Estamos celebrando el último domingo del tiempo ordinario que culmina con la Fiesta de Cristo Rey, que años atrás celebrábamos con nuestro Pasacalle y que por la situación sanitaria y la prudencia, nos invita a celebrarlo en nuestras parroquias con todas las medidas de seguridad. Como País estamos viviendo este domingo un ejercicio democrático que marcará la vida de nuestro país por los próximos años. Llamamos a todos los cristianos a discernir con responsabilidad y escrutar los signos de los tiempos para votar con la conciencia responsable que tiene presente los criterios del evangelio, fundamentalmente la defensa de la vida desde su inicio hasta la muerte natural. La defensa de los más débiles y pobres, la justicia con todos los hombres y los pueblos originarios.
Hoy en la Patria no buscamos un Rey, sino un servidor como nos lo dice la Palabra de Dios de este domingo. "Yo soy Rey", para esto he nacido y venido al mundo, para dar testimonio de la verdad.
La pregunta de Pilatos es central para la teología del evangelio de Juan: "¿Eres tú el rey de los judíos?", Jesús responde afirmativamente, explicando que su reino no es de este mundo. La expresión griega quiere indicar que su reino no es de origen terreno, ni se manifiesta como los reinos de la tierra. Jesús no busca su propia gloria, no tiene guardias para defenderse, ni se impone despóticamente. Su reino es distinto a los reinos de la tierra.
Jesús explica la naturaleza de su reino, afirmando que su misión es "dar testimonio de la verdad". Su reino se construye y se extiende en la medida en que los hombres aceptan la verdad, un término, que en el evangelio de Juan, designa la plena revelación de Dios en Cristo. Quien acepta esta radical verdad que Jesús nos ha revelado, la verdad que es Jesús mismo, y la coloca como fundamento de toda su existencia, pertenece al reino de Cristo.
El reinado de Cristo se presenta como sacrificio de sí mismo hasta el extremo, como obediencia absoluta al Padre "hasta la muerte y una muerte de cruz" . Para el cuarto evangelio, Jesús corona su misión como un verdadero soberano que ejerce su poder real desde la cruz. Elevado sobre la tierra, ha expulsado al príncipe de este mundo y atrae hacia él a todos aquellos que aceptan la verdad que es él. En Jesús Rey se revela la autoridad como servicio y el poder como fuerza de amor.
Con su predicación, sus obras y sobre todo su muerte y resurrección gloriosa, Cristo hace presente el reinado de Dios, un reino eterno que se opone a todo tipo de dominio y violencia, un reino de amor y de salvación definitiva, un reino de verdad y de luz. Entonces nuestro "hacer" será elevado a una plenitud sin límites. Jesús ha hablado de su segunda venida, y "sus palabras no pasarán".
Un buen domingo para todos y a ejercer nuestra responsabilidad como ciudadanos cristianos.
Héctor Vargas, obispo de Temuco