La historia del temuquense José Sandoval, el peluquero vigente más longevo del país
NOTABLE. Con 94 años aún mantiene su peluquería en la población Abraham Lincoln, en Las Quilas. Tiene muchas alegrías que contar, pero también una gran pena: quedó viudo hace dos meses después de 60 años de matrimonio.
Don José Sandoval camina por la vida de punta en blanco. Perfectamente afeitado y con una sonrisa amable que irradia respeto y ternura. Es delgado, con el cabello corto y canoso, y su prenda favorita es una corbata con un nudo sin reparos.
Quien no lo conociera, pensaría que es el típico señor jubilado que distribuye su vida entre la familia, las amistades, los excolegas y que goza "regaloneando" a los nietos. En realidad, todo eso es, sin embargo, también carga con una historia que sorprende y que nos habla de una vida ejemplarizadora. De esas que vale la pena contar. Bueno. Aquí vamos con parte de ella.
Historia
José Eduardo Sandoval Yáñez tiene 94 años de edad. Es peluquero, y según lo confirma el vicepresidente de la Confederación Nacional Gremial Nacional de Peluqueros Estilistas de Chile, Juan Carlos Gatica, "no hay registros ni antecedentes de que otro profesional del área se mantenga vigente a esa edad".
Titulado en la Academia de Belleza y Peluquería de Caballeros Escuela Baquedano, en 1959, José es el peluquero activo más longevo del país, y toda su carrera la hizo, y sigue haciéndola, en Temuco.
Nació en Púa, comuna de Victoria, el 22 de enero de 1930. A los 7 años llegó junto a sus padres a radicarse en Temuco y a estudiar en la entonces Escuela 4 (ubicada en San Martín con Av. Caupolicán, en el edificio que hoy ocupa el Liceo Bicentenario).
En 1963, contrajo matrimonio con Idulbina Delgado, con quien mantuvo una relación de 60 años. Con el amor de su vida estableció una bella y unida familia, que hoy integran cinco hijos (Guillermo, Samuel, Ana María, José y Verónica), 15 nietos y 22 bisnietos. Sin embargo, el pasado 2 de marzo, Idulbina sufrió graves dificultades respiratorias y dejó de acompañarlos terrenalmente, aunque su espíritu y alma siguen presentes en el nido familiar.
Peluquería
El primer trabajo formal de don José fue en el Diario El Austral, a los 18 años, donde se desempeñó como auxiliar de gerencia durante 28 años. Entre medio, tuvo un paso de cinco años por la Empresa de Ferrocarriles del Estado.
En 1959, doña Idulbina lo convenció de que hiciera un curso de peluquería para que pudiese generar ingresos extras y aprovechara el tiempo que le quedaba disponible luego de las jornadas de trabajo. Fue así como en 1970, tras varios años de ahorro, abrió la "Peluquería Sandoval", ubicada en San Martín esquina Blanco.
El local lo mantuvo durante una década, hasta que decidió trasladar la peluquería a un costado de su nueva casa, en pleno corazón de la tradicional población Abraham Lincoln, en Las Quilas. Allí, en la calle Armando Jobet (0120), trasladó a su clientela y comenzó a atender a vecinos, amigos, funcionarios de Carabineros y a varios parroquianos que llegaban dateados por la amabilidad y talento de este peluquero.
Según cuenta don José, en sus mejores tiempos llegó a realizar hasta 40 cortes diarios. Siempre a caballeros y niños, nunca a mujeres. Bueno, salvo en dos excepciones que, por insistencia y emergencia, le cortó el cabello a señoras.
Anécdotas
Don José ha mantenido clientes por más de 25 años. Hoy, sin embargo, ha disminuido la intensidad de su trabajo. "En la actualidad atiendo en promedio a una persona cada dos días. Sólo de lunes a sábado y cobro 5 mil pesos por corte. Habitualmente, me llaman por teléfono o simplemente tocan el timbre de la casa. Hago todo tipo de cortes, modernos y tradicionales. A gusto del cliente", relata el hombre de 94 años.
- ¿Cuál es su mejor anécdota desde que ejerce este oficio?
- Uff. Son varias. Pero hay una que me causa mucha gracia. Cuando trabajaba en el Diario El Austral, una de mis tareas era ir a depositar a los bancos. Una vez fui al Banco Español y el cajero que me atendió me dice: Oiga parece que un gemelo suyo me corta el pelo. Es igualito a usted. Nos largamos a reír cuando le cuento que yo era el peluquero.
Don José es de esas personas que representa físicamente menos edad de la que tiene. Es como esos afortunados que parecen no envejecer, como si el tiempo se hubiese detenido en su cuerpo. Dice que el secreto es su cercanía a Dios. Pero además de su fe, también lo ayuda su estilo de vida. Trata de caminar harto, come de todo, nunca fumó ("sólo una vez cuando era joven probé un cigarro, pero de puro mono nomás") y sólo bebe una que otra copa de vino en alguna fiesta familiar.
Su día lo divide entre las tareas del hogar, la peluquería, la compañía de sus hijos y nietos, y por cierto las actividades en la Iglesia del Señor de Las Quilas, que dirige el pastor Guillermo Muñoz, en la cual es un comprometido participante.
Antes de terminar la conversación con este hombre récord de la peluquería nacional, viene la pregunta de rigor.
- ¿Hasta cuándo continuará con la peluquería?
- "Bueno, hasta que la salud me acompañe", remata con su tono sencillo y amistoso. Con esa sonrisa amable, que irradia respeto y ternura, y que tan bien definen a don José.
"
"¿Hasta cuándo seguiré cortando el pelo? Bueno, hasta que la que la salud me acompañe".