Combatir la violencia
Con intervalos de solo horas, los asesinatos del agricultor Joel Ovalle, el obrero forestal Cristian Millanao y el baleo del joven camionero Mauro Aguilar, nos confirman que el crimen elige sus víctimas en la Macrozona Sur y que La Araucanía sigue desangrándose, en un clima de inseguridad y violencia, donde el Estado de Derecho y las medidas de excepción no sirven, especialmente cuando es solo un grupo menor, en su mayoría de afectados, el que se atreve a rechazar públicamente la violencia y se aferra cada vez con menos fe, a los magros resultados de la ley y sus instituciones policiales y militares. La mezcla que vivimos en la Araucanía de crimen organizado fuertemente armado, reivindicación violenta de las tierras, y políticos de doble estándar, es fatal.
Este verano, los hechos nos demuestran que la violencia, venga de donde venga está evolucionando, sumando más actores y tácticas de selección de víctimas y blancos casi imposibles de proteger por las policías, paulatinamente con armamento de guerra, pareciera que el terrorismo se transforma en guerrilla, y en forma paralela al acoso y extorsión que sufren los propietarios de tierras, ahora son blancos móviles, personas, especialmente las ligadas a los ámbitos forestal, social, productivo, y autoridades civiles y policiales de todo rango, las que están obligadas con sus medios a protegerse junto a sus amenazadas familias.
Dicho lo anterior que todos ya sabemos a través de oportunas e inspiradas declaraciones de los sectores de siempre, hoy, simplemente mi esperanza está en que el nuevo gobierno no castigue a la Araucanía por ser políticamente diferente a todo el resto del país, por generaciones, desde su génesis hasta la actualidad, el dolor ha estado presente en esta tierra, y en algún punto de nuestro futuro inmediato esto debe cambiar, con un diálogo con dignidad, con igualdad de condiciones, sin amenazas y mucho menos imposiciones. A pesar de críticas miopes, democráticamente, como parlamentario, he abogado por el entendimiento, por iniciativas como la llegada del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, por la formación permanente de numerosas mesas con variados actores de todos los sectores sociales y colores partidistas.
Y aunque algunos afirmen que políticamente La Araucanía es "una región de derecha", en definitiva, somos una "región de víctimas", atrapadas por un pasado guerrero, de injusticias sociales y luchas fratricidas que nos siguen hasta hoy. Pero a pesar de todo, no podemos darnos el lujo de rendirnos ante la violencia, ya que el futuro de esta copia del edén, la que esconde una terrible pobreza, solo podrá ser feliz cuando entendamos que estamos en esta tierra para vivir todos juntos, y ello, no va a cambiar jamás a pesar de la locura de unos pocos.
Sebastián Álvarez Ramírez diputado de la República
Extensión del Estado de Emergencia regional
A propósito de la reciente nueva extensión del Estado de Emergencia en nuestra Región, nunca está de más recordar: La Araucanía sangra y duele.
Los habitantes de esta Región llevamos años sin poder disfrutar el privilegio de vivir seguros. Día tras día, noche tras noche, vemos cómo personas y familias inocentes pierden una vida de trabajo por culpa del terrorismo. Muchas veces, como en los últimos días, incluso se pierden vidas, mientras los autores de estas atrocidades siguen libres, nosotros estamos encerrados en el miedo.
En este sentido, el Estado de Excepción vigente ha sido de tremenda ayuda; un real respiro para una región, cuya situación no da para más. No solo ha influido sustancialmente en la prevención de delitos en la zona roja, sino que también ha ayudado a restaurar la confianza y tranquilidad de la gente que transita por el territorio, aunque sea mínimamente. ¿Es mucho pedir algo tan básico como la seguridad?
Claro está que la situación de la Región es, por una multiplicidad de factores, compleja. Por lo pronto, un inicio es combatir decididamente a quienes, frente a oportunidades de solución, ponen las armas y el terror de frente. La continua extensión del Estado de Emergencia no es para nada un capricho. Muy por el contrario, hoy se ha vuelto una necesidad para la gente y sobre todo las víctimas. Por lo mismo, vale preguntarse: ¿Estará dispuesto el Presidente electo Gabriel Boric a proteger a nuestra Región o deberemos seguir arriesgando nuevas vidas?
Ignacio Tobar Pincheira presidente de Juventud Evopoli Araucanía