Encapuchados v/s el pueblo
Los últimos hechos de violencia que se han registrado en el país evidencian que nos encontramos en una situación crítica de seguridad, y para evitar un enfrentamiento entre civiles ha llegado el momento de diferenciar a los ciudadanos que se expresan de forma pacífica de aquellos que ejercen violencia para aislarlos y condenarlos.
La gente ya está cansada de los destrozos, por lo que es falso que rechazan a Carabineros o Fuerzas Armadas, porque además de las demandas sociales legítimas, quieren seguridad y orden público a diferencia de los violentistas que quieren impunidad para saquear y destruir el país.
Por otro lado, se debe acelerar los acuerdos políticos transversales en el Congreso. Las demandas urgentes de la ciudadanía son completamente válidas y legítimas, pero a la vez, es importante condenar paralelamente y con la misma fuerza los actos que atentan contra el Estado de Derecho por parte de algunos pocos.
Hago un llamado a los violentistas a que reaccionen, ¡los más afectados terminan siendo aquellas personas que también quieren cambios!
Christian Vásquez H., vicepresidente Nacional Juventud RN
Honestidad constitucional
Los constitucionalistas no somos economistas, ni sociólogos, ni políticos.
No sabemos más que el resto sobre las causas sociales de la crisis o sobre sus consecuencias económicas. Pero sí conocemos algunas verdades impopulares, entre ellas, que es muy difícil acordar una nueva Constitución; que las constituciones se hacen por elites y que la participación popular siempre será menor a las expectativas que se han creado; que las constituciones limitan a las mayorías, y que al ser documentos jurídicos muy especializados, requieren de expertos que las redacten.
José Manuel Díaz de Valdés J. director Centro de Justicia Constitucional - UDD
Vegetarianos
Cada vez son más las personas que se deciden por seguir una dieta denominada vegetariana, es decir, aquella en que la persona no consume ningún tipo de carne, incluyendo aves, pescados o mariscos, ni productos que la contengan.
Las dietas vegetarianas y veganas son adecuadas para todas las etapas de la vida, incluyendo embarazo, lactancia, infancia, adolescencia, vida adulta y vejez, así como para los atletas.
Las dietas predominantemente vegetales son más sostenibles desde el punto de vista medioambiental que las dietas ricas en productos animales, ya que utilizan menos recursos naturales y se asocian con un menor impacto medioambiental".
Existen distintos tipos de vegetarianos. Ovolacteo-vegetariano: incluye lácteos y huevos y excluye carne; Lacto-vegetariano: incluye lácteos y excluye de la dieta los huevos, además de la carne; Ovo-vegetariano: incluye huevos y excluye lácteos, además de la carne; Vegano: excluyen de su alimentación carnes, productos lácteos huevos y todo producto que contenga algún producto de origen animal; Semivegetarianos: consumen carnes rojas, aves o pescados no más de 1 vez a la semana; Pescovegetarianos: consumen pescados y excluyen carnes, huevos y lácteos; y Crudivegano: dieta basada en alimentos vegetales sin cocinar.
Camilo Aburto, Académico Escuela Nutrición y Dietética U. Andrés Bello
Efecto amplificación
Ante la violencia y agresividad desmedida que han mostrado numerosos grupos de jóvenes manifestantes en los sucesos recientes que han convulsionado al país, es necesario cuestionarse cuál es el papel que juegan las familias y que inciden en ese comportamiento antisistema y antisocial.
Hay bastante evidencia que constata que la violencia en los jóvenes, en la mayoría de los casos, tiene su origen en la dinámica familiar en la cual han crecido. En primer lugar, se da lo que algunos expertos llaman "efecto amplificación": muchos adolescentes se muestran violentos por haber sido sometidos a violencia durante la infancia.
Asimismo, el estilo educativo familiar tiene gran incidencia. Padres excesivamente autoritarios, castigadores y controladores generan en los niños y adolescentes sentimientos de rencor, rabia y frustración, que suelen explotar ante situaciones que les desbordan.
Por otra parte, el modelo educativo permisivo o de "dejar hacer" que se caracteriza, por regla general, por la despreocupación y negligencia, la ausencia de límites y reglas claras, o una conducta emocional errática de los padres, produce desprecio por la autoridad y las normas, falta de empatía y de control de las emociones, búsqueda de satisfacción inmediata de las necesidades y escasa tolerancia a la frustración.
Somos los padres los primeros responsables de educar a niños, niñas y adolescentes empáticos, solidarios, tolerantes, respetuosos de los derechos de los demás, conscientes de sus deberes, etc. Estas virtudes morales se aprenden en el hogar y difícilmente se adquieren fuera de éste.
Jimena Valenzuela del Valle, directora del Instituto de Ciencias de la Familia