Textos escolares
Desde hace años el Mineduc ha pedido a los colegios que prioricen el uso de los textos que entrega el Estado. Un estudio comprobó que pocos establecimientos cuentan con protocolos reales para elegir los libros.
Previo a la pandemia, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) publicó un estudio de mercado sobre los textos escolares, donde se comprobó lo que tanto autoridades como apoderados comentan desde hace años: que las editoriales mantienen precios dispares respecto de un mismo libro, dependiendo si éste corresponde a los pedidos que hace el Estado, para distribuirlo gratuitamente en las escuelas, o si se entregan para venta en el comercio. El análisis reveló que en este último caso los precios pueden ser hasta diez veces superiores, pese a que los libros en ambos casos son muy similares y de tener variaciones, son mínimas. Sin embargo, cada año las editoriales insisten en que aquellos que van a las librerías son de calidad superior y que hay costos relativos a comercialización y distribución que es necesario cubrir.
De acuerdo con la FNE, el Ministerio de Educación realiza cada año un proceso de licitación para adquirir textos escolares a bajo precio, incluyendo una guía didáctica para el profesor y recursos digitales complementarios. En cambio, en la educación privada, los padres son los encargados de costear los textos que el colegio decide, con la editorial ofreciendo otros bienes y servicios al establecimiento, como capacitaciones, asesorías y plataformas. Por ello, la fiscalía ha señalado que falta competencia en este sector.
Desde hace años el Ministerio de Educación ha pedido a los colegios que prioricen el uso de los textos que entrega el Estado, indicando que es incomprensible que algunos establecimientos no los acepten y hagan incurrir en gastos a las familias. Éste es un debate que se genera todos los años al inicio del período escolar, cuando las investigaciones de medios de prensa revelan que algunos colegios rechazan los textos que el Estado entrega en forma gratuita, los dejan almacenados y -en cambio- piden a los padres que los compren en librerías. El estudio comprobó que pocos establecimientos del país cuentan con protocolos reales para elegir los libros, procesos en los cuales enfrentan costos de búsqueda elevados para evaluar alternativas. Esto favorece a aquellas editoriales de mayor tamaño, que pueden contar con redes de vendedores que antes de iniciar el año escolar visitan los establecimientos para promocionar sus productos.