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Autoridades analizan avances en el proyecto de aeropuerto para Pucón

REUNIÓN TÉCNICA. El objetivo es hacer los ajustes necesarios, tanto en la pista como en la construcción de un nuevo terminal aéreo.
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En una reunión técnica con el director regional de Aeropuertos de La Araucanía, Rodrigo Lagos, así como con el jefe del departamento de Proyectos de la División de Infraestructura Aeroportuaria del MOP, Walter Kaempfe, además del inspector fiscal del MOP, Cristóbal Opazo; el alcalde Carlos Barra pudo conocer en detalle los reales avances del proyecto del nuevo aeropuerto para Pucón, iniciativa que fuera incluida y priorizada por el mismo Presidente de la República en el discurso de cuenta pública pasada.

El objetivo es hacer los ajustes necesarios, tanto en la pista como en la construcción de un nuevo terminal aéreo que dé garantías a las autoridades regionales y a la población de contar con una opción adicional al aeropuerto regional. "Pucón viene luchando hace ya muchos años en esta idea de convertirse en una opción en esta materia", señaló el alcalde Barra, quien agregó que "ya sea por temas de seguridad, así como una herramienta de consolidación de nuestro destino turístico, que hoy más nunca cobra fuerza para asegurar una recuperación económica para nuestra gente en lo venidero. No sabemos cuánto durará esta pandemia y sus efectos en la industria del turismo y por ende en la economía comunal, por lo que todo avance en esta materia viene a darnos un gran aliento de visualizar un mejor futuro para nuestra gente", señaló el alcalde.

LA PARTE TÉCNICA

En lo técnico se expuso el trabajo que hasta ahora se ha avanzado, así como también se habló claramente de los tiempos reales que este proyecto tendrá y que finalmente se presume estará operativo recién para el 2026.

"Aquí lo importante es que esto es un compromiso de Estado, traspasa los intereses de las personas y los gobiernos y se focaliza en la población", puntualizó el alcalde, en lo referido a la modificación de los tiempos anunciados por los actores técnicos.

En resumen, tras la resolución satisfactoria o "RS" dada por el Ministerio de Desarrollo Social (Mideso), es que fue posible realizar el estudio de brechas, expuesto en la mencionada reunión. Primer paso que da la partida a una serie de fases o procesos como son la licitación e inicio de la consultoría del anteproyecto referencial, para posteriormente pasar a la etapa de entrega del proyecto a la DGC, luego licitar y dar inicio a la concesión y recién tener la ingeniería definitiva para pasar a la construcción. Todas fases necesarias para poder dar vida a esta iniciativa en el "Plan Nacional de Aeropuertos", de manera de no desagregarlo de los proyectos que prontamente se iniciarían a nivel país y que de esta forma, este sueño se mantenga dentro de lo planteado y dicho por el Ejecutivo.

"En paralelo a esto y a pesar de la posible extensión de los tiempos, hay que ir pensando este proyecto en fases y etapas que nos permitan, por ejemplo, visualizar lo que podría ser su habilitación a fines de este año para lo que será el eclipse de sol. Entendemos lo importante que para Pucón es que el recinto al menos tenga las autorizaciones básicas para esa fecha", agregó el alcalde Carlos Barra Matamala.

El proyecto

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Según lo especificado en el estudio realizado, por ahora las dificultades más inmediatas serían una ampliación y ensanche de la pista de los actuales 1.700 a 1.950 metros cuadrados, así como asegurar su loza para resistir un mayor tonelaje de aviones. Como en este caso es el A-320, que pretenden hacer llegar hasta Pucón como transporte de pasajeros, además de definir si el sistema de aterrizaje a utilizar por las aeronaves será por sistemas electrónicos o por acercamiento visual, entre otras materias. El proyecto final contempla un mejoramiento sustancial en las instalaciones del terminal, sus cierres y estacionamientos entre otras obras.

La encrucijada de las (in) movilidades en pandemia

El autocuidado es un deber para todos y todas en este contexto.
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Una premisa fundamental para combatir el avance del coronavirus a nivel internacional ha sido el aislamiento físico. Quedarse en casa, utilizar solo los permisos disponibles en estado de cuarentena y salir lo menos posible. Cuando el aislamiento de las personas se vuelve una necesidad para la autoridad nacional, emergen problemáticas respecto a cómo hacer para que la inmovilidad de la población se desarrolle de la mejor manera posible.

Algunos datos ayudan a reflejar las contradicciones sociales entre aquellos y aquellas que ven la inmovilidad como una opción que puede ser llevadera, y una mayoría que necesita de la movilidad cotidiana para llevar el sustento a sus hogares.

Por ejemplo, según un reciente estudio de la Universidad de Chile (2020), en el actual escenario la movilidad en Santiago disminuyó un 50% en comunas con mayor ingreso económico, mientras que en aquellas comunas de menor ingreso solo un 30%. Asimismo, según la Organización Internacional del Trabajo (2020) casi la mitad de los trabajadores en Chile se emplea de manera informal.

Trabajadores de ferias, vendedores ambulantes, meseros, empleadas domésticas, albañiles y tantos otros y otras que, producto de las restricciones de movilidad decretadas por la autoridad para combatir de forma eficiente el avance del coronavirus, se han visto en una encrucijada: quedarse en casa y esperar que alguna ayuda del gobierno llegue, o arriesgarse a sanciones y posible contagio por desplazarse con el objetivo de trabajar para comer y pagar las cuentas básicas.

Otra historia corresponde para aquellos y aquellas que por motivos egocéntricos vinculados a la recreación burlan la ley y la salud de la población, desplazándose libremente por las ciudades con el riesgo de contagio que conlleva.

Para los trabajadores y trabajadoras informales que viven en comunas de estratos bajos y muchas veces en condiciones de hacinamiento, la inmovilidad parece ser una opción lejana y relativamente difícil de cumplir, y no se trata de una lectura somera que implica actos de desacato, más bien corresponde a desempolvar una realidad que para algunos sectores estaba superada en Chile: la pobreza. La pandemia vuelve a recordar que, lamentablemente, para muchas personas está primero alimentarse que otros derechos igual de importantes como la salud o el cuidado.

Desde una perspectiva cultural y económica, se torna sumamente complejo incentivar la inmovilidad de los más necesitados sin una potente batería de políticas públicas que cubra las necesidades básicas hasta que la pandemia cese.

El autocuidado es un deber para todos y todas en este contexto, pero también necesitamos ser autocríticos y comprender que esta pandemia nos ha servido para develar aquellas desigualdades estructurales que nos hacían mirar con cercanía y mayor atención otros lugares del mundo, renegando muchas veces de nuestro entorno próximo, donde evidentemente tenemos más similitudes económicas y sociales de las que imaginábamos.

Hernán

Riquelme B.

Docente

U. Autónoma

de Chile

Ofrecen opciones a profesionales para trabajar "por un Chile más justo"

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Enseña Chile, América Solidaria y Fundación Superación de la Pobreza-Servicio País son tres ONG que desde distintos ámbitos buscan aportar en el trabajo contra la desigualdad.

La crisis sanitaria, social y económica que se ha desatado a nivel mundial ha hecho aún más evidente la desigualdad que azota a los contextos más vulnerables. En ese contexto, Enseña Chile, América Solidaria y Fundación Superación de la Pobreza tienen a disposición programas laborales y formativos para profesionales que están comprometidos con lograr un Chile más justo.

Enseña Chile ofrece el Programa de Liderazgo Colectivo, el cual permite a profesionales hacer clases remuneradamente por dos años en contextos con alto índice de vulnerabilidad mientras se forman para impactar en educación siendo parte de una red de agentes de cambio.

América Solidaria cuenta con un Programa de Voluntariado Profesional Internacional, donde durante un año los jóvenes levantan y gestionan proyectos vinculados a causas urgentes de pobreza infantil.

Fundación Superación de la Pobreza, a través del programa Servicio País, ofrece a cerca de 300 jóvenes profesionales la oportunidad de vivir y trabajar en un territorio rural o comuna vulnerable.