El triunfo del Apruebo
Permítanme referirme en esta columna al plebiscito del pasado domingo y sus implicancias para nuestra atormentada Región. El triunfo del Apruebo fue histórico, emotivo, esperanzador. Y de todas las imágenes que graficaron en los medios este nuevo Chile me quedo con la portada del diario Publimetro del lunes posterior a la votación.
Allí figura la llamada Plaza Dignidad, epicentro de las manifestaciones en Santiago, y decenas de banderas mapuche que han sido por lejos el principal símbolo de esta historia. Son banderas que flamean entre una multitud que celebra y fuegos artificiales que iluminan la escena. ¿Quiénes las enarbolan? ¿Qué los motiva a hacerlo?
Por cierto habrán personas mapuche en la multitud, qué duda cabe. Un alto porcentaje de población mapuche migró por razones económicas -la falta de tierras, una de ellas- desde el sur a Santiago en la segunda mitad del siglo veinte, oleadas que jamás se detuvieron del todo. Allí, junto a la Región de Valparaíso, se encuentra el grueso de nuestra población actual, no en La Araucanía. Pero ello no explica el fenómeno.
Pasa que nuestra bandera está demasiado presente en todo lugar que uno visita. Me ha tocado verlo, vivenciar, en marchas, cabildos y un sinfín de espacios ciudadanos desde los tiempos pre-pandemia, tanto al norte como al sur del Biobío, sea en grandes urbes o comunas pequeñas.
¿Qué explica entonces su popularidad? Creo un cambio cultural en desarrollo hace largo tiempo y que a partir del estallido social simplemente floreció en la sociedad chilena. Hay en las nuevas generaciones un reencuentro genuino con aquella identidad mestiza, champurria, negada por tanto tiempo y cuando no abiertamente despreciada por ese Chile blanco y racista de los manuales escolares.
Es un reencuentro y también una búsqueda que debemos los mapuche aplaudir y acompañar. Darles la espalda -y hacer además lecturas erradas de ello- no creo sea el camino más inteligente. Lo demostró el propio plebiscito. Un aplastante ochenta por ciento votó a favor del Apruebo y por si no bastara en nuestra derechista región el Rechazo fue derrotado en cada una de sus 32 comunas.
¿Qué nos dicen estos resultados? Que al igual que en el resto de Chile, una inmensa mayoría de los habitantes de La Araucanía está a favor de una nueva Carta Fundamental, de un nuevo Pacto Social, uno donde en verdad quepamos todos y todas, incluido el pueblo mapuche. Aún falta que se garantice nuestra representación y participación efectiva vía escaños reservados, es verdad. Esta semana se vota esa posibilidad en el Congreso y mi esperanza es que se logre el objetivo.
Sería impensable, una verdadera vergüenza ante el mundo, una Convención Constitucional sin nosotros.
Participar, no restarse, acompañar y ser protagonistas de este proceso constituyente no pareciera ser entonces el camino equivocado. Allí nos encontraremos todos aquellos y aquellas que soñamos un Chile distinto, uno donde por primera vez los mapuche no sean tratados como extranjeros en su propio suelo; uno donde por fin nuestras demandas y aspiraciones no sean perseguidas como amenazas.
El conflicto que nos duele y que semana a semana golpea nuestra frágil convivencia créanme tiene solución. Ello pasa por el diálogo político, por el encuentro entre culturas, por la deliberación democrática y el abordaje pacífico de las controversias. El año 2021 no solo estaremos redactando una nueva Constitución para Chile; también un nuevo y mejor presente para todos y todas en la Región.
El conflicto que nos duele y que semana a semana golpea nuestra frágil convivencia créanme tiene solución. Ello pasa por el diálogo político, por el encuentro entre culturas, por la deliberación democrática (...).