Rolando Bolomey Muñoz, un educador clave en la historia de Temuco
Con 94 años de vida, este ingeniero eléctrico nacido en Metrenco, con estudios en Chile, Italia y Estados Unidos, destaca por sus valiosos aportes al desarrollo regional. Su vocación lo lleva a ser pionero muchas veces y a colaborar en la gestación de proyectos esenciales como las Escuelas Universitarias de la Frontera (el origen de la UCT) y el Departamento de Ingeniería Eléctrica de la UTE-UFRO, instancias que le permiten formar profesionales desde y para La Araucanía.
Es interesante pensar que somos lo que fuimos, sobre todo, cuando en la infancia brotan los gestos y las acciones que forjan nuestra personalidad y carácter. Así funciona la vida para el profesor e ingeniero eléctrico Rolando Bolomey Muñoz (94), que siendo apenas un niño ve a su padre dar una mano a los viajeros del norte que llegan en tren a la estación de Metrenco, acto que, sin duda, lo marca y lo lleva a ser el primero en levantarse para llegar a la escuela a preparar el desayuno para sus compañeros y, luego, con apenas 8 años, a dar clases de matemáticas a los adultos del sector.
Es el pasado de un hombre que en nueve décadas ha hecho aportes significativos al desarrollo educacional de Temuco y la Región.
Con un espíritu ciento por ciento regionalista y evidente vocación de servicio, Bolomey destaca como uno de los impulsores de las Escuelas Universitarias de la Frontera, institución formadora de docentes ideada por monseñor Alejandro Menchaca Lira y que es la antesala de la Universidad Católica de Temuco; a lo que suma la creación, hace 60 años, del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la U. Técnica del Estado, la cual luego pasa a la Universidad de La Frontera (UFRO), además de la fundación de la desparecida Escuela San Alejandro, luego de ser exonerado de la UTE.
Padre de seis hijos, abuelo de 19 chiquillos y bisabuelo de 5 señoritas, este ex trabajador de Ferrocarriles del Estado y de la empresa Copec, tiene una larga historia con la capital regional. Sus hijos así lo afirman.
Luego de estudiar en la Escuela de Metrenco, el futuro maestro completa su preparatoria en el Liceo N°1 de Hombres, hace su servicio militar y, en seguida, a entra a la Escuela de Artes y Oficios de Santiago que después se convertiría en la UTE. Su formación la hace como ingeniero eléctrico, una profesión que, de una u otra forma, se gesta en la infancia, cuando acompaña a su padre en la construcción de turbinas en diversos lugares.
Así lo recuerda su hija Antonieta, psicóloga y educadora radicada en Boston (USA). "Mi padre siempre ha sido un hacedor. Siempre se las ha arreglado para resolver problemas prácticos, sobre todo, de electricidad, física y mecánica. Mi abuelo construía turbinas y maquinaria para cosechar trigo, para lo cual había un taller en la casa. De ahí heredó el gusto por la física y la ingeniería".
"Fue un súper buen papá", agrega Antonieta, pero también se caracterizó por ser un servidor público, un hombrecatólico, solidario y un profesional con un marcado espíritu regionalista, al igual que su primera esposa, la odontopediatra María Antonieta Elgueta Fuentes (hoy está casado con Olga Pellizari).
Ese espíritu regionalista y de servicio lo lleva a comprometerse especialmente con el desarrollo de la educación en la Región. Por ello, no es extraño saberlo involucrado con el proyecto de monseñor Alejandro Menchaca Lira que da vida a las Escuelas Universitarias de la Araucanía y, luego, en la creación del Departamento de Ingeniería Eléctrica que este año cumple 60 años de historia al alero de la UFRO.
Máster en ingeniería eléctrica formado en la Universidad de Dayton (USA), Bolomey asume en 1972 un rol directivo al ser nombrado vicerrector de la UTE sede Temuco, cargo del cual sería exonerado luego del golpe de Estado de 1973. Pese a ello, su prestigio y amor por la docencia le permiten tener continuidad laboral. Así lo explica su hijo Roberto, radicado en Finlandia, quien recuerda que incluso siguió haciendo clases de matemáticas en el Colegio Santa Cruz.
"Un proyecto que también le importó mucho fue la Escuela San Alejandro, que funcionó hasta 1981 creo en la calle Trizano y que fundó con varios colegas de la época, entre ellos, con don Eduardo Raviola, quien había sido rector de la UC. Ellos forman la Corporación de Educación (CORDE) para educar a niños de Pedro de Valdivia y de Avenida Alemania", detalla Roberto, a lo que su hermana Antonieta agrega: allí el que podía pagar pagaba y el que no era compensado por las familias que podían aportar más.
Intelectual humilde, nada ambicioso y con nulo sentido del negocio, Bolomey, es dueño de una capacidad innata para resolver problemas eléctricos y que pocos ostentan. "Siempre ha tenido la habilidad de resolver un problema partiendo desde cero, construyendo el análisis para encontrar la solución", acota su hijo Rolando (también ingeniero eléctrico), al punto que relataba que lo que siempre ha hecho es pensar como un electrón para entrar a los circuitos y llegar hasta la falla.
Con un sentido de humor singular que usa de la puerta de la casa hacia afuera, recuerda Rolando, Roberto Bolomey Muñoz es un pionero al que, además, el desarrollo de las comunicaciones no le es ajena, dado que en los sesenta ayuda a fundar Radio La Frontera.
Dueño de una historia generosa en cuanto a hechos, su espíritu cristiano y humano jamás está ausente en sus nueve décadas de vida. Fuera de lo que hace cuando niño, luego del golpe de Estado, comentan sus hijos, ayuda a colegas y exalumnos a salir de Temuco para alejarse de la persecución policía. Uno de esos excolegas, que por largos años ha vivido en Inglaterra, Rolando Carrasco, comenta que escribirá un libro en el que relatará su historia con este docente, que un día logra sacarlo del sector de detenciones del Regimiento Tucapel, hecho que le cuesta el cargo como vicerrector de la UTE.
Integrante de Amicat e histórico habitante de Temuco, Bolomey Muñoz hoy pasa sus días en casa, rodeado de libros y de un cariño que proviene de múltiples latitudes.