Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
  • Espectáculos

Lagos: "Ninguno de los dos textos que puedan resultar del plebiscito logrará consenso"

OPCIÓN. Exmandatario envió carta en la que desafía al mundo político a "continuar el debate hasta encontrar una Constitución que interprete a la mayoría" .
E-mail Compartir

El Austral

Un día después de que el Presidente Gabriel Boric recibió la propuesta de texto constitucional de la Convención y firmó la convocatoria al plebiscito del 4 de septiembre, su antecesor, Ricardo Lagos, compartió una carta en la que afirmó que, sin importar la opción que gane el referéndum, el mundo político debe seguir en la búsqueda de un texto que una al país.

"Chile merece una Constitución que suscite consenso y como ninguno de los dos textos que puedan resultar del plebiscito está en condiciones de lograrlo, el desafío político es continuar con el debate constitucional hasta alcanzar una Constitución que interprete a la mayoría de chilenos y chilenas", afirmó quien fue jefe de Estado entre 2000 y 2006.

"Las constituciones necesitan de general aceptación y a sus reglas acudimos para salvar nuestras diferencias. Una constitución no puede ser partisana. Solo así, discutiendo dentro de la Constitución y no acerca de ella, los países cambian en el marco de una razonable estabilidad", recalcó Lagos.

"El proceso constituyente en el que hoy estamos embarcados no terminará el 5 de septiembre, al día siguiente de que sepamos el resultado del plebiscito de salida, porque las dos alternativas en juego están lejos de convocar a la gran mayoría ciudadana", añadió en su carta.

Para el expresidente, "la Constitución vigente tampoco logra concitar ese apoyo, pues se utilizó el poder de veto de sectores partidarios del Estado ausente o subsidiario cada vez que se buscó reformarla".

Propuestas de cambios

Lagos insistió en que el país "merece una Constitución que más temprano que tarde nos permita dejar de debatir acerca de ella para convivir dentro de ella. Y porque ninguno de los dos textos que puedan resultar del plebiscito del 4 de septiembre está en condiciones de lograrlo, estoy convencido de que el desafío político relevante es encontrar la manera de abordar la continuidad del debate constitucional hasta alcanzar un texto capaz de concitar un alto grado de aceptación ciudadana".

"Si gana el Apruebo, se debe abrir el debate para incorporar mejoras en el texto. Si gana el Rechazo, lo logrado por la Asamblea Constituyente no podrá dejarse de lado, pues hay elementos muy rescatables en su propuesta, que debieran ser incluidos en cualquier Constitución que se escriba en el futuro", precisó.

"En caso de que gane el Rechazo habría que rebajar el quórum para reformas constitucionales; eliminar las leyes orgánicas constitucionales y de quórum calificado y suprimir el control preventivo de oficio y del Tribunal Constitucional; poner término a los vestigios de Estado subsidiario que permanecen en la Carta Fundamental actual y consagrar el Estado social y democrático de derechos; incorporar derechos económicos y sociales, siguiendo sustancialmente la propuesta de la Convención; asegurar la igualdad entre el hombre y la mujer; reconocer a los pueblos originarios, respetando y valorando sus tradiciones, idioma y cosmovisión y reconociéndoles un ámbito de razonable autonomía", detalló.

Añadió que "de triunfar el Apruebo, en cambio, habría que devolver el nombre del Poder Judicial equivalente a los otros dos poderes Legislativo y Ejecutivo a sus temas de administración de justicia y cambiar la integración y las facultades del Consejo de la Justicia; eliminar la iniciativa parlamentaria en las leyes de concurrencia presidencial; reformar el sistema político regulando a los partidos y sentando las bases del sistema electoral; revisar a fondo el rol del Presidente de la República y del llamado bicameralismo asimétrico; corregir el diseño del Estado Regional, especialmente en fuentes de financiamiento y autonomía presupuestaria y revisar el exceso de organismos autónomos a nivel constitucional, que perfectamente pueden ser regulados a nivel legal".

Boric: "MEJORAR EL TEXTO"

Al mediodía de ayer, ya conocidas las reflexiones de Lagos, el Presidente Boric sostuvo que su antecesor "pone dos escenarios que son para mí bastante claros. Es el pueblo el que tendrá que decidir. En un caso habrá que depender del veto histórico que ha ejercido la derecha, donde ya algunos parlamentarios y algunos dirigentes decían que no creen en una nueva Constitución, y en el otro se pueden hacer reformas que mejoren el texto, como yo he visto la disposición de la mayoría de los actores políticos".

"Él señala algunos aspectos que cree que se deben mejorar. Yo lo que he visto es disposición de la mayoría de los actores políticos para mejorar el texto y por lo tanto me parece bien, lo tomo como un aporte importante al debate, más aun proviniendo de quien viene, el expresidente Lagos, y no me cabe ninguna duda de que él va a seguir aportando en esa dirección", destacó.

Reacciones de todos los sectores

E-mail Compartir

Conocida la carta, desde todos los sectores surgieron reacciones. El senador Jaime Quintana (PPD) afirmó que "expresa un sentir mayoritario de los chilenos". El presidente de RN, Francisco Chahuán, planteó que Lagos "se ha dado cuenta de que la propuesta no es una casa para todos". El líder de Amarillos por Chile, Cristián Warnken, expuso que "ha dicho que esta Constitución no logra generar el pacto social que el país necesita"; y el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, dijo que "el texto de la nueva Constitución es lejos lo más democrático en la historia de nuestra República. La política de los consensos dañó a todo Chile con años de abusos e injusticias".

Carlos Peña

La palabra de Lagos

E-mail Compartir

¿Qué pudo mover al expresidente Lagos a escribir la carta que fue conocida ayer, apenas horas después de concluir la Convención?

El expresidente Lagos tiene, como pocos, una conciencia clara acerca de su rol. Los sociólogos llaman rol a una posición social de la que se siguen determinadas expectativas de comportamiento. Y distinguen entre la subjetividad de la persona y las expectativas de rol que, si es consciente de su deber, debe cumplir.

Pues bien. Ricardo Lagos -esta es una de sus principales virtudes- sabe que cuando se llega a sus alturas la subjetividad debe desaparecer o, si se prefiere, debe dar paso a las expectativas de rol. No es lo que él quiere lo que dirige su conducta, sino lo que debe a la luz del rol que el tiempo y la circunstancia le han asignado lo que orienta su comportamiento.

Es entonces erróneo leer o intentar comprender, o describir, la reciente carta que él ha dado a conocer como si ella fuera fruto del cálculo, de la oportunidad o una forma de tomar venganza de esa selfie con la que Boric lo sorprendió, porque en realidad lo más probable es que se trate de una opinión reflexiva y largamente meditada.

¿Qué dice la carta de Lagos?

Desde luego dice lo obvio. Que ni la propuesta que la Convención elaboró, ni la carta constitucional en actual vigencia, suscitan consenso o eso que los antiguos romanos llamaban concordia, ese estado social en que hay convergencia acerca del puñado de reglas que conducen la vida compartida. Y entonces lo que el expresidente arguye es que habrá que darse a la tarea, fuere cual fuere el resultado del plebiscito, de continuar el diálogo constitucional.

Alguien podrá decir -ya hay comentaristas apresurados que lo han dicho- que lo de Lagos fue una maniobra dilatoria, una forma de eludir la toma de posición frente a un asunto urgente del espacio público. Pero decir eso -decir que Lagos se las arregló para eludir un comportamiento- es no comprender que quien habló en esa carta no fue la subjetividad de Lagos, no fue la posición política de Ricardo Lagos o su historia, la que trazo esas líneas sobre el papel: fue el rol de expresidente que tal como Lagos lo comprende atiende no a lo que él quiere o su historia le indica, sino a lo que él piensa, tomando incluso distancia de sí mismo, es mejor para la comunidad política.

¿Y qué es lo mejor para la comunidad política en opinión del expresidente?

Desde luego, él piensa que la unidad de la comunidad política -la noción de Estado Nacional, nada menos- no debe ser desmedrada y no cabe duda que para él la idea de plurinacionalidad, una de las ideas más sorprendentes e inéditas del texto constitucional que se propone, no resulta razonable. Lagos cree que la construcción del Estado Nacional es una de las características que distingue a Chile en el contexto regional, la capacidad de haber establecido una institucionalidad de esa índole, es en su opinión, como en la opinión de la historiografía más clásica que él ha leído desde siempre, una de las ventajas de Chile en el contexto regional. Y no cabe duda que él piensa que relativizarla es dañino para el futuro de la comunidad cívica.

Hay, por supuesto, otros aspectos de la propuesta que a la luz de su carta deben ser mencionados. Y son tantos que es difícil pensar bajo qué condiciones el expresidente llamaría a aprobar la propuesta. Basta enumerar las más notorias: la ausencia del poder judicial, la iniciativa parlamentaria en las leyes de concurrencia, el sistema de partidos, corregir el diseño del Estado regional, son solo algunas de sus objeciones al texto de la Convención.

¿Cambiará Ricardo Lagos su punto de vista en los dos meses que vienen, los meses de campaña?

Lo más probable es que no. Sus opiniones son demasiado sustantivas y se asoman seriamente reflexivas para que ello ocurra, motivo por el cual la subjetividad del expresidente seguirá subordinada al deber que impone el rol histórico que él cumplió y al que ahora, incluso retirado de la política activa, ha decidido seguir siendo fiel.