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Efectivos de la PDI recuperan bicicleta de alta gama robada

ANGOL. Policías lograron establecer la identidad de una persona que comercializaba parte de las especies a través de redes sociales.
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Detectives de la Brigada Investigadora de Robos (Biro) de la Policía de Investigaciones (PDI) de Angol detuvieron a un hombre con antecedentes policiales por el delito de receptación y lograron, además, recuperar una bicicleta de alta gama sustraída el pasado fin de semana desde un domicilio en calle Esmeralda, en la mencionada ciudad de la Provincia de Malleco.

La subcomisaria Daren Barrios, de la Biro Angol, explicó que "el día de ayer (miércoles 11 de diciembre) se recepcionó una denuncia por el delito de robo en lugar habitado, hecho ocurrido el fin de semana en esta comuna, donde desconocidos ingresaron a un domicilio y sustrajeron dos bicicletas de alta gama, una marca Trek y otra marca Oxford, además de vestuario".

Con la información entregada por la víctima, además de diversas diligencias realizadas por los funcionarios de esa brigada especializada, lograron establecer la identidad de una persona que estaba comercializando a través de redes sociales parte de las especies.

Control de detención

El sujeto, quien fue individualizado con las iniciales B.M.M., de 20 años, residente en la comuna de Renaico, fue detenido por el delito de receptación flagrante y por incumplir una medida cautelar vigente, además de registrar antecedentes policiales anteriores por diversos delitos.

El detenido fue puesto a disposición del Juzgado de Garantía de Angol para la correspondiente audiencia de control de detención.

En tanto, la bicicleta fue devuelta a su propietario, previa acreditación de dominio.

ENTREVISTA. Luis Llaulén Coña, trabajador que fue quemado en Curicó:

"Un día me dijo que me iba a matar y que me iba a tirar al río"

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Damián González B.

El martes 17 de diciembre el Tribunal Oral en lo Penal de Curicó dictará sentencia contra Víctor Cayupi Huaiqui, temporero de 31 años, oriundo de Carahue, quien el 31 de noviembre de 2018 prendió fuego con un encendedor a la cama de su compañero de labores Luis Llaulén Coña (42), quien reside actualmente en San Ramón, comuna de Padre Las Casas.

El brutal ataque se produjo al interior de un container que ambos utilizaban como casa habitación al término de cada jornada tras cosechar manzanas al interior del fundo San Luis, ubicado a la altura del kilómetro 29 de la ruta J-65, en la localidad de Potrero Grande.

A más de un año de este ataque, la víctima, que de no mediar por el rápido trabajo del personal médico habría muerto calcinada y atada al catre de su cama, cuenta detalles de la historia que hoy lo tiene con el 50% de su cuerpo quemado y un trauma psicológico prácticamente irreversible. Aunque aferrado a la única esperanza de que su agresor, hoy en prisión preventiva, sea condenado a los 12 años de pena efectiva que la Fiscalía del Maule solicita por el delito de homicidio calificado frustrado.

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"No sé cómo me amarró las manos y los pies. Me prendió fuego y fui incendiado en todo mi cuerpo. Gracias a Dios llegó rápido la atención médica, si no yo estaría muerto".

-¿No quiso viajar al tercer día de juicio (ayer)?

-No, porque ando nervioso, necesito tener algo de tranquilidad en mi vida. Sigo con miedo, este gallo puede tener familia y si me ven solo, puede ser que ahora sí me maten.

-¿Qué recuerda de ese día?

-Yo estaba ebrio, esa es la verdad. No sé cómo me amarró las manos y los pies. Me prendió fuego y fui incendiado en todo mi cuerpo. Gracias a Dios llegó rápido la atención médica, si no yo estaría muerto. La primera atención la tuve en Curicó, me trasladaron a Talca, y de Talca me llevaron a la Mutual de Seguridad en Santiago, donde desperté después de dos meses, amarrado y entubado. Desperté sin saber donde estaba. Por mi familia me enteré que me quemaron, y que había sido esta persona.

-¿Ese día usted se tomó unos tragos con Cayupi?

-Si, tomé con mi atacante en el fundo. Y me enteré por los testigos que fui golpeado con puños y palos, que me maltrató harto. Después me fui a acostar y él prendió el colchón con un encendedor. Lo reconoció en el tribunal, pero supuestamente dijo que después salió a comprar un paquete de tallarines para comer. Carabineros lo pilló afuera del fundo y el dijo que no pensaba que esto iba a pasar a mayores. Esa fue una burla que me hizo delante de la autoridad.

-¿Ha vuelto a verlo?

-El día 10 fui al juicio, y sí, lo vi, y lo pasé mal. Vi a este gallo y me dio impotencia, no podía hacer nada. Llegué a mi casa y no pude dormir. Vi en el sueño que me atacaba, que estaba encima mío, es desesperante. Estoy psicológicamente mal, casi morí. Tengo harta pena, necesito tranquilidad. Si quedaba libre iba a andar con mucho miedo, y con la idea que si encuentra de nuevo, me mata.

-¿Ustedes se conocían de antes?

-No, lo conocí cuando llegó al fundo.

-¿Hubo algún otro ataque antes?

-No. Pero un día me dijo que me iba a matar y que me iba a tirar al río. Él me tenía envidia porque trabajábamos a trato. Nos pagaban por mata. Uno llevaba anotado cuántas matas de manzana se cortaban al día para cobrar a fin de mes y yo era más rápido, entonces hacía más plata.

-¿Su familia sabía de esto?

-No, nunca quise contar lo que me estaba pasando, nunca pensé que podía pasar algo así.

-¿Advirtió a su jefe?

-Me tocó compartir el container de fierro con mi atacante. Yo le pedí al jefe que no me dejara con este hombre, porque se notaba que era malo. Los container no son un lugar para dormir, no sé por qué se permite tener 80 trabajadores en containers, son oscuros y si hay emergencias no se puede escapar. Ellos no me fueron a ver al hospital y lo único que recibí de ellos fue la carta de despido.

-¿Cómo se ganará ahora la vida?

-Tengo 42 años y el doctor no me ha dado el alta. A veces salgo a las calles a vender heladitos, pero soy provocado por la gente donde me ven completamente tapado por mis heridas, y no saben que casi morí. Hay gente que me hecha de las calles, que me dicen 'tu no perteneces a este lado'. Yo agacho la cabeza...