonidista y músico Patricio Chico. A ellos se suma Francisca Sepulveda, en el diseño gráfico y Paulina Vergara como encargada de difusión. Pero hay dos incorporaciones más. "Hemos integrado al actor Rodrigo Bórquez para generar algunas recreaciones a modo de ficción y el cantautor Juanjo Montecinos, que aportará la canción original que se llama El triángulo de la muerte".
De esta manera se acerca el estreno de "Emilio que estás en el Cielo", un documental inédito que debería estar terminado en agosto de 2022 y en condiciones que comenzar su periplo por festivales y salas de cine, aunque el sueño del director estrenarlo, ojalá, en el barrio del cementerio.
Lo cierto es que pronto llegará a la audiencia esta historia que presenta a un "santo popular" y a un ser humano que durante sus años de reclusión se convertiría en un reo ejemplar, un hombre que formaliza su oficio de talabartero, que se casa con su novia y que envía dinero constantemente a su familia, un caso de rehabilitación que recuerda a otra historia, a la del "Chacal de Nahueltoro", aunque - como expresa Marcelo Cuevas - ese crimen fue mucho más alevoso que el relacionado con Inostroza.