El Registro Nacional de Deudores de Pensión de Alimentos ha superado los 112 mil inscritos, de los que 109.248 son hombres y 3.498 son mujeres, de acuerdo con un reciente reporte del Registro Civil.

Esta normativa establece un procedimiento de pago especial para el cobro de pensiones de alimentos adeudadas; mejora el acceso a la información financiera de los deudores, haciendo responsable al Estado de investigar los fondos disponibles en las cuentas bancarias u otros instrumentos financieros y/o de inversión que el deudor posea, y garantiza que el proceso de cobro se realice con criterios de justicia y dignidad. Si existe al menos una mensualidad de pensión de alimentos adeudada, se puede solicitar al tribunal que ordene la búsqueda activa de patrimonio, a través de una medida de retención de fondos que tenga el involucrado en cuentas bancarias, instrumentos financieros o de inversión, y cuentas de ahorro previsional voluntario. Este registro da cuenta de la magnitud del problema, ya que son derechos vulnerados de niños y adolescentes.

Para ingresar al Registro debe existir una causa por pensión de alimentos ante los Tribunales de Justicia, los cuales deben evaluar los antecedentes. Los alimentarios deben solicitar al tribunal correspondiente la liquidación de la deuda, que será puesta en conocimiento del alimentante.

Las causas por pensiones de alimentos se encuentran entre las más vistas por los Tribunales de Familia del país. Son parte del 53% de las situaciones que esos juzgados conocen mensualmente, junto a la violencia intrafamiliar y la vulneración de derechos.

Con motivo de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, la sociedad chilena se ha visto enfrentada a rememorar, una vez más, lo que significó para el país el quiebre de la democracia.

Los 17 años de dictadura dejaron una huella imborrable que nos ha marcado hasta hoy. Ya quisiéramos muchos que Chile estuviera reconciliado con su pasado, para así avanzar en lo que nos importa, compete y preocupa. Pero veo con alarma, que pareciera que estamos cada vez más cerca de la polarización que de la unión y comprensión.

Sabemos que hay detractores e incluso negacionistas no sólo de lo que pasó, sino que también de las memorias de los otros. Pienso que este el gran punto de inflexión que nos divide: el no reconocimiento por la vivencia y/o dolor ajeno, la falta de comprensión y la ausencia absoluta de diálogo.

Cincuenta años después, la pregunta que debemos hacernos es ¿Por qué? ¿Por qué seguimos divididos?, ¿por qué hay quienes insisten en negar los hechos? Creo que es por algo que no hicimos. No hicimos justicia. Nunca condenamos a todos los responsables de crímenes, abusos y asesinatos amparados en la dictadura de Pinochet.

No todas las víctimas no tuvieron un juicio justo.

Nos hizo falta lo que hicieron los alemanes en los Juicios de Nuremberg o como hicieron los argentinos con el Juicio a las Juntas Militares.

A la fecha hay 1.240 detenidos desaparecidos. Estamos hablando de más de mil familias que aún buscan una respuesta y la memoria no se rinde ante un ser querido.

Más de 35 mil compatriotas fueron detenidos, torturados o ejecutados. Aquí, la memoria tampoco olvida.

Aun así, no pierdo la esperanza y mi sueño como chileno es que más temprano que tarde, cuando abordemos este oscuro momento de la historia, podamos mirarnos con respeto y que el diálogo sea siempre la vía para el entendimiento.

Eduardo Hebel Weiss,