Según las cifras del Ministerio de Salud, en Chile hay más de un millón de personas que pudiendo hacerlo, aún no se han vacunado contra el covid-19. El perfil del no vacunado corresponde principalmente a personas de la RM, de rango 18 a 39 años. Entre las razones de su negativa figuran la desinformación, la desconfianza y los sesgos culturales, porque validan las posturas de los grupos antivacunas, difundidas sobre todo a través de las redes sociales.

Los escépticos y grupos antivacunas se oponen en general a todas las inmunizaciones. Dicen que pueden causar autismo, daño cerebral o esclerosis múltiple, pero no hay estudios de organismos internacionales responsables que respalden esas afirmaciones. No obstante, quienes plantean que las vacunas no son efectivas no se refieren a todos los avances que se han logrado al erradicar o mantener bajo control muchas enfermedades que en siglos pasados diezmaron a las sociedades. Los expertos han confirmado una y otra vez que las vacunas son mucho más seguras que nunca y que los mayores riesgos se presentan cuando las personas no están inmunizadas.

El rechazo a las vacunas no es nuevo. Los servicios de salud han detectado que durante los últimos años, en la campaña antiinfluenza, había adultos mayores que se abstenían de concurrir a aplicarse la vacuna gratuita. Como consecuencia, un alto porcentaje de quienes murieron por las secuelas de la enfermedad, previo a la pandemia, correspondía a quienes no se inocularon.

El aumento de los casos registrados en las últimas semanas hace que desde el exministro de Salud, Jaime Mañalich, hasta la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, coincidan en que Chile ya está atravesando por la tercera ola de la pandemia de covid. Para el exministro, la falta de vacunación en los grupos reacios a inocularse y la variante delta, considerada la más contagiosa a la fecha, serían los responsables de esta tercera ola.

Vacunarse es una responsabilidad no solo personal, al protegerse, sino también social, para no contagiar a los demás, y es deber de todas las personas concurrir a los vacunatorios.

Los filtros de TikTok e Instagram son ejemplos de aplicación de inteligencia artificial. Pese a la diversión que su uso nos ofrece, la masificación de estas tecnologías plantea desafíos para todos quienes participamos como trabajadores en el mercado laboral.

La inteligencia artificial tiene el potencial de reemplazarnos como trabajadores a un menor costo. Un mismo software puede ser ejecutado en múltiples computadores al mismo tiempo, y estos computadores pueden ser conectados a brazos robóticos, reemplazando a operarios en la minería, limpieza, recolección de fruta, comercio e industria. Estudios señalan que en Chile, con la tecnología actual es posible automatizar el 50% de los trabajos efectuados previos a la pandemia, principalmente porque la mayoría de los trabajos realizados son repetitivos. Todo esto permite explicar la sensación de que cada vez es necesario trabajar más para ganar lo mismo. No solamente estamos compitiendo contra otros trabajadores humanos, sino también contra inteligencias artificiales y sistemas automatizados.

Aplicaciones como Uber, que se basan en inteligencia artificial, han abierto nuevas oportunidades laborales, lo cual podría parecer a simple vista la mejor forma de abordar el tema; colaborar y transformarse en el eslabón humano del proceso productivo de base digital. No obstante, los avances en vehículos autónomos dentro de 10 años se harán tan económicos y con tales capacidades, que el repartidor en bicicleta o vehículo no podrá competir con la máquina. ¿Que nos muestra esto?, que debemos prepararnos como individuos y como sociedad frente a este fenómeno que no se puede detener.

La principal opción para afrontar esta irrupción digital es la educación especializada, para determinar por ejemplo en qué labores concentrar los esfuerzos humanos, y en qué labores utilizar a las máquinas. Dentro de los esfuerzos por generar formación acorde a estos desafíos es que la carrera de Ingeniería Civil Industrial de la Universidad Católica de Temuco ha incorporado en sus asignaturas el estudio de técnicas de inteligencia artificial y gestión de tecnologías digitales. Queda por ver aún la materialización de una mejor gestión del fenómeno de la inteligencia artificial en los procesos productivos en Chile.

Claudio Alarcón García,

académico del Departamento de Procesos Industriales, UCT