Un problema que frecuentemente es denunciado a través de redes sociales por los habitantes de Temuco es el de los vehículos mal estacionados.

A diario circulan fotografías de automóviles instalados sobre las veredas, en accesos vehiculares de viviendas, sobre las ciclovías y también encima de áreas verdes, lo que da cuenta de cierto desprecio por parte de un grupo importante de conductores por las normas del tránsito y por mostrar actitudes de respeto, principalmente con los peatones y ciclistas, quienes son los mayores afectados.

Si bien el municipio de Temuco ha desarrollado campañas para erradicar esta práctica, cursando infracciones a vehículos emplazados especialmente sobre veredas y ciclovías en el centro de la ciudad, lo cierto es que esfuerzos de este tipo deben ampliarse a otros sectores, ya que se trata de un problema extendido por toda la ciudad.

Si bien de este tema se desprende la falta de lugares habilitados para aparcar vehículos en Temuco, cuyo parque automotor ha crecido exponencialmente en los últimos años, lo cierto es que aquello no es una excusa para que los automovilistas ocupen espacios que no son aptos para ello, ya que además de destruir el espacio público se impide el paso de peatones y ciclistas, quienes por esquivar a estas máquinas mal estacionadas pueden exponerse a un accidente.

Por ello, además de continuar con las fiscalizaciones y las correspondientes sanciones a quienes insisten en aparcar en lugares indebidos, se debe también educar a la ciudadanía, y en especial a los conductores, en cuanto a las obligaciones y derechos que les competen a quienes hacen uso del espacio público. De ello dependerá tener una ciudad más ordenada y amigable con sus propios habitantes.

En la discusión Constitucional uno de los temas que más ha repercutido en la esfera pública es el de la plurinacionalidad, es decir, en reconocer la idea de que Chile es un país compuesto por varias naciones.

Obviamente esto conlleva a una serie de cuestionamientos que de manera evidente han aparecido ante la ciudadanía. ¿Qué significa considerarse una nación? ¿Cuántas naciones se reconocen en el país? ¿Cuál es el límite para estas naciones y cómo dialogan entre sí? ¿Qué elementos se requieren para convertirse en una nación? Y así un sin fin de preguntas que surgen al alero de este tema, donde la Convención y el texto constitucional poco se hicieron cargo.

Sin embargo, aparece otro concepto relevante que parece ser menos problemático para plantear lo que se busca reconocer y es la idea de multiculturalismo.

Apelar a la cultura y no a la nación frente al dilema del reconocimiento hacia los pueblos indígenas, parece ser una herramienta menos dificultosa para garantizar la diversidad que nos caracteriza y consagrar un marco institucional que también le haga sentido a quienes no son indígenas. Donde la plurinacionalidad nos plantea en mundos separados, el multiculturalismo nos invita a reflexionar en torno a nuestras diferencias y buscar formas de convivir en una identidad nacional común.

No se trata de refundar la chilenidad, sino que de reconocerla como siempre ha sido: una identidad donde coexisten indígenas y no indígenas. Uno de los desafíos políticos detrás de esta discusión constitucional es como convivir ante la diversidad y hacerse responsables del daño histórico hacia los pueblos indígenas, de tal manera de reconocer sus diferencias culturales y que no se vean en conflicto con el resto de la sociedad mayoritaria, pero para responder a este problema se requiere de un principio universal que solo es posible a través del reconocimiento de un mismo Estado-Nación.

La idea de cultura reconoce a los pueblos indígenas como parte de la sociedad chilena; en tanto que el concepto de nación los separa como una sociedad diferente donde no hay ningún elemento común.

Para construir una política integradora que permita el reencuentro, estos principios deben, en parte, hacerle sentido a una gran mayoría de quienes conviven en nuestro país, de lo contrario existe la posibilidad de generar un efecto de hostilidad, y es lo que lamentablemente está sucediendo cuando se habla de plurinacionalidad.

Concebir la existencia de diferentes culturas por sobre naciones, puede ayudar a sopesar esta desconfianza, manteniendo un principio común sobre que, a pesar de nuestras diferencias, habitamos en un mismo país donde los indígenas también deben ser reconocidos.

Jorge Cordero Frigerio, cientista político