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Leer, leer y leer
Es necesario abordar la importancia de los hábitos lectores de los futuros profesores, como un pilar clave para fomentar, posteriormente, el gusto en niños y jóvenes dentro y fuera del aula.
En este escenario, nos cabe a las instituciones formadoras de profesores una tarea ineludible e intencionada, que no dependa solo del horizonte cultural de cada docente, sino que se desplieguen estrategias que motiven a los estudiantes de pedagogía a incorporar este hábito que entra en desigual competencia con las tecnologías, y las aplicaciones móviles y redes sociales donde suelen "descansar" y cultivar su vida de ocio.
Inger Enkvist, pedagoga sueca, catedrática de la Universidad de Lund, en su visita a nuestra universidad insistió con solidez en cómo los profesores han de ser promotores activos de lectura: "Que siempre nuestros estudiantes nos vean con un libro bajo el brazo", de ahí nacen conversaciones y muestra cómo el profesor repone sus fuerzas con literatura de otra índole. Para ser un buen lector se necesitan horas. Expresaba también la académica que, se calcula que en la mayoría de los países se dedican 400 horas en primaria al aprendizaje de la lectura.
Para ser un buen lector hacen falta 4.000 horas. Tiempo que obviamente no se da en las aulas. Para fomentar este placer hay que aprender a crear condiciones de silencio, concentración y motivación intrínseca.
Nunca es tarde para enmendar deficiencias y cultivar una pasión cuando no se ha estado en un entorno que lo promoviera. Nuestros futuros profesores han de ser agentes de cambio en este aspecto, y como decía Enkvist la clave está en leer, leer y leer.
M. Solange Favereau C., académica Facultad de Educación Universidad de los Andes
Side letter
Para lograr unanimidad en el Senado y así solucionar de una vez el tema del TPP 11, no se necesitan varias sino solo una side letter. En esa carta, Boric le diría a Teillier: "En caso que se dé la situación que te preocupa, me comprometo a llamarte y preguntarte: ¿Cómo podemos compensar?".
José Luis Hernández Vidal
Lingüística ¿arrinconada? ¿desprestigiada?
El escritor y humorista británico A.P. Herbert (1890-1971), profesor de Derecho en el New College Oxford, nos dejó el siguiente pensamiento sobre el lenguaje humano: "Preocúpate de las palabras, Bobby. Tu abuela tiene razón. Pues, sea lo que hagas, siempre estarás usando palabras. Todos los días, las palabras importan. Aunque vivas en un barril y no hables más que contigo, las palabras importan, porque las palabras son las herramientas del pensamiento". Sin mayor prosopopeya, nunca pensó el escritor que podría existir una ciencia preocupada de ello.
La Lingüística es un campo altamente técnico hoy en el mundo, con un vocabulario especializado imposible de evitar y metodología de investigación acotada. A pesar de ello es un campo despedazado por controversias académicas donde cada experto toma su porción sin mirar para el lado o visualizar horizontes que ayuden, por ejemplo, a entender el lenguaje humano y sus funciones/disfunciones así como contribuir a la enseñanza de lenguas. Las pruebas están justamente en lo que podemos observar examinando las mallas de formación de profesores de castellano e inglés. Seguramente pueda deberse a la cantidad de Universidades "comprometidas" en la formación de estos profesionales de la educación.
Las diferencias son enormes y a menudo prejuiciadas, que a la larga repercuten en el diseño de metodologías efectivas para la enseñanza de lenguas (L1-L2) y el correcto uso de la lengua hablada y escrita. Otra cuestión igual de grave es lo que ocurre en la formación de comunicadores (periodistas, relaciones públicos, y afines).
La pregunta que surge es más o menos igual a lo que pudiera ocurrir en campo clínico ¿se podría formar un médico sin anatomía humana, o, agrónomos sin conocimiento de análisis de suelos? ¿Por qué la lingüística tiene un espacio tan reducido en la academia hoy? Incluso hoy confundida con el quehacer "político-ideológico" como lo hemos visto en la CC. La lingüística actual no solo se asocia al estudio descriptivo de una lengua originaria en sus niveles fonético/fonológico, sintáctico y semántico. ¿Qué ocurre también en los contextos de uso comunicativo?
Además, ¿cuál es la relación entre lenguaje y pensamiento, por no decir la "neuro-cognición humana"? Más de un departamento académico debiera llevar el nombre de esta disciplina en el estudio del lenguaje humano y no confundirla con los así llamados "estudios del discurso", lenguas, literatura, filología, o, la comunicación.
Omer Silva Villena