"Una nueva Constitución es una meta del actual Gobierno, no de la ciudadanía"
Después de cuatro años de independencia partidista, habiendo estado previamente cerca de 30 años en la DC, el consejero regional Ricardo Herrera Floody, tiene otra vez casa política.
Acaba de firmar por el partido en formación Amarillos Por Chile, siendo uno de los 100 militantes fundadores. De los 20 cores de La Araucanía es el único que firmó por la futura colectividad, la cual nació como una instancia conformada por ciudadanos de centro y centroizquierda para influir en el proceso constitucional desde la vereda del Rechazo.
De este modo, el denominado core de la costa, se integra al equipo regional del futuro partido, junto al diputado Andrés Jouannet (asumió la vicepresidencia), y el exparlamentario Eugenio Tuma (asumió a presidencia del Tribunal Supremo).
-En retrospectiva y dado el actual escenario por el que atraviesa la DC. ¿Fue acertada la decisión de abandonar la DC?
-En su momento renuncié porque era un matrimonio mal avenido. Había un divorcio entre lo que yo pensaba y lo que hacía mi expartido. Ahora en retrospectiva fue acertada mi decisión porque en la DC hay dos partidos antagónicos, uno de centro y otro de izquierda. Si ni siquiera hay consenso en algo tan básico como es la Constitución.
-¿Cree que debieran separarse?
-Sería lo más honesto para no seguir con una convivencia en donde se han ido fagocitando estas dos almas que no conviven. Pero es una decisión de ellos.
-¿Qué le atrajo de los Amarillos para volver a militar?
-Me atrae que sea un partido prudente y claro en sus planteamientos. También me gusta que lo integren personas inteligentes y visionarias, porque en la actualidad el país está apagando incendios en materia política. Aquí, en cambio, hay un grupo de personas que tiene sueños y una mirada largoplacista. Lo otro que me seduce es que sea un partido que está planteando la evolución de las cosas y no una revolución o medidas de fuerza. Estoy con los Amarillos porque es un partido que habla claro, pero con prudencia.
-¿Usted tocó la puertas o lo invitaron?
-Me invitaron. Me llamó Eduardo Jara, quien fue el secretario de Lagos. Y en el último proceso electoral me nombraron representante legal de la campaña de Amarillos Por Chile en La Araucanía. Así fue como empezó esta relación. Luego me llegó la invitación para la firma de constitución y acepté con mucho gusto.
-¿Cuáles son los fundamentos que recoge del "Rechazo" que lideró Amarillos Por Chile?
-El que haya sido un proyecto de Constitución que no concordaba con la historia, la tradición y el anhelo del país. Fue un proceso muy cerrado e ideologizado de un sector que estaba destinado al fracaso.
-De hecho, en sus lineamientos estaba terminar con los cores...
-Hay varias instituciones, que ellos querían eliminar porque, quizás, les molestaban en su aspiración de poder, como el Senado o los Consejos Regionales. Y como no tenía lógica, no fraguó.
-Siendo usted parte de la camada de actores regionalistas, ¿cómo evalúa el enfoque que tuvo la descentralización?
-Era una fórmula antojadiza que no llevaba a la descentralización. Lo que ellos hicieron fue vestir la eliminación del Senado con una supuesta descentralización regional. Sin embargo, el espíritu no era descentralizar, sino ¿qué hacemos con el Senado?, y por eso se metieron a las regiones.
-¿Está en riesgo este nuevo proceso constitucional?
-La gente se ha ido decepcionando de este tema y un nuevo texto constitucional no está dentro de las prioridades del país. Según las encuestas y el sentido común, las prioridades son la delincuencia y el tema económico. Ahora, es un proceso que naturalmente se va a dar, pero creo que la clase política está destinando demasiada energía y tiempo a un problema que no es real. Una nueva Constitución es una meta del actual Gobierno, no de la ciudadanía.
-¿Entonces, es necesario otro plebiscito y consultar si se hace o no otro proceso?
-Como las opiniones están divididas, me parece lógico hacer un nuevo plebiscito para descubrir cuál es la voluntad actual. Lo que sí necesita el país es un pacto social, porque los empresarios tienen que hacer una propuesta respecto de los abusos que son reales y donde deberían autolimitarse.
-¿Cómo evalúa al Gobierno y su Plan Buen Vivir?
-Honestamente ha sido un desgobierno: los objetivos no están claros y se desdicen de todo. El Plan Buen Vivir no existe, está solo en el discurso. Es un nuevo maquillaje, así como lo han hecho todos los gobiernos.
"Era una fórmula antojadiza que no llevaba a la descentralización. Lo que ellos hicieron fue vestir la eliminación del Senado con una supuesta descentralización regional". "La clase política está destinando demasiada energía y tiempo a un problema que no es real. Un nuevo texto constitucional no está dentro de las prioridades". "Ha sido un desgobierno (...) El Plan Buen Vivir no existe: está solo en el discurso. Es un nuevo maquillaje, así como lo han hecho todos los gobiernos".