Muy a menudo se confunde el país político con el país real. El primero se aprecia en las actividades del Congreso Nacional, eso ha sido ayer y hoy, en estos momentos es cosa de ver las actuaciones y declaraciones de no pocos congresistas, las decisiones que los gobiernos toman en el Palacio de la Moneda o en los diversos ministerios y en los discursos de los personajes públicos.
Los gobiernos habitualmente miran con optimismo y con una óptica distinta las realidades objetivas de la nación.
El país político en nuestro caso hoy está preocupado por diversos proyectos de ley que son sin duda importantes: reforma previsional postergada en forma inexplicable por varia décadas; una salud que sea proporcionada en el momento que ella es necesaria para todos y que no para iniciar su proceso deban esperarse años; una nueva educación a la cual se le debe meter el bisturí para una remodelación y que así no exista una destinada a los sectores más modestos de discutible calidad, a la cual le hacen el quite los más acalorados líderes de la izquierda que se llaman a sí mismos "progresistas" y, por supuesto, una reforma tributaria, porque la actual crea grandes diferencias entre las diversas instituciones de la inversión y de la economía entre las grandes empresas monopólicas; qué decir de lo que acontece en el sector minero con un limitado royalty y para qué hablar de las AFP. y las llamadas Isapres, que hoy deberían devolver miles de millones de dólares que cobraron en demasía a una parte importante de la ciudadanía que se afilió a ellas.
Parecía ser verdad que en la última década el país había cambiado. No hace mucho creció sobre el 6% y hasta un 7%, lo que se creyó podría durar mucho tiempo, fueron años de bonanza en que muchos ilusionados dijeron que Chile debería despedirse de América para ir en busca de mucho de los países asiáticos. Fue la época en que inversionistas chilenos llegaron con sus capitales a nuestros vecinos argentinos, peruanos y brasileños.
Hemos vivido momentos dorados en nuestra economía, de crecimiento, y sin graves problemas políticos.
Hoy día, producto de presiones internas, surgen las aspiraciones de la gente y la demanda de sectores postergados pero no ocultemos la verdad para ellos, ya que Chile junto con Haití tendrán el menor crecimiento del PIB en nuestro continente, por lo tanto a sumarnos positivamente para que la nueva gobernanza pueda sortear estas dificultades, que no son sólo de su exclusiva responsabilidad.