Los grifos forman parte de una red principal para el combate del fuego en las ciudades, por lo cual se instalan en las calles con el fin de hacer fácil el acceso a ellos, por parte de personal autorizado. Está incluso reglamentada su ubicación en la entrada de edificios, su separación en zonas residenciales, comerciales, industriales o mixtas.

En situaciones de emergencia, muchas veces los voluntarios del Cuerpo de Bomberos se encuentran con dificultades para hacerlos funcionar y conseguir agua para combatir las llamas, debido a que se encuentran en mal estado, porque personas que no tienen atribuciones para ello los utilizaron de manera inadecuada. Esto se traduce en que no tienen la presión necesaria o están destruidos, lo que resulta muy negativo en esos momentos críticos, por lo cual se ha llamado a la población a denunciar los casos de mala utilización de estos dispositivos.

Por eso, autoridades habitualmente lanzan campañas para evitar el mal uso de estos surtidores de agua.

En ocasiones, Bomberos ha denunciado que algunas personas los utilizan como basureros, colocando en forma forzada en sus boquillas, papeles, envoltorios de dulces, cáscaras y cuescos de frutas, palos de helados y otros desperdicios, en vez de lanzarlos a los tarros recolectores. Esto impide el rápido accionar de los voluntarios en un incendio, porque en esos momentos críticos tienen que dedicarse a limpiar las salidas de esos surtidores, para permitir que fluya el agua y que no obstruyan las mangueras. Y esto no solo ocurre con los grifos, sino también con las redes secas de algunos edificios.

Los principales problemas se presentan porque los grifos son mal utilizados por personas que los abren para sacar agua y los descomponen ya que se echan a perder las gomas, lo que genera filtraciones.

Por eso, la colaboración de los vecinos es clave en la erradicación de la práctica inconveniente de abrir o bloquear con basura los grifos, ya que muchas veces se dañan y quedan inutilizables. Es necesario que la ciudadanía tome conciencia respecto de la importancia de los surtidores de agua y ayude a mantenerlos en buen estado.

Cada día son más evidentes los cambios en los patrones del clima: aumento en las temperaturas, disminución de las precipitaciones y variación en la distribución y concentración de las precipitaciones, entre otros. Sin embargo, poco hemos hecho desde cada uno de nuestros hogares como desde la institucionalidad para adaptarnos responsablemente y contribuir con nuestra propia seguridad, aun cuando, constantemente, hemos escuchado que el recurso más afectado será el agua, este último, vital para nuestra subsistencia.

El agua, si bien es un recurso natural, ahora se reconoce como escaso y altamente demandable, con capacidad de autodepuración limitada e irregular en su forma de presentarse en el tiempo y en el espacio, ya no llueve como antes y no conocemos bien cómo se distribuyen las precipitaciones. Pero hay más cambios: la desaparición progresiva y alarmante de los bosques nativos, de los humedales, estos últimos, considerados por muchos como no productivos cuando son los únicos ecosistemas que podemos decir que producen agua; la reducción del verde de las ciudades, la disminución progresiva de cauces y vertientes, la disminución y desaparición total de hielos y glaciales o el crecimiento progresivo de monocultivos.

Todos estos cambios nos han llevado a un desbalance en el ciclo del agua, los suelos presentan una mayor temperatura, tenemos menor humedad, tanto en el suelo como en la atmósfera, las tasas de evaporación son mayores, restringiendo la infiltración y recarga de las aguas y con ello se presentan extensas zonas en condiciones propicias para que el fuego se propague y elimine la capa fértil de los suelos, incremente la erosión, desbaste ecosistemas, aumente la emisión de CO2 e incremente el desbalance en el ciclo del agua de determinadas microcuencas, dejando a más comunidades rurales desprotegidas y sin las condiciones mínimas para desarrollarse.

Es tiempo de mirar y actuar como sistema para que en conjunto superemos esta gran amenaza.

Érika Álvarez

directora Territorio Mayor