Correo
Contaminantes emergentes
Con tanta información de la pandemia durante 2020 y de la vacunación en lo que va de 2021, han tenido menos cobertura mediática los temas relacionados con el medioambiente. En nuestra Región estábamos acostumbrados a los problemas de calidad del aire en el invierno, y a nivel nacional eran múltiples los reclamos hacia empresas por la emisión de olores o metales pesados. Sin embargo, nos hemos olvidado que no solo las empresas contaminan.
También lo hacen los domicilios comunes y corrientes a través de un grupo de sustancias llamadas contaminantes emergentes, que habitualmente consideramos inocuos, pero por los que en la Unión Europea ya han mostrado preocupación. Entre estos contaminantes emergentes encontramos a los antibióticos, los analgésicos y antiinflamatorios, psicofármacos, anovulatorios orales, aditivos presentes en perfumes como bencenos y parabenos y algunos antisépticos de uso común como el triclosán.
Estos contaminantes emergentes son un grupo de sustancias que aún no están regulados, pero que son candidatos a serlo, por sus potenciales impactos acumulativos. Su presencia suele ser ya habitual en las campañas que muestrean tanto agua como suelo, por lo que requieren de regulación en su vertido y uso ya que no requieren ser persistentes para ejercer efectos negativos, debido a que su continua descarga compensa la eliminación natural.
En la mayoría de los casos la toxicidad es baja, pero pueden ejercer efectos a largo plazo, como la resistencia bacteriana. A diferencia de contaminantes como arsénico o el mercurio que pueden aparecer de manera natural por su cercanía a yacimientos, los contaminantes emergentes tienen un sólo origen razonable, el hombre, ya sea por eliminación natural o simplemente por descuido al eliminar los medicamentos en la basura común. Si no es así, ¿cómo entonces se explica la presencia de antidepresivos y anovulatorios en carne de pescado en los grandes lagos de Canadá? ¿O la presencia de antiinflamatorios en la fauna antártica? Solo tomando conciencia que muchos de nuestros productos de uso común deben eliminarse de manera responsable y cuidadosa, podremos asegurar que los contaminantes emergentes no lleguen a ser un dolor de cabeza para sectores tan sensibles en nuestra economía como el exportador.
Después de todo, sería bastante razonable que los mercados asiáticos y europeos no desearen consumir nuestro salmón o cerezas, si estas contienen trazas de sertralina o quinolonas.
Carlos Peña, ingeniería Universidad Autónoma de Chile
Excusas
A raíz de la última revuelta semanal en Plaza Italia, el subsecretario Galli declaró: "Debemos condenar la violencia sin excusas". Tiene toda la razón el Sr. subsecretario, frente a la violencia reiterada, hay actitudes que parecen excusas.
José Luis Hernández Vidal
La caridad- la solidaridad
La caridad no es la limosna vergonzosa y es más que un principio, es una actitud permanente del ser humano atento a proporcionar al otro las herramientas necesarias, de las que carece, para construir o en su caso reconstruir su vida.
Por su parte, la solidaridad es la adhesión del humano a los humanos, sin distinción del sexo, raza o condición social, comprensiva de los anhelos, necesidades y oportunidades de éstos, concurriendo con su esfuerzo a superar las desigualdades, a emparejar la cancha, eliminando las injusticias, las inequidades y los abusos.
Ojalá se impregne de estos dos principios la Nueva Constitución.
Carlos Reyes Hernández
La importancia de cotizar
Cotizar es la piedra angular de toda la seguridad social que protege a los trabajadores y sus familias, por lo que sus alcances van mucho más allá de una pensión en el futuro.
Beneficios, como licencias médicas, seguros de invalidez y sobrevivencia, enfermedades profesionales, Ley Sanna, son sólo algunos de los beneficios de cotizar, a lo cual debemos sumar la mayor facilidad de capacidad de crédito para la vivienda propia, entre otros.
Lamentablemente, vemos que muchos trabajadores prefieren la informalidad, la subcotización, o tratos de palabra para evitar el pago de cotizaciones, para mejorar sus ingresos líquidos o bien para no perder otros beneficios del Estado.
Lamentablemente la reforma previsional no tiene un foco en incentivar la cotización formal, por el contrario, el destinar parte de la cotización adicional a un fondo de reparto incrementará la subcotización y que personas prefieran no cotizar.
Cotizar brinda seguridad y fortalece las futuras pensiones, ahí deben estar los reales esfuerzos previsionales.
Eduardo Jerez