Elecciones primarias
Restarse de la participación ciudadana es el peor camino que pueden tomar los ciudadanos. Este mecanismo es un buen antídoto contra lo que los analistas calificaban como decisiones cupulares.
Hoy se desarrollan las elecciones primarias presidenciales de los pactos Chile Vamos y Apruebo Dignidad, de las que saldrán los aspirantes a la Moneda de esos conglomerados que competirán en los comicios de noviembre.
Por el bloque Chile Vamos se presentan Joaquín Lavín (UDI), Mario Desbordes (RN-PRI), Ignacio Briones (Evópoli) y Sebastián Sichel (independiente), mientras que por Apruebo Dignidad lo harán el abanderado del PC, Daniel Jadue, y el diputado del Frente Amplio, Gabriel Boric. De acuerdo con las normativas dispuestas por el Servicio Electoral (Servel), las respectivas candidaturas cerraron sus campañas en jueves en la noche.
En este proceso podrán participar los militantes de los partidos inscritos, quienes solo deberán votar por un candidato de su respectivo pacto. Además, tienen derecho a sufragar los independientes que no pertenecen a ningún partido, quienes podrán escoger a solo una carta presidencial de Chile Vamos o de Apruebo Dignidad. Por el contrario, quienes militen en un partido político que no tenga candidatos inscritos en primarias no podrán votar, como es el caso de la DC, el PPD y PS, entre otros.
Es evidente que la campaña no ha logrado entusiasmar a los ciudadanos, lo que hace pensar que podría repetirse la alta abstención de anteriores comicios.
El tema es preocupante puesto que es una consecuencia de cosas que se han hecho mal durante años. Hay un abandono de la educación cívica y un relajo en cuanto a inculcar que además de derechos demandados, cada ciudadano tiene deberes que cumplir. Pero se ha dicho que el mecanismo de primarias para elegir a los candidatos es un buen antídoto contra lo que los analistas calificaban como decisiones cupulares, una de las situaciones que terminaba agotando la paciencia de la población y, especialmente, el desencanto de los segmentos más jóvenes.
Por eso, restarse de la participación ciudadana es el peor camino que pueden tomar los ciudadanos y, si están disconformes, deberían hacer lo posible por cambiar el estado de cosas mediante las vías que considera el sistema democrático.