Los organismos internacionales reconocen que Chile es uno de los países donde se han aplicado mayores medidas antitabaco. La primera modificación a la Ley de Tabaco Nº 19.419 se realizó en el año 2006, cuando se reguló la publicidad en los productos, permitiéndose únicamente en los puntos de venta.

En marzo de 2013 se aprobaron otras modificaciones, con la prohibición de fumar en todos los espacios cerrados de libre acceso al público (restaurantes, recintos deportivos, bares, pubs y discotecas); prohibición absoluta de publicidad; y se implementaron las advertencias de consumo en los productos. También se ha aumentado el impuesto al cigarrillo, hay prohibición de venta a menos de cien metros de los colegios, advertencias en las cajetillas para mostrar el daño que provoca, prohibición de todo tipo de publicidad del tabaco, así como la promoción de su consumo, y se limitó la aparición en TV de personas fumando, en horarios para menores.

Pero si bien en Chile la carga tributaria a este producto es de 82%, esto ha estimulado el contrabando. El comercio ilegal de cigarrillos ha crecido cuatro veces en los últimos cinco años, de acuerdo con un estudio de la Cámara Nacional de Comercio, con pérdidas para el Fisco de 300 millones a 400 millones por evasión tributaria.

De acuerdo con informes del Ministerio de Salud, el 18% de todas las muertes producidas en el país puede ser atribuible al consumo de cigarrillos, siendo responsable de más de 20 mil infartos y hospitalizaciones por enfermedades cardíacas. Además, el impacto económico que representa el tabaquismo es alto, ya que cada año se destinan cuantiosos presupuestos para tratar problemas de salud asociados a su consumo.

Toda la política aplicada ha contribuido a lograr avances en el tema. Por ejemplo, la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados ha resuelto el problema de los llamados fumadores pasivos y ha obligado a los consumidores a respetar más a los no fumadores. No obstante estos avances, en Chile el tabaquismo sigue siendo un gran problema, no solo de adicción sino también de salud, por los cuantiosos presupuestos que deben destinarse para abordar las enfermedades de los adictos.

El camino de las mujeres en la sociedad patriarcal nos es cuesta arriba. La historia cuenta acontecimientos que develan mujeres luchadoras, organizadas en diversos espacios y momentos, para promover motivaciones y derechos. Y pese a que permanentemente somos invisibilizadas, continuamos aportando en diversas áreas: literatura, música, medicina tradicional y ancestral, en la academia, el activismo, la política, la artesanía, las dirigencias vecinales, comunales, rurales, deportivas, entre tantas otras. Escenarios tradicionalmente masculinos, poco empáticos con quienes que se atreven a introducirse en ellos, y que reclamando el mismo respeto otorgado a los hombres. Sin ir más lejos, lo dicho por la ministra del Interior, Iskia Siches Pastén, a los diputados de oposición en el debate de prórroga del Estado de Emergencia "(…) parece que a algunos se les olvidó o se pegaron en la cabeza (…)", recibiendo desproporcionadas críticas, tanto de quienes integran la cámara, como de las RRSS, donde se le denosta por todo; desde su vestimenta, hasta comentarios racistas acerca de su procedencia. Ella pidió disculpas. En este contexto nos preguntamos por qué las reacciones de la audiencia son diferentes cuando "el desaguisado" lo realiza un hombre. Como olvidar al expresidente Piñera cuando bromeo ante una importante audiencia, a la que invitó a jugar un entretenido y sencillo juego: (…) "Todas las mujeres se tiran al suelo y se hacen las muertas, y todos nosotros nos tiramos encima y nos hacemos los vivos. Qué les parece muchachos". Carcajadas del público que acompañaba el acto en Linares. Ejemplos que dan cuenta que los dichos y haceres de las mujeres en la política tienen efectos diferentes, y muchas veces pueden ser castigados.

Desde una mirada de derechos recordamos que los Estados parte la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), de la que Chile forma parte, acuerdan en su artículo 7 que tomarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la vida política y pública del país, y en particular, garantizar a las mujeres, en igualdad de condiciones con los hombres votar, participar en formulación de políticas gubernamentales y en organizaciones y asociaciones no gubernamentales.

Necesitamos un país con más mujeres en política. También queremos mujeres mapuche que nos enseñen a construir relaciones interculturales en este espacio. Abogamos por incorporar todas las diversidades a esta esfera, para garantizar un lugar que incluya todos los temas que sustentan nuestra cotidianidad. Ello posibilitará acercarnos a una sociedad justa y amable, donde seamos respetadas y vivamos libres de todas las violencias, aportando a su construcción en mejores condiciones; sin pedir disculpas.

Lucy Ketterer Romero,

seremi de la Mujer y la Equidad de Género, Región de La Araucanía