Ante las diversas iniciativas que surgieron, entre ellas la que presenté junto al senador Pugh y que se aprobó en la Comisión de Constitución del Senado, para crear un Estado de Alerta que permita el resguardo de infraestructura crítica por parte de nuestras Fuerzas Armadas, surge la interrogante respecto al complejo o cierto grado de resistencia que existe en un sector hacia nuestras instituciones de orden y defensa.

¿Por qué en Chile no valoramos la experiencia y capacidad de nuestras FF.AA? ¿Por qué después de 30 años de democracia no somos capaces de dejar atrás complejos de una época pasada? Estas preguntas surgen sobre todo si pensamos en el gran valor que organizaciones internacionales otorgan a nuestras instituciones.

Solo por dar un ejemplo, una de las participaciones más valoradas de nuestras FF.AA es la del "Batallón Chile", en Haití, donde poco más de 12 mil efectivos se mantuvieron durante 13 años en ese país, lo que permitió otorgar seguridad a los más de dos millones y medio de habitantes de la zona, adquiriendo además experiencia en acción humanitaria, capacidad de realizar rescates y evacuaciones médicas en condiciones extremas.

Chile atraviesa una situación grave de crisis desde el 18 de octubre pasado; hemos vivido noches de horror en distintas ciudades, con saqueos, destrozos e incendios a la propiedad pública y privada, que han significado, por ejemplo, daños en 136 estaciones del Metro de Santiago con costos que superan los US$400 millones, además de 228 ataques a comisarías de Carabineros.

Es ante esta realidad, que como parlamentarios debemos asegurar el resguardo de infraestructura que es de vital importancia para nuestra ciudadanía.

En Chile no existe hoy una definición normativa sobre infraestructura crítica. Sin embargo, la experiencia mundial señala que hay a lo menos doce sectores clave para el progreso social y económico, agrupados en tres ejes estratégicos: infraestructura basal (agua, energía y telecomunicaciones); infraestructura de apoyo logístico (vialidad interurbana, aeropuertos, puertos y ferrocarriles) e infraestructura de uso social (educación, hospitales, instituciones financieras, y administración pública, entre otros).

Si miramos la experiencia europea, podemos deducir que no es necesario restringir las libertades consagradas en la Constitución cuando se está realizando la protección preventiva de infraestructura crítica. Asimismo, por ejemplo en España, cuentan con el Centro de Protección de Infraestructura Crítica y Ciberseguridad (CNPIC) o el Reino Unido con su Centro de Protección de Infraestructura Nacional (CPNI).

Es por todas estas razones que valoro de sobremanera que la Comisión de Constitución haya aprobado nuestra iniciativa, que no solo define por primera vez lo que es infraestructura crítica, sino que crea un nuevo Estado de Alerta. Si como parlamentarios vemos en ésta iniciativa legal una oportunidad que nos permitirá restablecer el orden público y con ello volver a tener tranquilidad y recuperar nuestra economía, podremos finalmente proteger nuestra democracia.

Las intensas lluvias de los últimos días han causado estragos en diversas instalaciones de la capital de la IX Región, siendo el Mercado Municipal uno de los edificios más complicados, dado el rebalse de canaletas. Las aguas inundaron parte del primer nivel, dañando mercaderías y alejando al público, según indicaron los locatarios y dueños de restoranes.

Onemi advierte una

reactivación del Llaima

La Onemi de La Araucanía declaró la alerta amarilla para seis comunas de la Región por reactivación de la actividad del volcán Llaima, donde se ha detectado aumento de la sismicidad del macizo, así como emanación de vapor de agua y gases volcánicos.

Sigue la restricción de acercarse al cráter en un radio de 4 kilómetros, se informó.

Cochayuyeros piden

que los dejen vender

Molestia existe entre las familias de los cochayuyeros que traen sus productos desde Tirúa, en el límite con Carahue, por la advertencia que recibieran en Temuco por parte de tres inspectores municipales, quienes le señalaron que la nueva ordenanza del comercio ambulante les prohíbe desarrollar esa actividad en el centro de la ciudad. Los cochayuyeros pidieron más comprensión.

Uno de los problemas que viene aquejando a Temuco desde hace varios años, y cada vez con mayor intensidad, es el de la congestión vehicular. La razón es el explosivo crecimiento del parque automotor, que se empina sobre los 70 mil vehículos en una ciudad donde el desarrollo vial no ha ido a la par con el aumento de vehículos en circulación.

Si bien se están realizando importantes obras que buscan mejorar la conectividad con amplios sectores de la capital regional, lo cierto es que mientras se desarrollan los trabajos los tacos se han vuelto un panorama habitual a ciertas horas del día. Sin embargo, a ello hay que agregar un nuevo problema que complejiza aún más el tránsito: la destrucción de una serie de semáforos en la principal arteria de Temuco, Avenida Caupolicán, lo que deriva en el complicado desplazamiento de vehículos y peatones por el sector céntrico.

Frente a esto, y como una forma de paliar de manera provisoria el peligro que revisten cruces altamente transitados y sin semáforos, es que el municipio de Temuco instalará sistemas de señalización móviles, toda vez que una solución definitiva podrá materializarse cuando que se tenga la certeza que los semáforos no serán destruidos nuevamente, como ya ha ocurrido.

Este tema quedó zanjado en la reciente reunión del Concejo Municipal, que aprobó la adquisición de tres semáforos móviles de cuatro caras y nueve individuales, cuyo costo asciende a los 35 millones de pesos y que vienen a normalizar el tránsito vehicular en intersecciones de alto flujo. A ello podría agregarse la capacitación de algunas personas que ayudarían en la coordinación del tránsito mientras se instala los sistemas lumínicos.

Se hace necesario, entonces, comprender que el mobiliario público lo que busca es mejorar la calidad de vida de todos quienes habitan en la ciudad, por lo que hay que cuidarlo. De esta forma no solo se podrá tener una ciudad más grata para todos, sino también evitar posibles accidentes.