Un lugar privilegiado
Diferentes razones son las que han llevado a los actores locales a impulsar de forma permanente el desarrollo del Destino Nahuelbuta y las comunas que lo componen, relevando su capital humano y turístico más allá del quehacer diario.
Quienes impulsan su declaración como ZOIT visualizan un desarrollo a largo plazo, que se aleja de las miradas sesgadas que hablan de un territorio que pareciera no tener un futuro prometedor y que ha sido relegado históricamente.
En este interés común convergen los sabores del campo, los olores del ahumado, las tradiciones con sonidos de tarantela y la naturaleza endémica de una cordillera que esconde cientos de secretos aún por descubrir.
La declaración del territorio de Nahuelbuta es más que una fotografía en la Piedra del Águila, es más que un almuerzo en Capitán Pastene o un paseo por los senderos del Parque Nacional. La declaración de la ZOIT es sinónimo de futuro, de crecimiento, de poner en valor a su gente y a quienes durante años han seguido creyendo en este destino como un lugar privilegiado para vivir.
Cristian Cofré, coordinador Proyecto FIC Nahuelbuta
Historia
Bolivia hoy vive una grave crisis económica por falta de dólares. El origen hay que buscarlo en el año 2006 con la llegada de Evo Morales y su política de "nacionalizar" el gas, rechazada por los inversores extranjeros que había en ese país, quienes inmediatamente dejaron de invertir. Hoy se exportan mínimos históricos de gas y las reservas se agotan rápidamente por falta de inversión. Atrás quedaron las pretensiones de "gas por mar" y que "ni una molécula de gas vendría a ni pasaría por Chile". Para no pasar por Chile, Bolivia incluso perdió la oportunidad de un gran proyecto para exportar gas a EE.UU. y México.
Los grandes países productores de litio obtienen sus beneficios de impuestos y royalties y no se interponen en los proyectos imponiendo participaciones mayoritarias.
Tratándose de la decisión de invertir, el capital siempre tiene la razón.
José Luis Hernández Vidal
Suspensión de clases ¿hasta cuándo?
Las suspensiones de clases en distintos establecimientos del país, debido a los peligros y temor generalizado que ocasionan balaceras, funerales de alto riesgo, fuegos artificiales y violencia en general, han sido la tónica en lo que va de año.
Ya no solo se trata de escasez de matrículas, y que el sistema no da abasto para satisfacer la alta demanda, sino que incluso quienes ya forman parte de un establecimiento, ven con frecuencia suspendidas sus clases, sin la certeza de cuándo y cómo las recuperarán, teniendo en cuenta que el acceso a la educación es un Derecho Constitucional.
Dado esto, cabe preguntarse si ese Derecho seguirá viéndose interrumpido por situaciones "fortuitas" o "excepcionales" a lo largo del año, más en algunos lugares donde la violencia es algo normalizado.
Esto no solo altera las rutinas de miles de estudiantes, sino que también las de sus familias, generando en algunos casos ausentismo laboral y perdiendo oportunidades de ingresos en un año complejo.
Si el Estado no es capaz de garantizar el normal funcionamiento de la sociedad y las instituciones que la conforman, optando por dar "el día libre", el panorama es realmente complejo. Convivir con el narcotráfico no debiera ser opción, considerando que países similares a Chile prefirieron ese camino y son tristes ejemplos en materia de seguridad. La educación es una piedra angular de cualquier sociedad y el Estado debe protegerla, mucho más frente a actividades que atentan directamente contra el desarrollo de nuestra juventud, como es el narcotráfico.
Carolina Carrillo