La tristeza de los peluqueros que no pueden trabajar: "Estamos muy mal"
HISTORIAS. Muchos han tenido que cerrar sus locales y cambiar de rubro. Otros, ante la necesidad, se arriesgan incluso atendiendo a sus clientes en domicilios.
Tristeza y desesperación es lo que invade al gremio de los peluqueros y profesionales de los oficios de la estética, belleza y bienestar, quienes debido a las cuarentenas no pueden abrir sus locales establecidos.
Muchos no han recibido ningún tipo de ayuda económica de liquidez y han tenido que cerrar sus negocios de manera definitiva, quedando con deudas de arriendo, luz y agua. En tanto, muchos otros han tenido replegarse a atender clientes en sus casas. También hay quienes motivados por la necesidad han tenido que salir a atender clientes a domicilio.
En conversación con El Austral, dirigentes del gremio y peluqueros de distintas comunas hablan sobre el difícil momento que viven, debido a la pandemia.
Dos historias
Luisa Jara tiene 60 años y es peluquera. Durante sus casi treinta años de experiencia como estilista, se ha hecho conocida en Pitrufquén. Tuvo un salón de belleza en pleno centro por una década y ahora llevaba siete años en calle Bilbao 1195, llegando a León Gallo.
"Ahora vivo de los puros recuerdos, de la gente que llegaba media triste y se iba feliz. No es solo 'cortarse el pelo', es subir el autoestima, es una terapia mental que la gente no está recibiendo y que echa de menos. Es más que una necesidad estética", comenta.
Gabriel Barra, con 27 años en el oficio, tiene un salón de belleza en calle Lautaro, en Temuco, entre Aldunate y General Mackenna. Lo tiene cerrado, por la cuarentena, y dice que tiene que trabajar "a la mala" en su casa.
"Estoy trabajando de manera clandestina, ilegal, en mi casa, porque tengo que comer y pagar deudas. No porque quiera. Para las autoridades, es como que no existimos y da mucha pena", indica.
"Somos varios los que trabajamos en las casas, y yo personalmente no voy a domicilio, porque encuentro mucho riesgo. Pero sí hay muchos colegas que lo hacen por necesidad, porque necesitan seguir trabajando", acota.
Cambiando de rubro
Juan Ortiz (61) es tesorero de la Agrupación de Peluqueros y Estilistas de Temuco es un ejemplo de la crítica situación de su rubro. Actualmente tiene una mesa en donde vende artículos de aseo y de higiene, al no poder atender normalmente con su peluquería, que funciona en su casa en la población Dreves.
"Son muchos que vienen con pérdidas desde el estallido social. Lo único que exigimos es trabajar para poder alimentarnos a nosotros y nuestras familias", sostiene.
"La gente nos llama y nos pide que por favor volvamos a trabajar. Eso es lo que más queremos", concluye.
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"Lo único que queremos es trabajar. Somos muchos con deudas y hay muchos que están vendiendo sus cosas para poder tener algún tipo de ingreso".
Gabriel Barra,, peluquero