Los cofrecitos de Porcia
Disfrutando la lectura de "El Mercader de Venecia", la historia de los cofrecitos de Porcia me hizo pensar en nuestras próximas elecciones. Un cofrecito de oro, uno de plata y otro de plomo, que de entre ellos los pretendientes tendrían que elegir sabiamente para conquistar su amor.
Shakespeare en esta magnífica obra, aunque parezca simple decirlo, esbozó un pensamiento político social, no lejano al de San Agustín que bien vale la pena traer a colación ¿Qué son los Estados, sino grandes empresas de bandoleros?
En mis cavilaciones, inmersas en nuestro universo político chileno actual, me hago la siguiente pregunta: ¿Quién abrirá el cofrecito que nos llevará hacia Porcia este domingo, a lo mejor, y engrandecerá nuestro Chile, como esperamos todos?
Gustavo M. Astorquiza
Vamos a votar
A propósito del partido de fútbol entre Uruguay y Argentina por las eliminatorias del Mundial de Fútbol Qatar 2022, jugado el pasado viernes 11 de noviembre, en donde la música de los himnos nacionales fue interpretada por una orquesta en vivo, lo que en la actualidad es algo bastante inusual ya que casi siempre los himnos están grabados.
Por eso, esto hizo venir a mi memoria cuando en nuestro Estadio Nacional, los himnos los interpretaba el orfeón de Carabineros; entonces los músicos con marciales entonaciones hacían su ingreso al estadio en correcta formación para luego interpretar nuestro himno nacional y el del país al que representaba el visitante.
Eran otros tiempos..., el hecho que fuera la banda de Carabineros de Chile la que cumpliera esa tarea, era algo tradicional y además, para el público asistente constituía un espectáculo extra el escuchar himnos y marchas. No recuerdo con exactitud cuando esto dejó de hacerse, lo que sí recuerdo es el "porqué", ello fue debido a que se hizo costumbre que algunos de los asistentes primero, para luego contagiar a la mayoría, insultaran a la institución de Carabineros mientras la banda se encontraba presente en el estadio.
Fue así que en nuestro país se comenzó a faltar el respeto a Carabineros de Chile, que en la actualidad ha llegado al extremo que en las llamadas manifestaciones sociales es común ver agresiones de palabra y físicas a sus funcionarios, quedando en la mayoría de los casos sus autores sin ser ni siquiera juzgados por tribunales. Qué nos pasó como país, cómo nosotros como ciudadanos de a pie podemos contribuir a evitar que esta y otras atrocidades sigan ocurriendo; la respuesta es simple, vamos a votar el próximo domingo 21 de noviembre.
Raúl Torres Reyes
Destrucción de 1.500.000 de huevos
La primera impresión es sorpresa al escuchar y ver en el noticiario la destrucción de 1.500.000 de huevos que podrían haber sido destinados al consumo humano, en tiempos de pandemia cuando hay más escasez de recursos para comprar alimentos. Haciendo un poco de ficción, si se hubieran distribuido de a dos docenas por familia, habrían alcanzado para 62.000 familias.
Las razones esgrimidas para la destrucción fue que había huelga legal y como las gallinas ponen todos los días no había personal para almacenar los huevos, y contratar personal adicional para hacerlo implicaba romper la huelga. Espero las gallinas hayan sido alimentadas.
Si pensamos mirando el bosque y no inserto en él, me surgen algunas reflexiones:
- La naturaleza está por sobre decisiones humanas. Las gallinas no saben de huelgas. Pero un detalle: las decisiones humanas afectan a la naturaleza; ese hoyo hecho para depositar los huevos rotos es probable que deje correr líquidos contaminando napas de aguas subterráneas.
- ¿Cómo no va a existir una normativa que evite llegar a botar comida cuando hay una negociación sindical? y si no hay, tarea para los señores congresistas.
- La huelga ocurre cuando no hay acuerdo entre las partes, siempre he tenido la inquietud de por qué se debe llegar a medidas extremas para buscar una solución, porque parece mágico, pasan los días, se negocia y sorpresa¡¡¡ hay acuerdo… eso mismo ¿no se pudo hacer antes?
- Aquí no funcionó el dicho: "Para hacer tortas hay que quebrar huevos". Podríamos decir: "Si hay huelga no quiebres los huevos".
Finalmente y no menos importante, imagino que los encargados de tomar las decisiones tuvieron en cuenta la normativa vigente sobre gestión de residuos, la responsabilidad extendida del productor y fomento al reciclaje y los costos asociados, que por la parte impositiva, si se destruyen bienes para consumo que pueden entregarse gratuitamente, están afectos a un impuesto del 40%.
Luis Toro C.