Andrea Arias Vega
El Instituto de Derechos Humanos (Indh) ha desarrollado una serie de actividades durante todo el año en conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, instalando la falta de una cultura de respeto por los derechos humanos en el país.
Así lo explicó en entrevista con El Austral el jefe de la sede regional del Indh, el abogado Federico Aguirre Madrid, quien postuló que a 50 años "el Estado aún está en deuda" con los familiares de los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos, siendo a su juicio dicho anhelo clave para la no repetición de los hechos.
-¿Qué actividades han realizado?
-Hemos tenido actividades todo el año, desde un homenaje a las defensoras de los derechos humanos el 8 de marzo, hasta esta semana que inauguramos una exhibición en la plaza Aníbal Pinto de Temuco, en donde se relata en cubos los inicios del golpe, la movilización social y la recuperación de la democracia, además de la situación de los niños adoptados de manera irregular.
-¿Cuál es el contexto de la adopción irregular en la Región?
-El secuestro y venta de niños y niñas fue una situación muy brutal en el país y, particularmente, en La Araucanía, cuyo crimen trasciende la dictadura. Hubo un abuso de la institucionalidad jurídica de la época contra mujeres campesinas mapuches que está muy invisibilizado. Hasta el día de hoy hay hijos e hijas que buscan a sus padres y madres que buscan a sus hijos.
-¿A 50 años cuál es el resultado de la investigación de secuestros y adopciones irregulares?
-Hay un ministro en visita que está investigando los casos, pero no se ha logrado el procesamiento, pese a existir juezas claramente identificadas. La brecha de justicia e impunidad de estos crímenes es muy grande.
-¿Desde el punto de vista de los DD.HH. cuál es el significado de conmemorar los 50 años del Golpe de Estado?
-No se trata de un ejercicio de recuerdo o histórico, es un llamado a la reflexión para ser capaces como sociedad de entender que los derechos humanos son un límite que no se puede franquear y en torno al cual tenemos el deber de encontrarnos. Nada justifica que los derechos humanos sean violados de manera sistemática. Por eso, el hito del 11 de septiembre debe evocar la memoria y la convicción de que no es posible resolver las crisis sociales y políticas cometiendo crímenes contra la humanidad. No se trata de tener una verdad histórica respecto de ese pasado, pero sí tenemos el deber de construir una cultura de respeto de los derechos humanos.
-¿Hay una deuda con la cultura de respeto a los derechos humanos?
-Claramente existe esa deuda a 50 años de estos traumáticos hechos, siendo del Estado la obligación de promover los derechos humanos a través de sus instituciones. Hay que entender que las violaciones de los derechos humanos son posibles en la medida que exista una parte de la población que las tolere.
-Según las encuestas hoy hay 44% de la población que justifica un Golpe de Estado dependiendo de las circunstancias. ¿Qué nos indica aquello?
-Si no somos capaces de construir una conciencia social que evite que se resuelvan los conflictos sociales y políticos por la vía de la vulneración de derechos humanos estamos expuestos como sociedad a repetirlos. Esa es la importancia de evocar, para que el nunca más no sea una frase hueca. A la fecha no existe un consenso respecto de que no es tolerable la resolución de los problemas sociales y políticos apelando a la violación de los derechos humanos. Es un tipo de violación que independiente de la valoración que tengamos del pasado los tribunales superiores han calificado de crímenes contra la humanidad.
-Los familiares de las víctimas siguen clamando justicia. ¿Cómo ha sido y cuál es la cifra que se maneja en la Región?
-La justicia ha sido lenta, tardía y a ratos mezquina dejando abierta la puerta a la impunidad biológica. Todos estos adjetivos hablan de la deuda que tenemos como sociedad respecto de las miles de víctimas que esperan por una justicia que se desvanece transformándose en algo simbólico.
-¿El Golpe de Estado politizó los derechos humanos?
-Lo que pasa es que el fenómeno de los derechos humanos en Chile nace con motivo de la interrupción democrática del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Mientras que en el mundo surge como consecuencia de la derrota del nazismo alemán y el fascismo italiano, en el marco de la segunda guerra mundial. Desde ese espacio político se construye el derecho internacional de los derechos humanos. Por eso, las víctimas en Chile se enmarcan en una política de exterminio respecto de un sector político.
"El fenómeno de los derechos humanos en Chile nace con motivo de la interrupción democrática del Golpe de Estado. Mientras que en el mundo surge como consecuencia de la derrota del nazismo y el fascismo". "No se trata de un ejercicio de recuerdo o histórico, es un llamado a la reflexión para ser capaces como sociedad de entender que los derechos humanos son un límite que no se puede franquear y en torno al cual tenemos el deber de encontrarnos".