Inteligencia humana: desafío para el futuro
Según una encuesta de la Mutual de Seguridad y Microsoft, al 41% de los trabajadores les inquieta que la Inteligencia Artificial (IA) sustituya sus funciones. En directores, dueños de empresas y alta gerencia, la percepción de riesgo de perder sus trabajos por esta herramienta, baja a 20%. El mismo sondeo consultó por las principales preocupaciones para el próximo año. El "agotamiento de empleados y equipos/personal" resultó ser una de las principales. Frente a este problema, ambos grupos (58% y 69%, respectivamente) creen que la IA puede ayudar a prevenir o reducir el cansancio.
La información ilustra bien la disyuntiva a la que nos enfrentamos al contraponer la oportunidad versus la amenaza que representa la IA como herramienta de gestión y productividad. Es necesario recordar cómo el manejo de la ética en la irrupción de nuevas tecnologías es fundamental para que estas se pongan al servicio del hombre y no al revés.
En la misma lógica de contraposición, resulta clave destacar el concepto de Inteligencia Humana. Tal como lo señala el Pensamiento Social Cristiano, el trabajo tiene dos dimensiones. Una objetiva que se refiere al producto como la productividad y la remuneración. Pero también existe una dimensión subjetiva que se relaciona con el desarrollo integral de quien desempeña una labor, es decir, que encuentra en el trabajo un lugar de crecimiento integral.
Es importante que ambas dimensiones sean apoyadas y facilitadas por la IA sin olvidar a la Inteligencia Humana y el pensamiento crítico.
Nos enfrentamos a una era en la que los nuevos liderazgos empresariales tienen por delante desconocidos desafíos y donde el éxito económico -y la tecnología- pasen a ser medios para alcanzar el "buen trabajo", entendido como el desarrollo de la persona en su mayor expresión. La transformación de las personas es el gran legado de todo empresario y debe prevalecer por sobre todo lo demás.
Enrique Cruz U.
Veto a la Ley de Usurpación
El gobierno anunció que a comienzo de la próxima semana ingresará un veto sustitutivo a la Ley de Usurpaciones que fue aprobada por el Congreso hace casi un mes, quedando en ese momento lista para su promulgación.
Si bien cabe esperar el contenido del veto que presentará el Ejecutivo, por los términos en los que se ha dado el debate en el oficialismo sobre este asunto, todo parece indicar que las modificaciones que se introducirán, apuntan a desnaturalizar por completo la iniciativa legal.
Es lamentable que el gobierno se haya tomado el máximo tiempo que tenía para presentar el veto, que era de un mes desde que se aprobó la norma, ya que eso seguirá dilatando el proceso para contar con un cuerpo legal que es clave para enfrentar este grave delito, ya que viene a reemplazar una legislación que está obsoleta y que tiene en el total desamparo a las víctimas de este ilícito, que hoy no cuentan con herramientas efectivas para recuperar sus bienes o propiedades usurpadas.
El gobierno se vale además de los mismos argumentos que utiliza la CAM para bloquear la entrada en vigor de esta ley, tergiversando los argumentos y el sentido de realidad, ya que busca poner a los victimarios, es decir, a los que cometen estos delitos, como las víctimas. El Ejecutivo señala que la "legítima defensa privilegiada", que incorpora la ley, se va a prestar para que los afectados tomen la justicia por sus propias manos y se transforme en una suerte de ley de la selva, lo que está muy alejado de la realidad.
De hecho, esa ley de la selva a la que alude el gobierno, existe hoy, dado que en la toma de predios se impone, por lo general, mediante la violencia y amedrentamiento, dejando a los ciudadanos honestos que son afectados por esa situación, desprovistos de acciones legales para recuperar lo usurpado.
Esta administración le vuelve a dar la espalda a los chilenos en materia de seguridad, especialmente a las víctimas de estos delitos, y será a ellos a quienes deberá dar explicaciones el oficialismo por dejarlos echados a su suerte frente al crimen organizado.
Carmen Gloria Aravena senadora por La Araucanía