Trabajadores del arte atraviesan una sequía laboral
Los gremios de la música, teatro y danza de La Araucanía concuerdan que la pandemia detuvo de golpe su quehacer y arrinconó sus posibilidades de autogestión. Frente a la informalidad del sector por la precarización de la cultura en Chile y la situación crítica que ya atraviesan algunos de sus pares, el trabajo en red y las campañas solidarias asoman hoy como las mejores herramientas para salvar la situación.
Frente a la llegada de la pandemia no hubo resguardo alguno, opina Carlos de Cruces, vocero de la Red de Músicos de La Araucanía. A cuatro meses de este hito, "todos los eventos en los que generalmente se mueven los trabajadores de la música, ya sea técnicos, sonidistas, cantantes o instrumentistas, ya no están. Ese trabajo dejó de existir", resalta este cantautor radicado en Lautaro para graficar el escenario que los artistas de la Región, en general, experimentan este año.
Lo cierto es que la crisis sanitaria 2020, que vino acompañada de una crisis económica y social, tiene a los artistas regionales en medio de una sequía laboral ante la cual no se han quedado de brazos cruzados, al contrario, han fortalecido la asociatividad y levantado un trabajo en red para ir, primero, en respuesta a aquellos pares que a estas alturas del año ya no les alcanza ni para pagar las cuentas básicas.
"La cesantía ha golpeado a un 90% de nuestro sector. Y es que hay pocos artistas que actualmente tienen un contrato, y los que tienen uno, por lo general, ejercen como gestores culturales. Para los actores y actrices que estaban dando clases en colegios o centros culturales todo quedó en pausa. La verdad es que no hay contratos de por medio, en general. Este es un sector bastante afectado por la precarización laboral y para colmo no hay movimiento porque instituciones educacionales y las salas de espectáculos están cerradas. Así que creo que nuestro gremio debe ser uno de los más afectados del país", acota la presidenta de Sidarte Araucanía, Lindsay Cárdenas.
No muy distinta es la situación de los trabajadores de la danza. Georgina Aravena, directora del Estudio Dancerías de Temuco e integrante de la agrupación Danza Araucanía, relata que la mayoría de las directoras de compañías, escuelas y academias ha debido reinventarse. Un buen número de ellas - acota - ha optado por las clases online, que ayudan, pero no resuelven la crisis del sector.
"Hoy las organizaciones de la danza parecen estar en pausa. Aquí cada cual hace lo que puede (…). Cuando se detuvo todo en marzo quedé en shock, pero poco a poco reaccioné y en un momento dado comencé a dar clases en línea. Hoy trabajo con las apoderadas de mis alumnas y algunas alumnas. Pero está difícil la situación. Es todo muy complejo. En lo personal, tengo a mi hija estudiando en Buenos Aires y debo pagar el arriendo de una casa que tiene un estudio. El dueño accedió a rebajar a la mitad el arriendo por un tiempo. La verdad es que hasta ahora he podido sobrevivir gracias a mis apoderadas, alumnas y a la ayuda de mi propia familia. Pero jamás me imaginé esto, y la incertidumbre persiste porque hay mucha gente complicada económicamente".
AGRAVANTES
Al cierre de los espacios físicos para el trabajo presencial, se suman hoy como agravantes de la situación comentada: las brechas digitales existentes para hacer uso de las plataformas tecnológicas como alternativa laboral, la redestinación de algunos fondos de gobierno (como el FNDR), la existencia únicamente de fondos concursables de cultura, la casi ausente actividad de los departamentos municipales de cultura y la histórica condición desventajosa de las artes y la cultura en nuestro país, condición que afecta incluso la definición de una ficha social para un trabajador del sector y su consecuente acceso a