Correo
Racismo en La Araucanía
Ver las imágenes de chilenos celebrando el racismo en contra del pueblo mapuche hace unos días me dolió el alma, trajo a mi mente la carga histórica de racismo que hemos sobrellevado quienes somos mapuches. Si de algo sirvieron esas manifestaciones, fue para develar lo que todos sabemos pero no se hace explícito habitualmente: el racismo soterrado que un importante número de chilenos tiene respecto de los mapuches.
El racismo ha sido grabado con fuego en cada mente mapuche, con la idea de borrarnos del mapa; con el eufemismo "Pacificación de La Araucanía" nos relata la historia de la masacre sobre los mapuches para sacarlos de los fértiles territorios de La Araucanía y relegarlos a los cordones cordilleranos. En el siglo pasado un sistema de enseñanza mutilador (a mi padre le pegaba el profesor, también mapuche, por hablar mapudungún en el colegio, eso es solo un ejemplo de múltiples acciones castradoras de identidad), malos tratos por ser mapuche. Vivir con el estigma de "mapuche flojo y borracho" no se lo deseo a nadie. Sé por experiencia propia que eso es una falacia, y no es más que el reflejo de una manera vil de racismo, de expulsión, de anulación de una cultura, de un pueblo.
Para buscar una solución al conflicto entre dos partes, primero se debe reconocer la existencia de dos partes, validar al interlocutor, no negarlo ni desacreditarlo, luego, sentarse a conversar y estar dispuesto a llegar a una solución para todos, que no tiene por qué ser la que trae en mente una de las partes. Pretender algo diferente es no querer encontrar una solución.
Sugiero al Gobierno de turno tome real conciencia del problema y avanzar en soluciones verdaderas y no parches de zanahorias y garrotes.
Luis Toro C.
Se dice que...
Se dice que la violencia engendra violencia. Se sabe que la situación de ella en La Araucanía va in crescendo. Se comprueba que la autoridad administrativa y ejecutiva está actuando livianamente. Se tiene certeza del abandono y descuidos de la misma en la zona.
Se cree que se están generando las condiciones para que cada cual deba tomar su defensa por sus manos. Se piensa que si esta situación continúa terminaremos muy mal como sociedad.
Se espera ahora la restauración del orden, el respeto, la seguridad pública y con ello el Estado de Derecho, única receta válida conocida para llegar a ser una mejor nación, pues no existe otra conocida.
José Manuel Caerols Silva
Una Constitución verde
La pandemia obedece a un modo de vivir al borde del colapso. Nuestros medios de producción, en una economía a escala mundial, se han convertido en medios de destrucción del planeta. El equilibrio ecológico entre especies está roto, y es nuestra responsabilidad restituirlo.
Algunos autores mostraban desde 2007 la posibilidad de brotes de contagio por coronavirus en los mercados mojados de China. Otros intelectuales han mostrado que esto recién comienza y es la punta del iceberg de futuras catástrofes producto de nuestro modo extractivista de vivir.
En Chile, estamos viviendo un momento crítico pero excepcional. Tenemos la oportunidad única en la historia de escribir una Constitución ecologista y pionera en el mundo en cuanto a la consagración de derechos medioambientales. Tenemos muchos temas que discutir: el agua, los bosques, nuestra matriz energética, cómo habitamos nuestras ciudades. Por suerte tenemos también mucha gente estudiando estos problemas hace ya bastante tiempo y una oportunidad tangible de construir un país mejor y a la vanguardia ecológica.
Pablo Andrés Rojas Escobar
Promover y facilitar la voz de los estudiantes
He visto muchas veces en televisión entrevistas y reportajes donde expresan declaraciones el ministro de Educación, presidente del Colegio de Profesores, políticos, expertos educación, alcaldes, padres y, por último, niñas, niños y jóvenes, respecto a la crisis educativa, por la pandemia que atravesamos actualmente.
Si bien es cierto que las políticas educativas y las decisiones deben contemplar la relevancia de la experiencia de los actores educativos, no es menos cierto que los y las jóvenes también pueden aportar al debate respecto a la educación que merecen, tanto por la contingencia como sin ella.
Y no es que no lo hagan, pero la cultura adultocentrista borra los matices de calidad expresiva de niñas, niños y adolescentes que contribuyen a una sociedad plural. Ésta todavía los ve incompletos en su desarrollo, por lo tanto, no los legitima como sujeto de derechos y agentes efectivos de los mismos, considerando sus discursos o ideas propias como inmaduras.
Pronto enviarán a su diario las reflexiones que mis estudiantes han construido de los fenómenos sociales que observan y vivencian. Es de esperar que algunas de estas cartas releven en parte la voz y el sentir del estudiantado.
Luis Humberto Millaleo Millaleo