Frases
"Buscamos fomentar el turismo en la Provincia de Malleco, porque creemos que hay un alto potencial".
Gustavo Apablaza,
"Vamos a tener la rampa más grande de Chile para disfrutar de esta actividad por el Día del Turismo".
Cristóbal Bravo,
"Buscamos fomentar el turismo en la Provincia de Malleco, porque creemos que hay un alto potencial".
Gustavo Apablaza,
"Vamos a tener la rampa más grande de Chile para disfrutar de esta actividad por el Día del Turismo".
Cristóbal Bravo,
El envejecimiento de la población es una realidad, y se da en la medida en que baja el número de nacimientos. Es evidente que desde hace unos años la natalidad en nuestro país muestra retrocesos que hacen insuficiente asegurar el recambio generacional.
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) presentó recientemente las cifras provisionales de estadísticas vitales, que confirman la tendencia de los últimos años respecto a la disminución de nacimientos, cifra que en 2021 alcanzó un 9,1% respecto al año anterior. De los 177.255 nacidos vivos en ese año, 90.355 fueron hombres, lo que equivale al 51% del total, mientras que 86.883 nacimientos fueron mujeres, lo que representó el 49%.
Esta situación abre un problema estructural, ya que observamos una población en franco envejecimiento, a menos que como sociedad trabajemos en políticas de incentivo a la natalidad. Sea cual fuere la decisión, no parece que Chile esté adoptando las correcciones para enfrentar tal desafío. No hay políticas que incentiven la natalidad, para asegurar una masa laboral que permita un ritmo económico ascendente.
Las estimaciones dicen que el envejecimiento poblacional seguirá aumentando y todas las regiones evidencian un proceso creciente en este ámbito.
Es necesario preguntarse qué quiere el país respecto a su futuro demográfico. La respuesta tiene un vacío, porque el tema no ha logrado instalarse en el debate público. Es necesario revertir esta tendencia y por ello deberían atacarse de raíz las consideraciones que afectan el número de nacimientos, porque las familias relacionan el número de hijos a sus condiciones económicas o al costo que significa su atención y desarrollo.
Es verdad que "todo ser humano es persona". ¿Puede haber un ser humano que no sea persona? ¿En qué se distinguiría un ser humano de una persona, como dos realidades distintas? Toda persona es un ser humano y todo ser humano es una persona. En el lenguaje cotidiano son expresiones intercambiables y las usamos indistintamente. Por ejemplo, decimos, "no lo traten así, porque es un ser humano" o "él será culpable, pero es persona y hay que respetarlo".
El querer incluir la expresión "todo ser humano es persona", indicaba la centralidad de la persona en la Constitución y que todo lo que en ella se estableciera debe estar a su servicio. El concepto primario de persona es metafísico, del cual depende su acepción jurídica. La persona es anterior y superior al Estado. Este principio debe expresarse en la letra y en el espíritu de una Constitución para que sea verdaderamente humana.
La expresión "todo ser humano es persona" no estaba fuera de lugar ni era redundante, pues enfatizaba la intención de poner como referente de la Constitución a la persona y asegurarle sus derechos inalienables, a cuyo servicio debe ponerse el Estado.
Esto es lo que se quería afirmar en el artículo 1 del proyecto de Constitución: "1. La dignidad humana es inviolable y la base del derecho y la justicia. Todo ser humano es persona. Las personas son libres e iguales en dignidad y derechos. Su respeto y garantía es el primer deber de la comunidad política y de su forma jurídica de organización".
Es muy distinto al artículo 1 de la Constitución rechazada el año pasado, que partía hablando del Estado y no de la persona: "1. Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico". La persona quedaba supeditada al Estado.
Algunos de los que, con su voto, eliminaron "todo ser humano es persona", pensaban en salvaguardar la ley de aborto en tres causales. En el antes, durante y después del debate eso quedó claro. Sabiendo esto, otros habrán querido negociar a los niños por nacer en vistas a facilitar la aprobación de la Constitución. Pero los niños no son moneda de cambio, ni se puede jugar al empate con ellos. Por solo un voto es excluyó que "todo ser humano es persona".
El centro de la vida social, política y económica es la persona. Este es el criterio antropológico y moral para evaluar todas las dimensiones de la sociedad.
Queremos salvar las dos vidas, la del niño por nacer y la de la mujer. Queremos proteger a la mujer de todo tipo de abusos, castigando al violador y ayudando a la mujer con embarazo vulnerable. Pero no queremos que se mate a quien está por nacer. Estamos por la vida, no por la muerte. Estamos por la derogación de la ley del aborto para bien de los niños, de todas las mujeres y de la sociedad.