"Uno nunca se imagina que pudiera hacer un aporte a nivel mundial"
Autor de dos libros, este formador de estudiantes de pre y post grado en Chile y España, se instaló en Villarrica hace 33 años. En la actualidad es un referente internacional por traer a la odontología conocimientos de otras disciplinas, particularmente, desde la administración. Su segunda publicación se convirtió en un best seller en Amazon. Hoy, a los 71, cuenta con gran entusiasmo que decidió escribir sus memorias.
Transitar por la vida de la forma más positiva posible es el lema que guía los días de Vicente Godoy Coronado. Eso ayuda a entender por qué este odontólogo, magíster en administración de empresas, máster en gestión de negocios, autor de dos libros y académico de universidades de Chile y España radicado en Villarrica, es hoy un referente internacional dentro de su disciplina.
Todo lo que hace está impregnado de un singular entusiasmo. De pequeño su sueño era ser profesor y si bien, llegado el momento se encantó con la odontología, lo logró con creces al trascender las fronteras del país con sus respectivas cátedras.
Su espíritu generoso también habla bien de él. No en vano posterga su formación de post grado hasta que sus hijos egresan de la universidad. Es por ello que no resulta extraño que a los 67 defendiera recién su segunda maestría en la Universidad de Lleida, España.
Empujado a buscar nuevos horizontes producto de la crisis económica de los años 80, este profesional originario de Concepción vive 10 años en Puerto Aysén y hace 33 se instala en la comuna lacustre de La Araucanía, desde donde ha conseguido cumplir sueños, convertirse en un experto de consulta mundial, instalar un best seller en la plataforma Amazon ("Cómo crear y desarrollar tu consulta odontológica") y donde ahora escribe su autobiografía.
Un antes y un después
- Vicente, ¿cómo llega a generar este cruce entre la odontología y la administración que hoy lo tienen como un referente?
- Yo siempre he tenido sueños. Un día domingo (creo que de 1993) en El Austral apareció un aviso en el que se invitaba a personas que quisieran ser emprendedores a un seminario creado por la ONU para países en desarrollo, el cual se lo encargaron la U. de Harvard. Consistía en estudiar el comportamiento de los empresarios exitosos del mundo. Me matriculé y fui el único que lo pagó de su bolsillo. El resto era patrocinado por sus empresas. Fue un taller maravilloso. Marca un antes y un después. Ahí descubrí un nuevo aspecto y me entusiasmé tanto que después hice mi primer MBA, estando en Villarrica, con la Universidad Católica de Salta (Argentina). De 27 alumnos terminamos seis. Mi objetivo fue ir a buscar herramientas del área de la administración y finanzas para traer a la odontología, que no los tenía nada. Después de eso, el Colegio de Dentistas de Chile supo de mi existencia y me invitó a escribir en la revista nacional. Gracias a un artículo me contrataron para dictar un curso en todo el país sobre gestión financiera eficiente del ejercicio profesional.
- Empezó a llenar un vacío en su profesión...
- Exactamente. Esto en otras palabras fue reconocer que cuando tenemos una consulta privada tenemos en nuestras manos una empresa, sin tener idea que debemos saber administrar. Yo logré adquirir conocimiento y seguí estudiando. Fíjese que defendí con 67 años mi segunda maestría en la Universidad de Lleida, España. Y después de eso me solicitaron como profesor visitante. Hoy también lo soy en la Universidad de Barcelona.
- ¿Qué tan ausente estaba o sigue estando este conocimiento en la formación de los odontólogos?
- Para mi alegría la U. Mayor, que tiene como eslogan 'para espíritus emprendedores', me entendió muy bien y me facilitó todo para que creara las primeras tres asignaturas del área de gestión odontológica cuando hice pregrado. Como mi objetivo inicial era traer conocimiento de otras áreas del saber a la odontología lo cumplí totalmente, porque después de eso dicté muchas conferencias y cursos; empecé a recibir invitaciones de todo Chile y Latinoamérica. Cumplí mi sueño. Después publiqué mi primer libro ("La consulta dental es una empresa") que tiene una segunda edición agotada y espero subir en formato digital a Amazon. Hoy puedo decir que soy feliz haciendo lo que hago (...). He sido muy feliz como dentista. Y es que a mí me gusta transitar en la vida de la forma más positiva posible.
- Su segundo libro "Cómo crear y desarrollar tu consulta odontológica" fue best seller tras su publicación en Amazon y lo llevó a presentarlo presencialmente a España. ¿Qué produjo tanto interés?
- Cuando lo lancé presencialmente en Barcelona me decían que no había libros de referencia para estas materias. O sea, uno cuando es de un lugar pequeño, al fin del mundo, nunca se imagina que pudiera hacer un aporte a nivel mundial. Pero bueno. El primer libro - que me alentó a escribirlo la bibliotecaria de la Ufro, la señora Munira - me costó mucho escribirlo. Pero encontré una editorial muy especial gracias a un webinar en plena pandemia. El matrimonio que la lidera en Barcelona dijo una frase que me dejó loco: publique su libro sin escribir ni una línea. Se trata de la editorial LIOC que no es una editorial literaria, sino para emprendedores. El resultado fue un libro inteligente de 345 páginas con códigos QR e infografías, que incluye un capítulo en el que cuento parte de mi vida y cómo a los 7 años comencé a trabajar luego de la muerte de mi padre. Yo creo que ayudó mucho que el prólogo lo escribiera el doctor Antonio Bascones, quizás el dentista más importante del mundo y presidente de la Real Academia de Doctorados de España.
- Usted asegura este libro no sólo es un aporte para la odontología, sino para todo tipo de emprendimientos. ¿A qué se refiere con esto?
- Lo es porque, por ejemplo, capítulos como liderazgo aplican para todo, a cualquier actividad que reúna gente que ejerce algún liderazgo. Otro capítulo es gerencia, donde explico en qué consiste esto en términos simples. Hay capítulo sobre márketing y otro sobre estructura financiera. Entonces, es un libro transversal.
- ¿Sigue escribiendo?
- Yo me apasiono a mis 71 años. Tengo una vigorosidad tremenda. Ahora estoy trabajando en mis memorias. Para eso tomé un taller con El Mercurio sobre autobiografías, con Rafael Gumucio y Carolina Díaz. Conversando con uno de mis nietos surgió la idea. Es un trabajo muy íntimo, pero son temas que me gustaría contar. Llevo 240 páginas, pero mi idea es no pasar de las 150, de lo contrario, sería hacer una saga.
"Hoy puedo decir que soy feliz haciendo lo que hago (...). He sido muy feliz como dentista. Y es que a mí me gusta transitar en la vida de la forma más positiva posible".