Patrimonio y turismo de la selfie
Las vacaciones son una de las conquistas sociales más universales del mundo laboral moderno, uno de los fenómenos colectivos más esperados por la ciudadanía. Una nueva extensión del tiempo conquistado durante todo un año o más y que nos ofrece la ruptura espacial del entorno más cercano, abriendo nuevas fronteras físicas y mentales.
Por ello es totalmente condenable que entre quienes tengan el privilegio de conocer nuevas fronteras haya personas que dañen el patrimonio, como fue lo sucedido en el Cerro Unitas en el Gigante de Atacama y en las Torres del Paine. Lamentablemente, en numerosos lugares del mundo se ha destruido el patrimonio, incluyendo un saqueo continuo a la memoria de los pueblos originarios.
El caso es que hoy muchos turistas parecen estar en la búsqueda de emociones relacionadas con la hedonía y la recreación extrema, en vez de querer hacer comunidad y valorar los espacios. Hoy es un turismo de la selfie y del yo, con una cierta compulsión narcisista y una permanente necesidad de aprobación, aceptación y status. Experiencia muy lejana a la conquista social del vacacionar con el objetivo de hacer comunidad, poniendo en valor a los otros, dejando hablar al lugar con sus silencios.
Si tiene la oportunidad de vacacionar, acérquese al patrimonio cultural del lugar. El patrimonio, tangible e intangible, en cualquier sociedad es considerado como algo propio, una referencia para enfrentar problemas de cualquier tipo, desde grandes crisis hasta preguntas de la vida cotidiana. El patrimonio es una guía para realizar aspiraciones y proyectos, para imaginar, gozar y expresarse.
Pero tenga en cuenta que no hay un solo patrimonio cultural en cada región o país, sino que pueden coexistir diversas culturas al interior de cada sociedad. Esa diversidad no significa la anulación del otro, ni tampoco la destrucción sistemática del patrimonio a causa de las diferencias.
En esta temporada estival, y a pesar de las desigualdades en el acceso a los bienes culturales, tenga una actitud de integración e inclusión, para conocer y comprender su entorno. Este es el primer paso para enfrentar cualquier desafío sociocultural, ante los cuales hoy estamos en América Latina y el mundo, en estas fechas y meses.
José Albuccó, académico UC Silva Henríquez creador del blog Patrimonio y Arte
Relación civil-militar
Entendemos por relaciones civiles-militares las que mantiene la sociedad en su conjunto con su instrumento castrense.
La función militar es tan antigua como las organizaciones políticas. En todo momento histórico el poder político ha necesitado tener respaldada su autoridad moral por la fuerza militar. Ella es consustancial a la existencia del Estado y es un concomitante necesario de todo gobierno. Sin una fuerza armada que custodie a la sociedad contra la agresión, sea ésta externa o interna, el Estado no podría existir. Las Fuerzas Armadas sirven para garantizar la paz en libertad de la comunidad, protegiendo los irrenunciables intereses nacionales. Sin el respaldo de la fuerza no hay interés defendido ni objetivo alcanzable ni, en suma, política posible.
Muchas personas comprenden esto y la necesidad de una intensa ligazón entre civiles y militares, contribuyendo con ello a la unidad y al desarrollo de la nación. Pero no todos, de uno y otro grupo social, piensan así.
La realidad es que tanto por un lado como por el otro; tanto desde un sector del ámbito militar como desde un sector de la esfera civil, se mira con recelo, con disgusto, con menosprecio y a veces con franca aversión y hostilidad al otro grupo. Para algunos civiles la institución militar es una colectividad llena de defectos, inútil y peligrosa para la sociedad. Lo mismo ocurre en el mundo de la milicia, para quienes los civiles intelectualoides resultan seres decadentes, embrolladores y cobardes. Estas actitudes de mutuo antagonismo son insensatas y a nada bueno conducen. Civiles y militares deben trabajar mancomunados, sin recelos, en aras del bien común.
Se ha dicho, con razón, como nuestra historia lo ha demostrado, que el Ejército es la columna vertebral de la patria, a la que ésta acude en sus horas más aciagas; cuando sus intereses vitales se ven gravemente amenazados.
Adolfo Paúl Latorre Abogado
Junto al Pije
Estuvimos cerca, rozamos la hazaña, pero la realidad es que este año seguimos bajo la categoría de honor del fútbol chileno. No importa. Pije hay uno y siempre tu fanaticada te va a seguir.
Mario Delgado