Job decía: "Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el mal? (Job 2:10). Dios es el autor de todas las cosas sean buenas o malas y obviamente que en esta instancia, Job todavía no tiene ninguna explicación para las cosas que le suceden. Todo lo que sabe es que Dios ha mandado cada una de las aflicciones, y que Dios tiene que tener una buena razón para mandarlas, aunque Job no profundizara en las razones. Esto, es la esencia de la fe bíblica en un Dios soberano y misericordioso.
Job declara: "Callad delante de mí, y yo hablaré, me pase lo que me pase. ¿Por qué he de arrancar mi carne con mis propios dientes? ¿O he de exponer mi vida en mi mano? He aquí, aunque él me mate, en él he de esperar. Ciertamente defenderé ante su presencia mis caminos. Esto también me será salvación, porque el impío no irá a su presencia. Oíd con atención mi discurso; oid con vuestros oídos mi declaración. He aquí que yo he preparado mi causa, y sé que seré declarado justo" -Job. 13:13-18.
Job tiene la certeza de que será vindicado y será demostrado que Dios no le ha estado juzgando por haber pecado. Ahora déjeme divagar un momento sobre el tema para contemplar la peor parte de la tentación de Job. El principal propósito del ataque de Satanás a Job era el de comprobar que no hay tal cosa como un "verdadero creyente" que ama a Dios por lo que es. Los hombres solo aman a Dios porque les beneficia amarlo. Si Dios no bendice al hombre, estos pronto renunciarán a él y lo maldecirán. Sin embargo, Job cree que Dios es el rey soberano del mundo. También cree que le ha servido fielmente y es una persona íntegra. En ningún sentido proclama ser sin pecado o sin culpa, pero si declara que ha amado a Dios y le ha seguido con un corazón recto. Y si esto es la verdad, entonces ¿cómo puede Job explicar todas esas aflicciones? Ni siquiera puede empezar a aclarar el porqué suceden, no obstante, en la cúspide del dolor, Job evidencia la esencia de su fe diciendo "Yo sé que mi redentor vive" (Job 19.25).
En ocasiones Dios deja que sus santos, sufran persecuciones y aflicciones; ejemplos claros de la Palabra de Dios son Job, David, José y Esteban. No nos pertenece el derecho de interrogar a Dios y preguntarle ¿por qué? Ni tampoco podemos nulificar los textos de la Escritura que enseñan una verdad que no nos parece lógica. Por el otro lado es nuestra responsabilidad confiar en Dios aunque no entendamos las circunstancias, pues se cumplirá la promesa que dice "Muchas son las aflicciones del justo, más de todas ellas, le librará Jehová". Salmos 34:19.