"Sería un error dejar únicamente en manos de las instituciones la implementación del programa"
Parte del círculo cercano de Gabriel Boric, la legisladora pide a las fuerzas feministas, de trabajadores y al movimiento social que "empujen" el programa de gobierno, porque dependerá también de la voluntad política del Congreso.
Karol Cariola tiene 34 años y su nombre ha ido creciendo junto a los de otros líderes que hace 10 años encabezaron el movimiento estudiantil. Esos otros líderes incluyen ahora a un Presidente electo de la República, Gabriel Boric (35), y los parlamentarios Giorgio Jackson (34) y Camila Vallejo (33), entre otros. Cariola no se ha quedado atrás. Esta matrona de la Universidad Católica acaba de conseguir la reelección como diputada ni más ni menos que con la primera mayoría nacional.
Esta semana Boric le pidió que se hiciera cargo de las conversaciones con otras fuerzas políticas para la instalación del gobierno desde el 11 de marzo próximo e incluso se ha deslizado como posible presidenta de la Cámara. Cariola tuvo un rol central y fundamental en la segunda vuelta. Implementó y encabezó el exitoso (y ambicioso) plan de "Un millón de puertas por Boric", que logró poner en la calle a miles de voluntarios en todo el país que, de acuerdo a los reportes de su equipo, tocaron más de un millón 300 mil puertas.
-¿Con que Chile se encontró en ese puerta a puerta?
-Una de las cosas con las que nos encontramos en el territorio fue justamente lo celebrado que era para los chilenos y chilenas que llegaran a tocar su puerta, que llegáramos a conversar con ellos, que llegáramos a aclararles dudas, a romper con las mentiras. Sabemos la intención que tuvo José Antonio Kast de tratar de instalar un manto de duda en torno a nuestro candidato y el consumo de drogas. Todas esas 'fake news', todas esas mentiras, de alguna u otra manera tuvimos que salir a debatirlas no solo por los medios de comunicación, sino que también en el cara a cara, en el vínculo directo con las personas pudiendo decirles nuestro programa, cuáles eran nuestras propuestas, qué era lo que queríamos para el país y lo hicimos con mucha honestidad y transparencia.
-¿Qué encontraron al otro lado de la puerta?
-Con distintas cosas. En la medida que fue pasando el tiempo nos encontramos con cada vez más puertas comprometidas con nuestra candidatura. Tengo que decirlo, eso fue muy emocionante. Los primeros días fueron un poco más difíciles. Había desinformación, había dudas, había personas que nos decían que no les interesaba ir a votar, personas que nos decían que nunca habían ido a votar a ninguna elección, pero que ahora creían que era importante hacerlo, aunque tenían algunas dudas respecto de la candidatura. También nos encontramos con partidarios de Kast, eso es evidente; había personas que no querían escuchar nada, nos cerraban la puerta cuando nos veían con los gorritos o banderas. Pero la verdad es que fue la minoría. La mayor parte de la gente fue respetuosa, recibieron nuestro mensaje. En fin, fueron distintas expresiones con las que nos encontramos y que dan cuenta de un Chile que está cambiando...
-Se habló de "bajarse del árbol" en la segunda vuelta. Esto apuntaba tanto a la forma como al fondo. ¿Cuánto cambió el contenido o las prioridades del programa?
-Sí, cuando elaboramos nuestro programa de gobierno, además de compatibilizar las ideas políticas de las fuerzas que estábamos siendo parte de la coalición de Apruebo Dignidad y construir un programa común después de la primaria, lo que hicimos fue un proceso participativo nacional de más de 30 mil personas en mesas autoconvocadas, en distintos procesos que fueron liderados en su momento por la alcaldesa (de Santiago) Irací Hassler. Y la verdad es que ese proceso fue muy importante, porque nos permitió hacer un termómetro de lo que la ciudadanía estaba esperando de nuestra candidatura. En ese proceso se definieron prioridades y temáticas relevantes donde sin duda aparecían temas que, si bien los habíamos abordado en la primera vuelta, tomaron fuerza como la seguridad pública, seguridad ciudadana, el tema de la educación, el del endeudamiento de los jóvenes en las universidades, el tema de los derechos sociales para los niños y niñas. Una de las características de nuestro Presidente electo es su capacidad de escuchar y de aprender de otros, sobre todo de ese pueblo que ha hablado mucho con él, que lo ha sentido muy cerca y que le ha transmitido necesidades concretas que por supuesto él se ha comprometido a abordar en su gobierno para ir resolviendo poco a poco las necesidades que tenemos en el país, donde la verdad es que nos hemos encontrado con sectores que muy abandonados y que hoy tienen la esperanza de ser considerados en este proceso.
-La figura de Gabriel Boric ha generado ilusión y altas expectativas. ¿De qué modo pretenden manejarlas considerando un escenario futuro que no será fácil, con crisis económica y sin mayoría en el Congreso?
-Las expectativas son sin lugar a dudas altísimas. Esta es una elección distinta a otras, porque es la de mayor participación desde que es voluntaria. Incluso más que el plebiscito, lo cual es muy decidor de que aquí hubo personas que se levantaron a votar sabiendo que en procesos anteriores no lo habían hecho. Las personas de alguna manera tuvieron un incentivo distinto para ir a participar. Gabriel Boric es el candidato más votado en la historia de Chile y el más joven. Todos esos elementos configuran un escenario distinto respecto de qué es lo que hay detrás de eso. Hay expectativas en la juventud, hay expectativas en los cambios, en las transformaciones, hay sueños también, de personas que quieren que su calidad de vida cambie. Hay muchas cosas que son muy importantes, parte del programa y de los compromisos que hemos asumido, y que nuestra disposición como parte de quienes hemos impulsado esta propuesta de gobierno es cumplir con aquello. Tenemos una tremenda responsabilidad, sabemos que no va a ser fácil, se requiere de mayorías parlamentarias que hoy son relativas, porque efectivamente hay nuevas fuerzas políticas en el Congreso que se han declarado de oposición, como es el caso de la DC, pero que también están disponibles a colaborar en algunos aspectos. Lo mismo esperamos de otras fuerzas. Hay muchas personas del Partido de la Gente que votaron por Boric y eso quedó claro en la segunda vuelta, pero que también tienen representación parlamentaria y que no sabemos cómo se van a comportar en el proceso; hay dudas respecto de eso. Pero evidentemente por eso es tan importante que el movimiento social juegue un rol en esto. Tratar de dejar en manos de las instituciones únicamente el proyecto de país o la implementación del programa de gobierno sería un error. El movimiento feminista, el de los trabajadores, el movimiento social en su conjunto, debe estar muy alerta y activo en la implementación y el empuje del programa de gobierno para que este se cumpla, porque no va a depender sólo del gobierno y su voluntad, sino que también de la voluntad política de los parlamentarios que están en ejercicio a partir del 11 de marzo.
-"En la medida de lo posible", "transar sin renunciar", fueron frases criticadas por su coalición. El escenario económico complejo y un Congreso sin mayoría harán muy difícil cumplir con el programa...
-Nosotros vamos a partir con el empeño y el esfuerzo de cumplir con nuestro programa. No vamos a renunciar previamente a esa opción. El gobierno se instala el 11 de marzo y obviamente nuestra disposición es a cumplir con el programa y hacer todos los esfuerzos que estén en nuestras manos para hacer lo posible. Pero no todo depende del gobierno. Hay esfuerzos que van a depender de la voluntad política que se exprese en el Parlamento y en eso nosotros estamos disponibles a dialogar, a conversar, a convencer también de la justicia que hay en nuestras propuestas, que además han surgido del movimiento social, de la organización ciudadana, del movimiento feminista. Nosotros creemos que hay muchas cosas que son absolutamente justas, que son necesarias, que son incluso en algunos casos de sentido común y que vamos a ponerlas sobre la mesa y a abrir el debate democrático como corresponde. Si la derecha o algunos sectores de derecha pretenden negarnos la sal y el agua y no dialogar, disponerse a vetar cualquier iniciativa que venga de este gobierno, bueno, la ciudadanía tendrá que juzgar eso y por eso también es tan importante que el movimiento social juegue un rol en este proceso, porque si la derecha se va a disponer a no permitirnos gobernar, lamentablemente las consecuencias no las va a vivir sólo el gobierno ni Gabriel Boric, sino que las va a vivir el pueblo de Chile. Yo espero que los diputados y diputadas de derecha que no son parte de este gobierno y que van a ser una oposición activa, tengan disposición a que las buenas ideas también las miren en su mérito.
-Su rol va a ser clave en este escenario. ¿Como va en sus conversaciones con otras fuerzas políticas?
-A partir del encargo que nos ha hecho el Presidente a un equipo de personas que estamos trabajando y ayudando en la instalación de lo que va a significar el próximo gobierno en todo el proceso previo de trabajo, todo lo que hay que preparar, incluidos los vínculos con el Parlamento, ya iniciamos un trabajo. Yo soy parlamentaria electa recientemente, primera mayoría nacional, esa es una razón de mucho orgullo y honor, pero también de mucha responsabilidad, y creo que de alguna manera ha habido un planteamiento de parte del país en cuanto al rol de nuestra generación política. Quienes venimos del movimiento social o estudiantil, aquellos que hemos luchado juntos con Gabriel, con Camila, con Giorgio, con Izkia (Siches), con Miguel Crispi, con Jorge Sharp, con Irací Hassler, Javiera Reyes… hemos tenido un camino de lucha, de trabajo conjunto durante muchísimos años. Somos personas que hemos estado en distintos espacios de la política desde hace muchos años e incluso a veces en espacios distintos. Tuvimos diferencias, pero también construimos juntos, marchamos juntos y juntas y hoy estar con esta responsabilidad, con Gabriel a la cabeza, de alguna manera también nos une a todos y todas. Eso también ha implicado abrir nuevos espacios de diálogo más allá de lo que nuestra generación significa, porque claramente la política no está configurada solo de quienes hemos venido en este proceso de lucha, también hay gente que viene de otras generaciones, de otras luchas también, de otras experiencias. Todo eso debe ser compatibilizado, tiene que ser trabajado. Digo esto porque estamos llevando adelante conversaciones con otros sectores políticos, con parlamentarios y parlamentarias con mayor experiencia (...).
"Las y los comunistas hemos demostrado que tenemos capacidades, que tenemos compromiso, que tenemos la capacidad de gobernar, que no nos comemos a las guaguas, que no somos el monstruo que han tratado de instalar sobre nosotros".