Como una forma de prepararse para enfrentar la temporada de incendios forestales, que se inicia tan pronto se elevan las temperaturas, autoridades de Agricultura, Obras Públicas y la Corporación Nacional Forestal, dieron a conocer el plan nacional de cortafuegos 2022-2023.

Se trata de una acción conjunta que será ejecutada por Conaf, a través de la cual se eliminan franjas vegetales de alto riesgo de modo de impedir el ocasional avance del fuego. Se trata, en resumidas cuentas, de cortafuegos preventivos, cortacombustible y fajas libres de vegetación, con especial énfasis en las zonas de interfaz urbano rural, ya que también se busca proteger a las comunidades que habitan cercanas a zonas donde ocasionalmente se puedan producir incendios forestales.

Esta acción, que se enmarca en una política de Gobierno que busca aunar esfuerzos entre los distintos ministerios, surge con la idea de enfrentar un fenómeno que en cada temporada estival genera múltiples daños y pérdidas económicas, dañando no solo amplias zonas vegetales, sino también afectando flora y fauna nativa y, en ocasiones, incluso asentamientos humanos.

De ahí que acciones de este tipo, en conjunto con otras como la preparación adecuada de los equipos técnicos y humanos que se encargarán del combate del fuego, además de una intensa campaña de educación de la población, toda vez que la mayor parte de los incendios forestales que afectan a nuestro país es ocasionada por la acción del hombre, ya sea de manera intencionada o bien por descuidos en el manejo del fuego, permitirán enfrentar de forma adecuada una temporada que se proyecta será del todo compleja.

Durante todo este mes de noviembre nuestro país como un todo nos mostrará en cada uno de sus días paisajes llenos de sonrisas y alegrías que fluyen de seres humanos de todas las edades y que participan cada uno en su misión en las ceremonias llamadas "licenciaturas".

Con orgullo decimos y repetimos una gran verdad, Chile en materia educacional es líder en el campo de la educación y la cultura. Sin temor a equivocarnos, somos la nación con más bajos índices de cesantía en el continente en el que estamos inserto.

Rejuveneció mi espíritu en estos días y me llevó al recuerdo un tanto lejano las escenas bordadas de flores en nuestras calles urbanas. Padres, hermanos, familiares de todas las edades, hermosos conjuntos que se entregan a ellas y ellos, junto con el anhelado certificado de licenciatura que muchos con varias décadas aún miramos con respeto y emoción colgado en alguna pared de nuestros hogares.

Sin embargo, pese a esta muy buena realidad en el plano de la educación nacional, creo que autoridades padres y apoderados debemos meditar y fortalecer la formación profesional de los llamados licenciados, mucho de los cuales irán a universidades, otros al difícil campo de hacer lo que se pueda por una modesta paga y otros tantos a institutos profesionales para adquirir carreras artesanales como electricistas, hojalateros, gásfiter, pintores, técnicos electrónicos, experto en la amplia variedad de la mecánica, de la electrónica y la salud.

Día a día nos damos cuenta y reconocemos respecto a la gran falencia de este tipo de profesionales que en el mercado son más codiciados que aquellos de cuello y corbata y de carreras con metodología "de tiza y pizarrón".

El descuido en esta materia incluso ha llegado torpemente a debilitar enseñanzas que hacían nacer a temprana edad vocaciones, con la desaparición en los programas de estudio de asignaturas como: educación cívica, trabajos manuales, economía doméstica, filosofía, literatura, actividades psicopedagógicas.

Buscar profesionales técnicos hoy en día es casi una pesadilla. Los viejos maestros que nos asistían han ido desapareciendo por los efectos del tiempo que controla la existencia humana. De ahí que seguramente muchos jóvenes y familiares hoy llenos de alegría verán tiempos grises si se equivocan y postulan a carreras cuyo mercado está totalmente saturado, porque repiten torpemente las mismas profesiones en más de 100 casas centrales y sedes universitarias diseminadas comercialmente a través de todo el territorio.

Nuestro país de 18 millones de habitantes con activa economía necesita urgentemente profesionales expertos en mano de obra, ya sea en la construcción, vivienda, salud, seguridad y muchas otras.

Tal vez demasiadas universidades, pocos liceos industriales, institutos industriales, y más encima con falta de recursos para aumentar horas de práctica y mantención de maquinarias.

Roberto Muñoz Barra,

exsenador, presidente Instituto Estudios Públicos Social Demócrata

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