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Temuquense que trabaja para ONU Mujeres: "La Araucanía vive una crisis humanitaria"

DIAGNÓSTICO. Paz García, especialista regional que trabaja como consultora para organismos internacionales, advierte un "grave daño a la salud mental".
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El Austral

Una "crisis humanitaria" y una "profunda fractura social que tiene completamente destruidas las confianzas" es lo que se está viviendo en la Región de La Araucanía.

Ese es el triste diagnóstico que hace Paz García Fernández, una reconocida profesional temuquense que trabaja para organismos internacionales como especialista en temas de diversidad, igualdad de género, inclusión, desarrollo y derechos humanos.

García, que es consultora para ONU Mujeres, indica que es "urgente" que los actores regionales comiencen a visualizar la violencia y los atentados que ocurren, bajo una perspectiva humana.

"La crisis humanitaria y de confianza, esta fractura social que hay, es tan grande, que todos los habitantes de la Región viven y normalizan vivir con una sensación de vulnerabilidad, de preocupación y de tensión permanente. Vivir en La Araucanía es vivir incluso en un estado de alerta permanente. Hay una inseguridad, un pesimismo y hasta una desmoralización que es muy profunda. Los actos de violencia que ocurren buscan acrecentar el miedo, y sería bueno tener datos de cuánto han aumentado los casos de personas con ansiedad, crisis de pánico o estados depresivos por estar sometidos a esta violencia, incluso sin darse cuenta. Son miles de personas que viven amedrentadas, en una situación muy desgastante", puntualiza García.

"En la infancia, esto es aún peor. Son niños que crecen con miedo y que van viendo que la violencia es una manera de resolver conflictos, porque realizando acciones violentas se pueden conseguir cosas. Son miles de niños y adultos que viven permanentemente transgresiones a sus derechos humanos, pero esto parece invisibilizarse dependiendo de su condición étnica, económica, social o cultural. Es gravísimo, es un estado de amedrentamiento constante", apunta la profesional.

Daño regional

Paz García Fernández es temuquense y trabaja para diversos organismos internacionales, incluyendo ONU Mujeres. También conoce la violencia muy de cerca, puesto que la casona de su padre, ubicada en fundo Miraflores en el sector Calle del Medio, comuna de Lautaro, fue quemada por desconocidos el pasado 20 de noviembre.

Por eso, dice que se necesita que "todas las fuerzas vivas de la Región tienen que asumir que, más allá de los objetos materiales que son quemados o destruidos, cada persona vive un fuerte impacto personal, una tremenda vulneración de sus derechos humanos. Los derechos humanos son para todas las personas, más allá de grupos étnicos, económicos, sociales o culturales".

"En la Región existe un sesgo respecto de personas que son afectadas y sobre los cuales no recae ninguna respuesta por la vulneración a los derechos humanos que son víctimas. No es justo, porque los derechos humanos son transversales. Observo que hay una sensación de apatía o indiferencia ante las transgresiones a los derechos humanos de las personas afectadas y eso no puede ser", agrega García.

"El impacto que ha tenido la violencia en la Región es tan profundo que hoy por hoy está normalizada como una manera válida para resolver las diferencias. Todos los habitantes de La Araucanía viven con una sensación normalizada de indefensión, un impacto emocional tremendo. Estamos hablando de personas que viven bajo un amedrentamiento permanente", finaliza la especialista.

Red de Mujeres

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Paz García dice que es urgente que "los actores locales se junten y coordinen acciones efectivas para atender a las víctimas y para ejecutar programas de atención y reparación". "No se trata de solo pagar el tractor que fue quemado, sino de brindar una contención emocional y acciones para sanar esta gran fractura social", precisa. "Los grandes cambios sociales siempre los empuja la sociedad civil. Lo que me gustaría impulsar, por mi parte, es la creación de una Red de Mujeres Afectadas por la Violencia en La Araucanía. La idea es que genere conversaciones transversales, desde una mirada distinta, más conciliadora, con el objetivo de lograr acuerdos y realzar los valores que tenemos como Región, siendo el más grande de todos la diversidad cultural", concluye la experta.