"Esa lección tan fuerte y tan clara parece que no la hemos aprendido con la suficiente profundidad y fuerza". Fue una de las frases emitidas por el exmandatario de nuestro país, para referirse a la fecha que está siendo trending topic en la agenda del oficialismo, en la víspera de un nuevo 11 de septiembre y que mantiene de cabezas y a cabezazos a nuestras más altas autoridades.

Obviamente que podemos advertir la triste realidad que ocasiona, el que se le dé bastante auge a esta situación, y que claramente se descuiden otros aspectos importantes y, por cierto, mucho más relevantes que nos preocupan a la gran mayoría de los chilenos. Justamente, me gustaría que reconocieran de una vez por todas que son ellos los que no han aprendido la lección. La gran mayoría de nuestros connacionales sí lo han hecho, y nadie quiere que un tiempo como este vuelva a enlodar nuestra hermosa historia republicana.

Digan los nombres de una vez por todas y expongan a los que se han empeñado en escarbar, entresacando las cosas más viles de este tiempo y quienes del mismo modo de manera injusta se han beneficiado. Ellos son los que quieren seguir fraccionando a nuestro país. Basta de frases cobardes y mal intencionadas que nos siguen dividiendo y alejando del sueño de vivir en armonía. Que aprendamos a vivir y a convivir, "civiles y militares", como fue el deseo de uno de los presidentes que hemos tenido.

Pensando en esta situación, recordé, el momento en el que Jesús, después de haber confrontado a los líderes de su tiempo, llora sobre su ciudad amada y dice: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor". (Lucas 13:34-35).

Claramente podemos notar que esta palabra establece el gran dolor del Señor Jesucristo, por su pueblo amado, ya que ellos no habían conocido el tiempo de su visitación, y eso decantó en que rechazaron al mismo maestro enviado para su propia salvación.

Finalmente, puedo decir con absoluta certeza que la única forma, el único camino para que nuestro país se una, es considerando a Cristo como el centro de nuestra propia identidad como nación. La Biblia dice: "Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová" (Salmo 33:12). Cada uno de nosotros tenemos la oportunidad de hacer de Cristo, más que un discurso, un estilo de vida, pues sólo así viviremos en paz.

Pastor presbítero Pablo Pinto Salamanca,

Consejo Regional de Pastores Evangélicos

de La Araucanía

Distintos estudios han caracterizado y analizado la salud sexual, evidenciando una visión mucho más amplia de los chilenos sobre el tema. Pero ¿Somos realmente conscientes de las consecuencias que tiene el no preocuparse de ella?

Según la corporación Miles, en marzo de 2020 hubo una disminución en las consultas tanto de salud sexual como reproductiva en el país, cayendo un 51% respecto al mismo periodo 2019, registrándose además un aumento en los contagios de infecciones de transmisión sexual.

Las consecuencias de no llevar una vida sexual saludable de forma integral y responsable son diversas para hombres y mujeres. La académica de la Carrera de Enfermería UDLA, de Viña del Mar, Natalia Fontecha, dice que enfermedades como el cáncer cervicouterino asociado al Virus Papiloma Humano, infecciones que se encuentran en vigilancia epidemiológica en Chile, como sífilis, gonorrea, clamidia y VIH, que durante estos últimos años han tenido un incremento, afectando principalmente a la población joven masculina.

Pero no solo estamos hablando de afecciones como consecuencia de no hacerse cargo del tema, sino que también debido a la alta carga emocional pospandemia y otros factores.

Es clave acudir a un especialista y promover la comunicación con la pareja, redes de apoyo, pues hay enfermedades que tienen componentes psicológicos, sociales y se abordan de forma integral.

Es imprescindible el fortalecimiento de la autonomía física de las personas, ejerciendo sus derechos y facilitando el acceso a los sistema de salud. La población debe hacerse responsable de este tema, al igual como lo hacen con su salud general.