Un escenario más alentador ha tenido el manejo de la pandemia, con bajas cifras de contagios. Ayer, en la Región de La Araucanía se registraron 57 nuevos contagios y el Ministerio de Salud decretó que Lonquimay, la última comuna que estaba en Fase 1, avanzara desde hoy a Transición.

El ministro de Salud, Enrique Paris, ha señalado que se han alcanzado avances significativos en el manejo de la pandemia de covid 19 en Chile, con fuertes disminuciones de contagios, lo que ha permitido a muchas comunas ir aliviando las restricciones en el Plan Paso a Paso.

Todas las regiones han tenido disminuciones en los contagios, lo que ha permitido a las familias salir en las vacaciones escolares de invierno. No obstante, ello implica también mayores responsabilidades para las personas, con el fin de mantener las medidas preventivas y no retroceder o volver a medidas restrictivas, como la cuarentena.

Los expertos en epidemiología prevén que si la población mantiene las precauciones en el uso de mascarillas, distancia física y respetar los aforos máximos, hacia finales de agosto podría llegarse a cifras de contagios a nivel nacional que no sobrepasen los trescientos casos diarios.

Las bajas en el número de contagiados cada día no deben hacer pensar que el virus ha desaparecido, sino que éste sigue y estará presente por mucho tiempo, por lo que es necesario mantener las medidas sanitarias que se han dispuesto y es especialmente importante que los adolescentes concurran a vacunarse y a completar las dosis.

A juicio de los expertos, el virus no desaparecerá, por lo que hay que ir acostumbrándose a vivir con él y los más probable es que haya que seguirse vacunando año a año. De cada uno de nosotros depende que continúen los avances en el control de la pandemia que se han visto en los últimos días, con el fin de evitar un retroceso a las fases de restricciones y cuarentena.

Sudamérica es como esos grandes amores: bella, morena, interesante, pasional, a veces salvaje, indómita; compleja, contradictoria, inestable. Como los grandes amores, se le quiere o se le deja, porque nunca va a cambiar. Imaginarla distinta es una quimera, es el sueño de ilusos, y vaya que hay soñadores por estos lados. Se vive anhelando el sueño de los difuntos, regresando al pasado con insistencia, en vez de alimentar el presente de los vivos con nuevas recetas. Dos pasos adelante y tres para atrás, nuestra danza cíclica, permanente, parece nunca acabar.

Como lo vaticinó Garcia Marquez, vivimos mezclando fantasía y realidad, un Macondo a escala real que nos impide visualizar el anhelo del desarrollo. A veces parece que nos acercamos, pero ciertas fuerzas cargan la balanza y así volvemos a empezar, caemos en un pozo donde parece concretarse el discurso de la igualdad: solo en el suelo somos todos iguales, las estrellas, por el contrario, suelen tener distinta luz y color.

Abróchense los cinturones, estamos viviendo tiempos turbulentos. Los vientos huracanados emergieron en el norte, en tierras llaneras, y se han diseminado por todo el subcontinente. Ya vendrá el paréntesis, la tormenta ofrece pausas. Intervalos plagados de música y literatura dramática, de una oda al sufrimiento y la desdicha, a las víctimas reales y a las que se cuelan para alimentar eso que algunos llaman revolución.

El debate de la igualdad nos sorprenderá intentando plasmar una diferencia, generando bandos, reclamando un mejor derecho. Lo ilógico puebla las conciencias. Las minorías se harán a un lado para decir que son distintos, renegando del mestizaje, por ejemplo, tan real, tan mayoritario. Convoco a nuestro Brereton, a los inmigrantes y a lo poco que queda de originario en la sangre, para proclamar que en su conjunto somos chilenos, y antes que eso, humanos. Humanos peleándose por una cuota de poder, una porción de territorio, en un dialogo de sordos que deja escapar un millón de oportunidades con el fin de sostener la esclavitud de sus consignas anticuadas, de su conveniencia mezquina, particular. Humanos, simplemente.

Gonzalo Garay Burnas,

abogado y escritor