En La Araucanía, el infierno son los otros
Mauricio Partarrieu Académico Facultad de Ciencias Jurídicas y EmpresarialesUfro
¿Dónde está mi compu?, ¿quién tomó mis apuntes?; por favor mantengan este espacio ordenado que todos debemos ocuparlo y etcétera, etcétera, etcétera. Estas son frases comunes en los hogares de La Araucanía por estos días de cuarentena. Todos quienes habitamos el hogar nos hemos visto obligados a incrementar los tiempos compartidos de manera involuntaria, sobre espacios comunes de la casa, que ahora se ha transformado en nuestro trabajo, lugar de estudio y espacio permanente de descanso y esparcimiento.
Lograr acuerdos y coordinaciones necesarias para llevar de buena forma la cuarentena al interior de cada uno de nuestros hogares a veces resulta complicado, y debemos enfrentar conflictos recurrentes donde emergen las críticas hacia los otros que no aportan en la misma medida que quien levanta su voz para indicar su descontento con uno o más miembros de su familia. Si la situación al interior de los hogares resulta a veces difícil, fuera del mismo se vuelve aún más compleja, pues ante la ausencia de lazos afectivos y sentidos de pertenencia propios del núcleo familiar, las relaciones con los otros miembros de la comunidad se impregnan de una desconfianza creciente y resulta común ver los defectos ajenos de manera creciente, mientras cada uno de nosotros desde su propia convicción se considera el más virtuoso y responsable de los ciudadanos.
Al parecer la conocida expresión de Jean-Paul Sartre "el infierno son los otros" hoy está más vigente que nunca, así al menos queda de manifiesto en el estudio de opinión pública desarrollado por la Facultad de Ciencias jurídicas y Empresariales de la Ufro y el Diario El Austral, donde las personas manifiestan una opinión positiva respecto de sí mismos y negativa en cuanto a la comunidad, en relación a su comportamiento responsable en tiempos de pandemia.
La población encuestada tiende a responsabilizar a los otros por incumplir con las normas dictadas por la autoridad y al contrario se autoevalúa como responsables en lo individual. Así el 73.5% de los encuestados afirma haber sido muy responsable en cuanto a seguir las indicaciones de la autoridad; sin embargo cuando se les consulta por el comportamiento de la población de La Araucanía, un 53,8% afirma que estos han sido irresponsables o completamente irresponsables en cuanto a su conducta.
El infierno son los otros, de esta forma se delega la responsabilidad en el colectivo por la propagación del virus a tasas más elevadas que otras regiones, desligándose así del deber ciudadano de contribuir cada uno a frenar la propagación de la enfermedad y la obligación de tomar conciencia que la ausencia de síntomas no libera de cumplir con las medidas indicadas por la autoridad.
El estado de excepción sanitario solo viene a dejar de manifiesto público una conducta humana recurrente. Los otros contaminan, los otros abusan de su poder, los otros son flojos, etcétera, quizá esta crisis sirva para replantearnos que los otros somos nosotros también y si queremos vivir en una sociedad mejor cada uno debe asumir la responsabilidad que le corresponde .