En el mundo, el agua termal se usa para llenar piscinas, y además - sobretodo además- para calentar espacios o implementar procesos productivos que requieren temperatura constante con bajo costo de operación y bajo impacto ambiental.
En Chile, tenemos más de 300 áreas termales y en más del 90% de ellas se están desperdiciando oportunidades de negocio y ahorro en combustible. Sólo en La Araucanía hay unas 35 fuentes termales, donde el agua se usa para baños recreativos y luego se deja ir. En el mundo ese calor no se deja ir, sino que se atrapa, se canaliza en tuberías, y circula por espacios para calefaccionar de forma limpia y barata. En Chile, seguimos usando leña, parafina y gas, mientras dejamos que el calor natural de la tierra se nos fugue.
Y no se va sólo el calor. Porque con él, se van muchísimas oportunidades de innovar en la producción local, y generar oportunidades de trabajo en zonas rurales donde es frecuente la emigración de jóvenes en busca de oportunidades laborales. En el calor de la tierra existen muchas oportunidades: permite deshidratar alimentos, calefaccionar invernaderos, criaderos, producir papel, y un sinfín de actividades que requieran calor.
En Chile existen unos pocos ejemplos donde la energía de las fuentes termales se ocupe para algo más que rellenar piscinas. Las termas de Malleco en la Araucanía y las termales de Puyuhuapi en Aysén, ocupan el agua de las fuentes termales para calefacción de sus hoteles. Sin embargo, el potencial de la energía térmica en estas áreas termales es mucho más grande, por ejemplo, un caudal de 1 l/s que se enfría de 50 a 40°C permite calentar 8-10 casas de más de 100m2, climatizar más de 400m2 de invernaderos y secar 70 m3 de leña en menos de 25 días.
En términos prácticos el uso de la energía en zonas con fuentes termales depende de las necesidades locales, porque económicamente no vale la pena trasladarla grandes distancias. Justamente esta restricción ayuda a generar oportunidades laborales en localidades con fuentes termales cercanas que hoy sufren por elevados niveles de cesantía. El uso directo de la energía en las fuentes termales podría generar nuevos focos de producción que se pueden complementar perfectamente con la actividad turística actual, generando más oportunidades laborales y una identidad a las localidades cercanas a fuentes termales.
Mauricio Muñoz Investigador del Centro de Excelencia en Geotermia
de Los Andes -CEGA- Universidad de Chile