La llegada de la pandemia a nuestro país generó la necesidad de implementar una serie de medidas tendientes a minimizar los desplazamientos, lo que disminuyó el número de vehículos que circulan por las ciudades. Sin embargo, estudios del Ministerio de Transportes sostienen que esto no redundó en una disminución importante en el número de accidentes de tránsito. Ello porque al haber menos vehículos en las calles y carreteras, los conductores comenzaron a circular a velocidades mayores, aumentando, de esta forma, los riesgos de sufrir accidentes de tránsito.

Y La Araucanía no es la excepción, ya que además de convivir a diario con conductores que guían sus vehículos a velocidades por sobre las permitidas, especialmente en las zonas urbanas, se aprecia un sinnúmero de otras prácticas, por cierto prohibidas, que han provocado un mayor estrés en la convivencia vial. Y es que no es difícil ver a conductores guiando sus vehículos y al mismo tiempo hablando por sus teléfonos celulares o bien haciendo uso de las redes sociales, o a otros que simplemente incumplen la normativa estacionándose en lugares prohibidos, realizando maniobras a todas luces peligrosas o bien no respetando la señalética vial.

Se trata de un problema que debe ser abordado de manera urgente y responsable por todos los órganos competentes, tanto públicos como privados, ya que naturalizar esta forma de convivencia vial solo generará más estrés y con ello un empeoramiento de la calidad de vida en el espacio público.

Temuco, la capital regional, debe mirar sus calles y abordar este problema, ya que a la alta congestión generada con el levantamiento de la cuarentena se agrega otra serie de factores que hacen que circular por la ciudad, en ciertos sectores y a determinadas horas, sea simplemente estresante.

Y la solución a este problema en ciernes debe ser multidimensional, ya que además de dotar a la ciudad de vías más modernas y mejor sincronizadas, que permitan la convivencia armónica de vehículos motorizados, bicicletas y peatones, se debe mejorar el transporte público y principalmente educar a la población en el respeto a las normas del tránsito. De ello dependerá que las ciudades se desarrollen de forma equilibrada y no se conviertan en urbes atestadas de vehículos guiados por conductores irresponsables que conviertan la convivencia vial en un caos.

Al calor de lo que ocurre en nuestro planeta por el virus Cov-19 cuya última característica es mostrarse como un camaleón microscópico que muta cada cierto tiempo, es válida la pregunta: ¿cuál es el destino que enfrentarán en algunas décadas las próximas generaciones?

La sensación para muchos hoy en día es que no hay claridad para qué se vive.

Llevamos más de un año y los efectos de esta brutal pandemia no disminuye, al revés, se incrementan y cuando se cree que se consigue un encuentro con la solución aparece un rebrote más intenso y convertido en una nueva cepa.

El mundo que conocimos se orientaba a través de conclusiones filosóficas hacia futuros plenos de buenos augurios y esperanzas, sin embargo, ahora, ninguna de las modernas filosofías son capaces de responder en plenitud las inquietudes y dar seguridades creíbles a una especie que aspira a un mañana certero y no lleno de brumas difíciles de explicar y enfrentar.

Hasta hace no más de un año atrás la preocupación de las sociedades y sus elites era cómo solucionar y ofrecer a los jóvenes un mundo menos difícil para sobrevivir, hoy día, otra etapa etaria se interesa y pide un mundo amable para su existencia, me refiero a los adultos mayores (donde estoy inserto) cuando escuchamos la posibilidad "de la última cama". Muchos esperan en medio de esta aciaga realidad que la desesperación, el valor de la vida incluso en la creencia de algo superior se vaya a debilitar o desaparezca.

Hace muchos años atrás siendo joven leí un libro titulado "La hora 25" cuyo argumento apuntaba hacia el futuro en que prácticamente la tecnología y lo material serían los caminos casi únicos por donde caminaría el mañana de la civilización humana. En esos años me pareció una utopía de simple entretención ¡cuán equivocado estaba!

Pero siendo optimista ¿cuál debería ser nuestra actitud? Me quiero proteger con una aseveración del intelectual Alexis Carrel: "No se levanta uno, sino cuando se tiene conciencia de haber caído. Debemos, ante todo, curarnos de nuestra locura, la ascensión del espíritu es signo supremo del éxito". Con esas reflexiones entonces se podrá argumentar que la nueva civilización no será para las futuras generaciones una enfermedad invariablemente fatal.

Como una conclusión al final de esta columna, sostengamos que nuestro mundo hoy enfermo viralmente volverá pronto a ser de nuevo luminoso, con mucha vida y en donde predominarán los afanes por encontrar la felicidad, para todos (as) una hermosa meta que nos hará florecer como seres de buena voluntad.

Roberto Muñoz Barra,

exsenador, presidente Instituto

Estudios Públicos Social Demócrata

El fútbol amateur gana en importancia y en espacios en la capital de la IX Región, y es así que en ejecución o en proyecto se encuentran al menos tres canchas que se sumarán este año a las ya existentes.

Las distintas asociaciones han sumado nuevas series a sus filas, especialmente niños.

Pucón y Villarrica alistan

las vacaciones de invierno

A poco más de un mes para las vacaciones de invierno de escuelas y liceos, en la zona lacustre los empresarios del rubro turismo ya comienzan a alistarse para recibir a las familias que generalmente llegan a Villarrica y a Pucón para disfrutar del descanso y de las múltiples ofertas que en ambas comunas hay para los visitantes.

La Araucanía supera los

2 mil contagios de covid-19

La pandemia no da tregua ni descanso y es así que desde la Seremi de Salud se informó que en La Araucanía la cifra de contagiados por coronavirus ya superó los 2 mil casos.

Por otra parte, el rector de la Universidad de La Frontera, Eduardo Hebel, adelantó que el segundo semestre debería mantenerse de forma remota.