Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
  • Espectáculos
  • Contraportada

Candidatura con responsabilidad social

E-mail Compartir

Al ser consultado por las expectativas de la candidatura, Héctor Urban plantea que con su testimonio y experiencia "quiero ser parte de la solución de la violencia para que no sigamos viviendo en una frontera de guerra, porque esto que relato en primera persona lo ha sufrido mucha gente mapuche y no mapuche en la comuna y la Región. Y como muchas de las víctimas ni se atreven a denunciar, esta candidatura es una señal de responsabilidad social, con la esperanza que en algún momento las autoridades se ocupen de esto, pero en serio: si el Estado de Excepción no lo va a solucionar, esto también es un problema político, social y de educación. Ahí es donde hay que estar a la altura, más cuando hoy en día hablan de control territorial con muertos de todos lados".

ENTREVISTA. Héctor enrique Urban Astete (Republicano) , candidato al Consejo Constitucional:

"Quiero ser parte de la solución de la violencia para que no sigamos viviendo en una frontera de guerra"

E-mail Compartir

Andrea Arias Vega

Es agricultor de cultivos tradicionales y vive a orilla de la Ruta 5 Sur, en uno de los accesos a Temucuicui, en su natal comuna de Ercilla. No es un político y hasta ahora nunca había sido candidato a nada, a pesar que se lo habían pedido muchas veces.

Con 51 años, lleva dos décadas de su vida viviendo en un clima de violencia rural que fue escalando hasta el punto en que desde hace un tiempo su existencia y la de su familia corren riesgo vital.

Así es la vida del experto agrario, técnico forestal y víctima de la violencia rural, Héctor Enrique Urban Astete, más conocido como "Titín", cuyas tierras familiares colindaban con la comunidad de Temucuicui.

Sin embargo, producto de presiones, amenazas y atentados incendiarios, su familia de tradición agrícola tuvo que vender a Conadi los fundos que había comprado su bisabuelo suizo al llegar a Chile en 1903.

Muy a su pesar, la violencia continuó. Y con ello lo alcanzaron las balas, como corolario de un historial de más de 300 atentados a la fecha.

Esta es la principal razón de por qué ahora aceptó ser candidato al Consejo Constitucional integrando la lista del Partido Republicano, colectividad

a la que pertenece desde su fundación. Reconoce que su decisión no fue fácil y también que "da miedo", pero asegura que "lo hago por todas las víctimas".

- ¿Su bisabuelo era colono?

- No, él llegó con plata y compró esas tierras a unos colonos. Así es que el reclamo nunca fue a través de un título de merced, pero como la violencia y las extorsiones ya no tenían control nos vimos obligados a vender hace unos nueve años atrás.

- Siendo esta su primera candidatura, ¿por qué aceptó? ¿Cómo lo convencieron?

- Siempre me habían pedido que fuera a todo, pero decía que no porque mis prioridades de vida eran otras. Pero hoy, en vista de la contingencia y los llamados de mucha gente, al final me convencieron. Comprendí que hay que entrar a la cancha para defendernos, ya que desde afuera no se está logrando, basta con ver que el país va de tumbo en tumbo. Necesitamos estabilidad, tranquilidad y que no se invisibilice a las víctimas. Hasta ahora las autoridades solo han administrado el problema, cuando lo que necesitamos es enfrentarlo, pero con seriedad y leyes claras. Y para eso hay que partir por la Constitución.

- ¿Cómo se puede transmitir lo que significa ser víctima de la violencia rural?

- Ercilla era un pueblito agrícola soñado. Tranquilo y barato para vivir. Todo funcionaba fantástico hasta que en el 2000 aparece la CAM y estos grupos radicales en su accionar. Nunca pensamos que se convertiría en un problema tan grande que nos cambiaría la vida. Cuando comenzaron los ataques, cuyo foco de violencia era Forestal Mininco, quemaron la casa de mis papás y gracias a Dios ese día no estaban ahí. Al comienzo conversábamos con ellos y nos decían que no nos preocupáramos porque el problema era con las forestales y no con nosotros. Pero como que les molestó mucho que denunciáramos la quema de la casa, y así nació el hostigamiento. Al año nos vuelven a atacar y mis papás quedaron sólo con la maleta del viaje a Santiago. Lo habíamos perdido todo, pasó un año, y el siguiente ataque fue a las instalaciones del campo. Destruyeron galpones, bodegas y máquinas. Desde entonces, la espiral de violencia no paró nunca más: a la destrucción y quemas le siguieron los robos de animales, ataques personales, amenazas de muerte, trabajadores heridos, disparos y escopetazos. Defendimos las tierras más de 10 años, pero en vista que no había nada más que hacer vendimos a Conadi. Fue una decisión dura: cuando nos acordábamos, nos abrazábamos y llorábamos.

- ¿No pensaron en vender todo e irse de la Región?

- Claro que lo pensamos y lo hablamos, pero la Conadi no quiso comprar todo y nos dejó ahí. Al final, ganó el amor a la tierra y el arraigo porque podríamos haber exigido la compra de todo. Después de la venta pensábamos que tendríamos paz, pero no fue así. De hecho, hace dos años, mientras estaba trabajando en el campo, desde una camioneta me dispararon tres balazos. En el momento uno se imagina que se va a morir. No siento el brazo, meto la mano y como sale con sangre empiezo a buscar si tengo un hoyo en el cuerpo. Al final saqué la bala que había quedado entremedio de las ropas y me la eché al bolsillo. Antes de eso nos habían disparado muchas veces a las casas. Es todo tan rápido y traumático que mientras saltan los vidrios con suerte alcanzas a tirarte al piso, y uno lo vive con señora, hijos y la custodia de carabineros ahí mismo. Se arrancan y se meten a las comunidades, donde hasta el día de hoy las policías no pueden ingresar.

- ¿Satisfecho de la justicia?

- Siempre hemos denunciado. Hemos tenido como 10 juicios, con personas de las comunidades con distintas condenas. La justicia tarda, pero llega.

- ¿Cuáles son sus propuestas?

- El Estado de derecho es mi prioridad, el cual se tiene que cumplir y funcionar como corresponde. También me interesa el campo y sus tradiciones, la seguridad agroalimentaria, las víctimas de la violencia rural y la propiedad privada.

"Comprendí que hay que entrar a la cancha para defendernos, ya que desde afuera no se está logrando, basta con ver que el país va de tumbo en tumbo. Necesitamos estabilidad, tranquilidad y que no se invisibilice a las víctimas".

"El Estado de Derecho es mi prioridad. También me interesa el campo y sus tradiciones, la seguridad agroalimentaria, las víctimas de la violencia rural y la propiedad privada". Después de la venta pensábamos que tendríamos paz, pero no fue así. De hecho, hace dos años, mientras estaba trabajando en el campo, desde una camioneta me dispararon tres balazos".