Justicia-Ley-Derecho
Es la triada indisoluble creadora de civilización y dignidad humana. En ésta la centralidad de la ley cumple una función clave mediadora entre justicia y derecho. A veces, la ley se transforma en filosofía que instala racionalmente al hombre en la naturaleza y en la sociedad. Luego, no es lo mismo el rigor de la ley como poder, que el vigor de la ley como racionalidad ética reguladora de sentencias entre justicia y derecho.
Hamurabi (1750 a.C.) de la civilización mesopotámica, suponía que las leyes provenían del dios Marduk. Al respecto, la revelación bíblica (1.000 a.C.) dice: "Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia" (Salmo 103:6). Claro está, aquí la mediación legal entre justicia y derecho radica en el tribunal de la conciencia individual; y ésta, en Dios o Cristo. Así, además, se torna más comprensible un principio general del derecho: "La particularidad de las leyes remiten a la universalidad del Derecho; y el pensamiento de lo universal es filosofía" (G. D. Vecchio). Porque, aquellas particularidades, son como la particularidad idiomática de los pronombres (yo-tú- él; inche - eymi - fey) que remiten-demuestran la universalidad del lenguaje. Pues, lo particular es relativo, lo universal es absoluto. Y la filosofía bíblica de lo universal es: Dios Creador, universo creado, Hombre criatura.
Desde esta mirada -y prefiriendo el vigor racional y ético de la ley creadora de esta civilización, derivada de la cronología universal del año 1 después de Cristo y su pléyade de mártires culpabilizados por religiones y políticas fanatizadas- ¿será justo esperar dos años para visibilizar una Constitución incógnita, pudiendo procederse ahora a las modificaciones necesarias de la Constitución vigente desde 1990? "No oponerse al error, es aprobarlo. No defender la verdad, es negarla".
Sergio Liempi Marín
Causas
Nuestras leyes no quedan muy buenas porque el sentido común no hace lobby.
José Luis Hernández Vidal
Educación gratuita y de calidad
Los apoderados del colegio George Chaytor de Temuco han hecho una demanda económica al establecimiento para no pagar mientras no se hagan clases presenciales, dado que a su parecer no se está recibiendo el servicio contratado.
Más allá de que Sernac no les diera la razón, se debe hacer una lectura de esto pues sienta precedente.
Al no querer pagar no solamente dejan sin ingresos al personal. Además, están valorando en cero el esfuerzo de administrativos y profesores por mantener la continuidad del aprendizaje, en un contexto insólito en la historia moderna.
Sin embargo, aunque no quieren pagar, no parecen dispuestos a dejar de recibir el servicio que irónicamente valoran en cero. Y si el colegio dejara de proveer clases, podrían acusar una vulneración al derecho a la educación (misma que creen no se está entregando).
Quienes están detrás de esta demanda, mostrando en su máxima expresión que perciben a la educación como bien de consumo, en el fondo están pidiendo educación gratuita y de calidad. Pues, aunque valoren en cero el servicio, la calidad sigue estando en un tramo superior a gran parte del espectro nacional quieran o no.
Una cosa es que algunos no puedan pagar (comprensible y solucionable) y otra que nadie quiera pagar.
Mauricio Urrutia V.
Aprendizajes
Según el experto de inteligencia de seguridad de la salud, James Wilson, las afirmaciones sobre una presunta liberación de armas biológicas respecto al covid-19 es un patrón de comunicación común en crisis de seguridad de la salud. Este tipo de comportamiento en las comunicaciones fue documentado incluso en la epidemia de 1918 de H1N1. Concentrarse en etiologías accidentales o intencionales es un sesgo que ha continuado en interferir y dañar, dice Wilson, nuestra habilidad para concentrarnos en la verdadera gran amenaza: las etiologías naturales que son influenciadas por el comportamiento humano en el mundo. Por otra parte, Richard Horton, el editor en jefe de The Lancet en una entrevista concedida al Financial Times, aseguró que el sesgo cognitivo de ver la amenaza del SARS-CoV-2 bajo los lentes de la influenza en occidente, nos ha costado muy caro, pues la influenza ha dominado el discurso occidental de preparación contra epidemias.
Con todo, hoy se hace atractivo creer en elucubradas conspiraciones o responsabilizar a la República Popular China con una odiosa ignorancia, que reconocer que el comportamiento humano otra vez ha creado un riesgo para nuestro bienestar global. En todo esto, la ira es contraproductiva y las lecciones para Chile han sido inmensas. La acumulación de aprendizaje y experiencia institucional con la actual pandemia será esencial para enfrentar con mayor éxito las del futuro.
Camilo Barría-Rodríguez