Un estudio del Ministerio de Transportes, realizado luego del desconfinamiento tras la pandemia de covid-19, dio cuenta del aumento en las velocidades de desplazamiento de los vehículos en las áreas urbanas del país. Según la investigación, al haber menos automóviles en las calles los conductores tendían a desplazarse a velocidades más altas, lo que, lamentablemente, incide en el mayor número de accidentes de tránsito.

Si bien no hay datos recientes que digan que esta costumbre se retiró, lo cierto es que es común ver por las calles de Temuco a vehículos circulando a velocidades por sobre las permitidas en áreas urbanas, cuya máxima es de 50 kilómetros por hora. Tramos de Caupolicán, San Martín, O'Higgins o Recabarren muestran durante el día a algunos conductores circulando a exceso de velocidad. Por las noches, según relatan los mismos vecinos que viven en estas arterias, la situación es peor.

Como consecuencia de esto, constantemente se registran en la capital regional colisiones, algunas de las cuales son producto de vehículos que impactan a alta energía, justamente por la imprudencia y el exceso de velocidad.

Uno de los casos más conmovedores de este problema es la colisión registrada el año pasado en el centro de Temuco, donde un vehículo que circulaba a más de 100 kilómetros por hora impactó a otro que cruzaba un semáforo en luz verde. Como resultado, un joven kinesiólogo quedó gravemente herido y con secuelas.

Por ello, se debe incrementar las fiscalizaciones o bien habilitar tecnología que ayude a intensificar los controles de velocidad en las calles.

La diversidad de destinos turísticos con que cuenta la Región de La Araucanía le da a esta zona del país una relevancia internacional. Si bien, Pucón es uno de los epicentros más concurridos, cada vez más es posible apreciar la creación de nuevas atracciones, con una mayor diversidad e identidad local.

No obstante, la Región de La Araucanía registró en febrero pasado un 64% de ocupación en promedio en establecimientos de alojamiento turístico, luego de medir los destinos Lacustre, Temuco y Andino, que alcanzaron un 86%, 65% y 43% respectivamente, datos que se ubican muy cerca de la media nacional, que alcanzó un 68% de ocupación promedio. Datos que, pese a estar bajo la media, son alentadores entendiendo la mala publicidad generada por la inseguridad que se registra zonas aisladas y acotadas de La Araucanía.

Para la Ruta Lagos y Volcanes, la primera ruta escénica de Chile y mejor posicionada en el mercado nacional e internacional, los atractivos de La Araucanía son esenciales, ya que son la entrada norte a este recorrido sureño, que se ha posicionado como una experiencia singular y sustentable que permite el encuentro de las culturas mapuche, colona y criolla con la naturaleza única de sus territorios.

Pero más allá de la promoción de los destinos, también debemos empezar a enfocarnos en la sostenibilidad de los territorios y evitar una saturación de éstos. Lamentablemente, la vertiginosa irrupción y crecimiento del turismo en la Araucanía Lacustre, no nos dio tiempo para preverlo y planificarlo, pero, por ejemplo, a través de un Indice de Sostenibilidad de Destinos Turísticos (ISDT) en la zona lacustre, que se trabajó en conjunto con la Pontificia Universidad Católica (PUC), la Universidad de La Frontera y Sernatur, logramos conocer de manera científica el estado de saturación de una serie de indicadores sociales, ambientales y económicos, de manera que se puedan adoptar las medidas necesarias para equilibrar la situación.

La misma PUC está empujando el programa ADAPT-Acción en la Región de Los Lagos, en que somos parte, para generar nuevas iniciativas que nos permitan pensar en desarrollar tecnologías que contribuyan al desarrollo sostenible y adaptación al cambio climático en los destinos turísticos. Iniciativa que debiera ampliarse a toda la ruta pero para ello es necesaria la articulación con el Gobierno Regional, autoridades locales y el mundo privado.

Rodrigo Moreno,

gerente de la Ruta Lagos y Volcanes