"Hay que creerse el cuento que en la educación pública todo se puede"
Después de casi 16 años de trayectoria directiva en uno de los establecimientos municipales referente de Temuco, esta educadora y magíster en gestión y dirección deja el aula tras perder el concurso por alta dirección pública. Hoy, desde fuera, agradece la oportunidad entregada por la comunidad escolar, recuerda los hitos logrados y confiesa que desea seguir aportando a la educación desde el ámbito al que llegue a futuro.
Determinada. Así fue de niña Pamela Pacheco Martínez. Esa característica la llevaría a estudiar lejos de Santiago y adoptar paulatinamente el sur como su nueva casa. Primero fue Osorno y, años más tarde, Temuco, ciudad en la cual esta educadora diferencial y magíster en gestión y dirección ha hecho gran parte de su carrera docente y directiva; ciudad donde hoy asimila con madurez su alejamiento de la Escuela Los Trigales, donde por más de 15 años pone todo su talento y cariño al servicio de la comunidad escolar.
Luego de perder el reciente concurso por alta dirección pública (ADP), esta multifacética mujer que ganara un festival de la canción, ejerciera como actriz de la compañía de teatro TUM y lograra notoriedad nacional al superar un concurso que la instaló en 2018 como la jurado del pueblo en el Festival de Viña del Mar, hoy, reconoce que la noticia le afecta, sin embargo, se sacude del impacto y afirma que "por algo pasan las cosas", así que no apresurará decisiones y escuchará su voz interior antes de resolver qué ahora en adelante.
Por el momento, valora la experiencia ganada y los proyectos que pudo liderar en una década y media en la Escuela Trigales, que sin dudarlo representa también para ella una gran escuela.
- Pamela, ¿es verdad que su deseo original era estudiar teatro, pero se enamoró de la educación?
- Sí. El teatro era mi pasión. Pero hablamos de 1983. Para entonces, mi papá se negó y me pidió que optara por una carrera distinta. Dado el escenario escogí la educación diferencial, pero no en Santiago, decidí estudiar en el Instituto Profesional de Osorno.
- ¿Desde allí se viene a Temuco?
- No. Regresó a Santiago en 1989 y al par de semanas me contratan en una escuela pública de Conchalí. Ya estaba casada y mi marido, que era de Temuco (ingeniero civil), postula a un trabajo acá. Eso pasa el año 2000. Yo termino mis labor y en febrero de 2001 me vengo a Temuco. Aquí mi primer trabajo fue en el Liceo B-29 de Padre Las Casas, donde me tocó trabajar con alumnos sordos. Fue un gran aprendizaje. Estuve ahí hasta junio de 2008 y en agosto llego a la Escuela Los Trigales.
- ¿Con qué se encuentra al llegar a la que fue su casa profesional por más de 15 años?
- La Escuela Los Trigales siempre tuvo su prestigio y yo llego cuando ya estaba en modo jornada escolar completa. Para mí lo importante era observar y evaluar. Al año siguiente, mi primer objetivo grande en infraestructura fue sacar adelante el gimnasio para la escuela y, en paralelo, potenciar el recurso humano, las relaciones laborales, el ambiente, la convivencia. Así me instalé en la escuela. Lo que hice fue trabajar en la escucha y en los afectos. Ese fue mi énfasis en liderazgo.
- Esta escuela y su liderazgo conservó ese prestigio. No en vano, la Fundación Impulso la reconoce en 2023 con un premio LED (Líderes Educativos Directivos) por "inclusión y equidad". Esto vino a coronar una larga historia. ¿De dónde vienen estos valores?
- Nosotros no sólo declaramos una forma de trabajar, sino que la hicimos propia. Esto se fue dando gradualmente y por la propia necesidad de la sociedad. Lo primero que nos pasó fue que llegó al colegio un niño de China y asumimos la tarea de adecuarnos a él y acogerlo. Sólo dos años después el Mineduc firma un convenio con China y provee un monitor. Desde entonces la escuela imparte clases de chino mandarín (…). La inclusión comienza en 2014, cuando la sociedad temuquense se entera que recibimos a un niño chino. Allí empiezan a llegarnos niños de distintos países. Ahora hay de 13 nacionalidades. Son más de 40 en la actualidad.
- Curiosamente el Programa de Integración Escolar (PIE) vino mucho más tarde, ¿no?
- Nosotros no teníamos programa de integración y fuimos una de las últimas escuelas en implementarlo. Fue así porque yo sabía muy bien lo que significaba para el equipo. Todo comienza a cambiar en 2017 con la llegada de una alumna con síndrome de down que no encontraba colegio. Lo único que podíamos ofrecerle entonces era amor y ayudarla a ganar autonomía social. Así partimos.
PENDIENTES
El compromiso personal sumado al trabajo en equipo - lo que incluyó integrar a los apoderados en instancias de toma de decisiones - llevó a esta directora y a la escuela a tener notoriedad regional y nacional.
En 2016 Pamela Pacheco es premiada por la logia masónica por su aporte a la educación; en 2018 destaca entre las escuelas líderes de Chile por concepto de multiculturalidad; en 2019 es reconocida entre las 100 Mujeres Líderes de La Araucanía; en 2020 resulta finalista entre los directores destacados de Chile en el certamen "Yo sirvo a mi país en la educación" del Servicio Civil; en 2023 obtiene el premio Líderes Educativos Directivos (LED) de Fundación Impulso Docente (categoría inclusión y equidad) y en marzo de 2024 recibe un reconocimiento de la Superintendencia de Educación por buenas ideas.
- Sobre la base de lo vivido, ¿qué diría respecto de lo que significa trabajar en una escuela pública? ¿Es posible lograr avances?
- Yo concuerdo en que querer es poder. Hay que creerse el cuento que en la educación pública todo se puede. Y en esto incide la perseverancia, el no rendirse. Yo soy una persona insistente. A mí no me sirve un no. Y en la gestión hay que ser estratégica con las redes, saber negociar y apostar por ganar-ganar. Para ello hay que tener buenos argumentos. Creo que los niños y niñas de la educación pública es donde más tenemos que poner motivación, cariño, ganas y perseverancia, porque nos necesitan. Y a ellos debemos exigirles y entregarles todas las oportunidades posibles.
- Desde lo humano e íntimo. Acaba de perder un concurso por ADP. ¿Cómo se toma esta salida de la escuela? Y ¿qué le gustaría hacer en adelante?
- Fue un resultado de alto impacto. Lo debo reconocer. Pero dije: bueno, tengo que ser realista, así son las reglas del juego. Lo conversé con mi sostenedor y con el alcalde, y agradecí la consideración que tuvieron porque me propusieron integrarme a un establecimiento, pero fui honesta con eso. Prefiero esperar y no apresurarme. Las cosas pasan por alguna razón. Hoy, estoy dispuesta a seguir aportando a la educación y desde el ámbito que sea, porque todavía tengo bastante qué aportar.
- ¿Le quedó algún proyecto que le hubiese gustado ver realizado?
- Me quedaron al menos dos cosas por lograr. Primero, mejorar el resultado en matemática. Este año incorporaríamos un método para mejorar. Me quedó esa espinita y lo otro era conseguir instalar una sala de profesores (...). Hoy tengo puro agradecimiento.
"Creo que los niños y niñas de la educación pública es donde más tenemos que poner motivación, cariño, ganas y perseverancia, porque nos necesitan. Y a ellos debemos exigirles y entregarles todas las oportunidades posibles".